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Vol. 133 - Número 2 - Noviembre 2011 (en Castellano) |
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Las raíces de la Teosofía moderna
PABLO D. SENDER
El Dr. Pablo D. Sender es un miembro joven de Argentina, que escribe y da conferencias sobre Teosofía.
La palabra “teosofía” tiene una larga historia. Se ha usado en diferentes tradiciones y contextos, y por lo tanto adquirió una multiplicidad de significados. El término deriva del griego theosophia, que está compuesto de dos palabras: theos (‘Dios’, ‘dioses’ o ‘divino’) y sophia (‘sabiduría’). Según el contexto y la tradición en la que se usó este término, theosophia se puede traducir como la ‘sabiduría de Dios (o de los dioses)’, ‘sabiduría de las cosas divinas’, o ‘sabiduría divina’. La persona en contacto con esta theosophia (llamada de diferentes modos, theosophos (en griego), teosofista, o teósofo) adquiere un conocimiento que no es producto de su facultad racional. La fuente de este conocimiento divino se ha considerado como Dios, un ser divino, o un estado de iluminación interna logrado por la purificación y esfuerzos espirituales. En su significado más profundo, el concepto de theosophia implica que en los seres humanos existe una facultad superior a la razón, un “principio interior” o intuición espiritual por medio del cual podemos llegar a la Sabiduría Divina. En palabras de HPB:
A todos los libros (sagrados) ella (la Teosofía) los considera, debido al elemento humano contenido en ellos, como inferior al Libro de la Naturaleza, que si se lee y se comprende correctamente, los poderes innatos del alma se desarrollan en sumo grado. Las leyes ideales se pueden percibir por medio de la facultad intuitiva solamente, están más allá del dominio del argumento y la dialéctica, y nadie puede comprenderlas o apreciarlas correctamente por medio de la explicación de otra mente, aunque incluso esta mente clame una revelación directa.[1]
Historia y desarrollo del término La palabra “teosofía” se ha usado en relación con un número de escuelas religiosas y filosóficas. Aunque las tradiciones neoplatónica, cristiana, y teosófica moderna han usado este término de forma más destacada, también podemos encontrar referencias de una teosofía Hermética, una teosofía Judía (que se halla en la Kabbalah), una teosofía Musulmana (principalmente entre los Sufis), una teosofía Persa, etc. En este artículo nos limitaremos a examinar brevemente el uso de este término entre los neoplatónicos, los cristianos y miembros de la Sociedad Teosófica. a) Los theosophos neoplatónicos. El origen del término theosophia es desconocido, pero es posible que lo hayan creado los neoplatónicos (escuela filosófica fundada por Ammonius Saccas, que nació alrededor de 175 d. C.). Basada en los escritos del famoso platónico Prof. Alexander Wilder, la Sra. Blavatsky sugiere que el término fue de uso común para todos los neoplatónicos.[2] Sin embargo, investigaciones realizadas a fines de 1980 por los eruditos James Santucci[3] y el Dr. Jean-Louis Siémons[4] mostraron que es únicamente con Porfirio (d. C. 234-305) de la tercera generación de neoplatónicos, que encontramos el término escrito por primera vez. Según Porfirio, la sabiduría divina es un estado de iluminación que se puede lograr por esfuerzo propio. El theosophos trata “de elevarse por él mismo, del solo hacia el solo, a una comunión con lo divino”. Con Jámblico (a. D. 250-325), el significado místico puro dado al término por Porfirio adquiere un significado más oculto o mágico. Él propuso que la theosophia se puede alcanzar por la theurgy, una serie de rituales religiosos y de operaciones mágicas tendientes a elevar la consciencia. Proclus (a. D. 412-485) usa el término de otro modo para denominar doctrinas espirituales específicas, haciendo referencia a una “teosofía helénica” local, pero también a una teosofía extranjera o bárbara (es decir, no griega), refiriéndose a doctrinas Caldeas[5]. b) El theosopher[*] Cristiano Muchos de los primeros cristianos, incluyendo un número de Padres de la Iglesia, eran estudiantes de maestros neoplatónicos. También adoptaron el término theosophia, pero la usaron en un sentido más cristiano para significar “la Sabiduría de Dios”. Clemente de Alejandría (d. C. 150-215) habla sobre un theosophos como de alguien que escribe “conducido por inspiración divina”, y de este modo este término llegó a ser usado para referirse a los profetas de la antigüedad. Una diferencia importante entre los conceptos neoplatónico y cristiano de theosophia, es que en el primero nadie nace theosophos, se convierte en tal por un largo esfuerzo, por dedicarse a la filosofía, a la auto-purificación y a la contemplación de lo divino[6]. En la idea cristiana la sabiduría divina es conferida por Dios, a su elección, al profeta, en forma de revelación. Después que los neoplatónicos desaparecieron en el siglo seis, el término theosophia continuó usándose en el Cristianismo durante la Edad Media, pero frecuentemente con un sentido inferior, como sinónimo de theologia[7]. En el siglo nueve, después del redescubrimiento de los trabajos de Pseudo-Dionisio (un neoplatónico cristiano que vivió alrededor de a. C. 500) el término recuperó un significado elevado entre los grandes místicos tales como Meister Eckhart, J. Tauber, John de Ruysbroeck, y otros. Fue por sus escritos que los místicos europeos del siglo diecinueve, tales como Boehme, Saint-Martin, Swedenborg, y otros, heredaron el término theosophy y lo adoptaron como propio. Con estos “theosophers” (como se los conoció) el término se hizo popular, apareciendo en el título de numerosos libros durante el 1700[8]. Luego continuaron las publicaciones sobre teosofía cristiana hasta la mitad del siglo diecinueve. c) El teósofo moderno A comienzos del último cuarto del siglo diecinueve, una comisión formada por la Sra. Blavatsky, H. S. Olcott, W. Q. Judge, y otros, fundaron lo que ellos llamaron la Sociedad Teosófica. Según el Cnel. Olcott, la elección del nombre de la Sociedad recientemente formada fue tema de debate en el grupo, y se sugirieron varias opciones, tales como la egiptológica, la hermética, la rosacruz, etc. Sin embargo, ninguna de ellas pareció ser la correcta. “Finalmente”, recuerda, “al dar vuelta las hojas del Diccionario, uno de nosotros encontró la palabra ‘Teosofía’, con la cual, después de debatirlo, unánimemente acordamos que esa era la mejor de todas”. Olcott explicó que este nombre era apropiado porque expresaba “la verdad esotérica que deseábamos alcanzar” y que cubría el terreno de “métodos de investigación científica oculta”[9].’ No parece posible que el nombre para la Sociedad fuera elegido meramente por una búsqueda en un diccionario, ya que la Sra. Blavatsky ya había conectado su conocimiento con el término theosophy unos pocos meses antes, en una carta a Hiram Corson:[10]
Mi creencia se basa en algo más antiguo que los golpes de Rochester (que comenzaron el movimiento Espiritista en 1848), y surge de la misma fuente de información que usaron Raymond Lully, Picus Della Mirándola, Cornelius Agrippa, Robert Fludd, Henry More, etc., y que todos ellos siempre han buscado un sistema que les revelara las “profundidades más profundas” de la naturaleza Divina, y les mostrara el vínculo real que une todas las cosas. Hace muchos años encontré finalmente satisfechas las ansias de mi mente, por esta teosofía enseñada por los Ángeles y comunicada por ellos, que debería conocer el protoplasma para el bien del destino humano.
Como se mostró en un artículo previo (“¿Qué es Teosofía?”, The Theosophist, Diciembre 2007), la Sra. Blavatsky usaba el término Teosofía con los siguientes significados: a) Como un estado de iluminación donde el teósofo está en contacto con la Sabiduría Divina. Este, como hemos visto, es el significado usado por Porfirio. b) Como una Sabiduría Antigua similar a la filosofía perenne del Renacimiento. Esta idea ha estado presente bajo diferentes nombres en un número de filósofos desde el comienzo del registro histórico. Marcelo Ficino y Pico Della Mirándola, cuyos escritos influyeron a los teosofistas cristianos, llamaron a esta Antigua Sabiduría prisca teología. Diferentes teosofías comparten elementos esenciales de esta filosofía perenne, el término se aplica aquí como un nombre para diferentes doctrinas, muy similar a lo que Proclo hizo. Respecto a la palabra “Teósofo”, aunque ahora se usa comúnmente para referirse a un miembro de la Sociedad Teosófica, desde el comienzo de la organización, sus líderes establecieron una diferencia entre un teósofo real y un miembro de la ST. Mientras que un teósofo está en contacto con la Sabiduría Divina, los miembros de la Sociedad son estudiantes de las enseñanzas de los teósofos, que aspiran a desarrollar sus “sentidos internos” para finalmente convertirse en un verdadero Teósofo.
Sobre las Teosofías moderna y cristiana Las teosofías moderna y cristiana difieren en su lenguaje, estilo, y los libros de referencia que ellas usan. La Teosofía moderna es externamente cualquier estructura religiosa. No enseña la existencia de un Dios personal y no acepta la idea de la salvación vicaria. Blavatsky nunca afirmó que la Sociedad Teosófica fuera una continuación directa de la corriente cristiana. Como vimos en una cita anterior, la primera vez que HPB se asocia a la palabra Theosophy ella no menciona a los teosofistas cristianos sino que hace referencia a los Alquimistas, Kabalistas, y Platónicos[11]. Es con ellos que ella afirma compartir la misma “fuente de conocimiento”. Esto no significa sin embargo que ella identificara la Teosofía moderna con el esoterismo europeo medieval:
Pero la Teosofía real, es decir la Teosofía que nos llega de Oriente, es seguramente Panteísmo y de ningún modo Teísmo. Teosofía es una palabra con el significado más amplio posible que difiere grandemente en la literatura oriental y occidental. Más aún, la Sociedad Teosófica, al ser de origen oriental, va más allá de los estrechos límites de la Teosofía medieval del occidente…[12]
Algunos eruditos sienten que H. P. Blavatsky y sus colaboradores se apropiaron indebidamente del término cuando lo usaron para una opinión del mundo que no estaba basado en las religiones judeo-cristianas. Este sentimiento no se puede justificar a menos que rehusemos reconocer su primer uso dentro de una filosofía no cristiana por los neoplatónicos. Ciertamente, HPB afirmó que la Sociedad era una sucesora de lo que el Prof. Wilder llamó la “Escuela Ecléctica Teosófica” del neoplatonismo:
El principal propósito de los Fundadores de la Escuela Teosófica Ecléctica fue uno de los tres objetivos de su sucesora moderna la Sociedad Teosófica, particularmente, reconciliar todas las religiones, sectas y naciones bajo un sistema común de ética, basado en verdades eternas.[13]
El más importante de (los objetivos de la Sociedad) es revivir el trabajo del (neoplatónico) Ammonio Saccas, y hacerles recordar a varias naciones que ellos son hijos de “una madre”.[14]
Ya que podemos argumentar que la Teosofía moderna está más cerca del sistema neoplatónico que la teosofía cristiana, la Sra. Blavatsky parece justificada al haber usado el término para sus enseñanzas. Habiéndolo explicado, debemos recordar que HPB no estaba tan preocupada con el aspecto “académico” de la palabra, que se había usado con una multiplicidad de significados. Al igual que el término “gnosis” se puede usar de modo universal, sin referencia alguna a una escuela de filosofía o religión particular, ella empleó el término “Teosofía” basada más en su significado que en las tradiciones que la habían usado con anterioridad:
La Sociedad Teosófica, entonces, no obtiene su nombre de la palabra griega Theosophia, compuesta de dos palabras “Dios” y “sabiduría” tomadas textualmente, sino más bien en el sentido espiritual del término. Es una Sociedad para indagar en la Sabiduría Divina, sabiduría oculta o espiritual…[15]
Elementos comunes en las diferentes Teosofías Una de las características que nos llama la atención cuando leemos las enseñanzas de quienes están “poseídos por la sabiduría divina” es que no existe una unidad doctrinaria entre ellos. Jacob Brucker (d. C. 1696-1770), uno de los primeros historiadores de la filosofía occidental, escribió sobre la teosofía cristiana: “Existen tantos sistemas teosóficos como cantidad de teosofistas”.[16] Esta afirmación es aplicable a otras teosofías también. Existe una marcada diferencia entre los enfoques de Plotino y Jámblico, mientras que algunas personas llaman “Neo-Teosofía” a las enseñanzas de Annie Besant y C. W. Leadbeater porque difieren en algún aspecto de las de H. P. Blavatsky. Si esto ocurre dentro de tradiciones particulares, ¿qué ocurre cuando comparamos diferentes teosofías, con diferentes lenguajes y dentro de su contexto religioso o filosófico? ¿Comparten algún elemento común? Jacob Brucker identificó algunas doctrinas presentes en todas las enseñanzas teosóficas cristianas. Estos principios, cuando se expresan en un lenguaje más religioso y neutral, también se encuentran en la Teosofía neoplatónica y moderna. Incluyen la idea de que todo emana de una fuente común y debe regresar a ella, que uno puede obtener una revelación inmediata del alma por medios o facultades divinos, y no por razones filosóficas, que el espíritu universal reside en todas las cosas y podemos encontrar “firmas” de lo divino en todas partes, que las fuerzas de la naturaleza pueden ser manipuladas por medios mágicos y que los seres humanos son triples, que están compuestos por la chispa divina, un espíritu o alma intermediaria, y un cuerpo físico. Pero tal vez lo que theosophoi, teosofistas y teósofos tienen en común, no se pueda encontrar tanto en el nivel doctrinario, sino en el nivel de las actitudes mentales y nociones generales. Por ejemplo, el erudito moderno Antoine Faivre (nuevamente en relación con la teosofía cristiana, pero aplicable a los neoplatónicos y a los modernos) describe tres nociones comunes encontradas en la mayoría de los sistemas teosóficos: El interés en la relación entre el Hombre, Dios y el Universo, el uso de mitos para explicar la realidad y la posibilidad de acceso directo a mundo más elevados.[17] Trabajando en esta línea de pensamiento, podemos agregar algunas otras características comunes. i) Falta de uniformidad doctrinal. Este hecho tratado anteriormente no es meramente una cualidad negativa sino una característica común importante de los maestros teósofos. Dado el hecho de que su conocimiento no es el resultado de leer y razonar, sino de una sabiduría supra-conceptual, quienes están en contacto con ella, tienen que encontrar sus propias palabras en un intento de describir sus percepciones espirituales originales. Dado que las realidades espirituales no se pueden expresar apropiadamente por medio de palabras creadas para describir el mundo material, sus enseñanzas serán diferentes, e incluso parecen opuestas en muchos puntos, sin que esto necesariamente sea realmente así. Esta también es la razón por la que muchos de ellos eligen el lenguaje fluido de símbolos y alegorías para trasmitir su sabiduría. ii) Sabiendo por experiencia personal sobre las limitaciones del lenguaje para describir realidades espirituales, no toman las palabras literalmente, y con frecuencia recomiendan una comprensión esotérica de las escrituras y mitos sagrados. iii) Los autores teosóficos tienden a ser eclécticos, y se inclinan a ser parte de diferentes elementos (incluso de otras tradiciones) dentro de un todo general armónico. La Teosofía es esencialmente holística, frecuentemente tiende a ofrecer “una síntesis de la Religión, la Filosofía y la Ciencia”, como se describe en el subtítulo de La Doctrina Secreta de Blavatsky. iv) Quienes están en contacto con la theosophia, buscan la unión con lo divino, volviéndose a la vez espectadores de los “misterios de la creación”. Estas nuevas percepciones e imágenes no son creadas por la actividad del intelecto, sino por las revelaciones divinas. Por lo tanto, las enseñanzas teosóficas no son sólo místicas, sino también metafísicas, incluyendo una cosmología, una teogonía, y una antropogénesis.[18] Debido al rico aspecto intelectual de las enseñanzas teosóficas, existe el peligro de olvidar el verdadero propósito de su metafísica. No intenta satisfacer la curiosidad intelectual del estudiante. En la concepción teosófica, los seres humanos (microcosmos) son una expresión y reflejo del universo (macrocosmos), conteniendo en ellos todo elemento presente en el cosmos. Conociendo el universo, podemos conocer nuestra verdadera naturaleza y potencialidad, como así también nuestra relación con el todo. Este conocimiento se vuelve por lo tanto un elemento importante de la práctica espiritual teosófica. v) Todas las teosofías estimulan un sendero interno, que ha de ser hollado individualmente. La “batalla” entre lo espiritual y lo material sucede internamente, y produce la transmutación del alma y un despertar espiritual. El hombre no encuentra a Dios o lo Divino en un templo, sino en su corazón. Sin embargo, aunque esta experiencia íntima no depende de ninguna estructura externa, muchos de los “sabios en cosas divinas” crearon sociedades espirituales, órdenes o comunidades para fomentar y ayudar a las personas en este cambio individual. Estas organizaciones no eran ni laicas ni clericales. Estaban compuestas de personas que mantenían su lugar externo en la sociedad, pero que internamente estaban dedicadas a la práctica espiritual. Existieron en los límites entre las religiones institucionales y la población laica.[19] vi) La dirección de este sendero interno es desde la consciencia corporal hacia una consciencia iluminada y espiritual. En otras palabras, el ego psicológico y sus deseos deben ser trascendidos. Aquí yace una diferencia importante con la Nueva Era. Aunque este movimiento comparte muchos elementos doctrinarios con la teosofía, su enfoque es típicamente opuesto, enfocándose en el ego personal, y considerando las leyes universales como un medio para producir satisfacción personal, tomándose erróneamente como un “estado espiritual”.
Referencias y notas [*] ´Theosopher´ se traduce en el artículo como ´teosofista´ para diferenciarlo del teósofo moderno. N. del T. [1] Blavatsky, H. P., “¿Qué son los teósofos?”, Collected Writings (CW)(Recopilación de Escritos), VOL.ii, tph, Wheaton, Il., 1967, p.103. [2] Blavatsky, H. P., “El Significado del Nombre”, Sección I, La Clave de la Teosofía (KT), tph, Londres, 1968, p. 1-2. [3] Santucci, James A., “Sobre Theosophia y términos relacionados”, Theosophical History, vol. II, Nº3, julio 1987, Londres, p. 107-110. [4] Diémons, Jean-Louis, La Theosophia en la Literatura Neo-Platónica y Cristiana, Theosophical History Centre, London, 1988, 32 pag. [5] Porfirio también escribió de los sabios extranjeros (Egipcios e Indos) como que eran theosophoi (De Abstinentia, IV.9 y 17), mientras que Jámblico aplicó el término a los yoguis indios o sadhu-s (De Mysteriis,7.1) [6] Siémons, Jean-Louis, obra citada, p. 24. [7] Entre los griegos theosophia se consideraba generalmente como más elevada que theologia, ya que la fuente de la primera es una percepción directa o experiencia de lo divino, mientras que theologia se basa en razonar sobre lo divino. [8] Faivre, Antoine, “La Corriente Teosófica”, Teosofía, Imaginación, Tradición, Imprenta de la State University of New York, Albany, 2000, p. 19. [9] Olcott, H. S., Old Diary Leaves (Historia de la Sociedad Teosófica), vol. I, TPH, Adyar, Madras, 1974, p. 132. [10] Algeo, John, (ed.), The Letters of H. P. Blavatsky, (Las Cartas de HPB) Carta 21, Vol. I, Quest Books, TPH, Wheaton, Il., 2003, p. 86 [11] Los místicos mencionados por HPB en esta cita vivieron desde el 1200 hasta finales de 1600. Aunque no eran teosofistas, se considera un número de ellos como las primeras influencias en la formación de la Teosofía Cristiana. [12] Blavatsky, H. P., “El Derecho del Teósofo a su Dios”, CW, vol. XI, TPH, Wheaton, Il. 1973, p. 414 nota pie de página. [13] Blavatsky, H. P., “El significado del nombre”, Sección 1, KT, TPH, Londres, 1968, p. 2-3. [14] Blavatsky, H. P., “¿Qué son los Teósofos?” CW, vol. II, TPH, Wheaton, Il., 1967, p.100. [15] Blavatsky, H. P., “¿Qué es la Teosofía?” CW, vol. II, TPH, Wheaton, Ill., 1967, p. 505. [16] Citado en Faivre, obra citada, p. 18. [17] Faivre, op.cit.p.xvi. [18] Esta es una diferencia importante con los místicos de tipo Católico, quienes generalmente no están interesados en los procesos del universo sino simplemente tienden a ir más allá de toda imagen para alcanzar un estado de unión con Dios. [19] Versluis, Arthur, “Teosofía”, Pt. 1, cap. 4, TheoSophia, Lindisfarne Press, Hudson, NY, 1994, p. 63-64
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