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El Teósofo - Órgano Oficial de la Presidenta Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 130 - Número 5 - Febrero 2009 (en Castellano)

 
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Estudios sobre La Voz del Silencio – parte 15

  

JOHN ALGEO

 El Dr. John Algeo es Profesor Emérito de la Universidad de Georgia, EEUU, y posee muchas distinciones académicas a su favor.

  

Las llaves de los siete portales han sido enumeradas en el último grupo de versos; el próximo grupo (versos 215-222) es una introducción a una descripción más detallada de los siete portales. La introducción continúa a través del verso 229, al cual le sigue el inicio de un tratamiento detallado en el verso 230.

 

VERSOS [215-222]:

 

[215] Antes de que puedas acercarte al último [Portal], oh tejedor de tu libertad, tienes que hacerte dueño de estas pâramitas de perfección, las virtudes trascendentales, en número de seis y diez, a lo largo del penoso Sendero.

 

[216] Porque, oh, discípulo, antes que te halles en disposición de encontrarte con tu Preceptor cara a cara, con tu Maestro luz a luz, ¿qué se te ha dicho?

 

[217] Antes de que puedas tu acercarte a la primera puerta, tienes que aprender a separar tu cuerpo de tu mente, a disipar la sombra, y a vivir en lo eterno. Para ello has de vivir y alentar en todo, como en ti alienta cuanto ves; has de sentirte residiendo en todas las cosas, y a todas las cosas en el Yo.

 

[218] No permitirás que tus sentidos hagan de tu mente un sitio de recreo.

 

[219] No separarás tu ser del Ser y de los otros seres; sino que fundirás el Océano en la gota, y la gota en el Océano.

 

[220] Así estarás en perfecta armonía con todo cuanto vive; amarás a los hombres, como si fuesen todos ellos tus compañeros y hermanos, discípulos de un mismo Maestro, hijos de una misma tierna madre.

 

[221] Los instructores son muchos, el ALMA-MAESTRO8 es uno,  Alaya, el Alma Universal. Vive en aquel MAESTRO, como SU rayo vive en ti. Vive en tus compañeros, como viven ellos en ÉL.

 

[222] Antes que puedas tu poner los pies en el umbral del Sendero; antes de cruzar la primera Puerta, tienes que fundir a los dos en el Uno y sacrificar lo personal al YO impersonal, destruyendo así el ‘sendero’ que hay entre los dos: antahkarana. 9

 

COMENTARIO. El verso 215 se dirige al aspirante como “tejedor de tu libertad”, una metáfora con muchas alusiones. Primero libertad, liberación, iluminación (una de las varias maneras en que se le llama a la meta de la vida humana) se representa a menudo como una ‘vestimenta’, o mejor dicho una elección entre tres ‘vestimentas’ o ‘vestiduras’: dharmakāya, sambhogakāya y nirmānakāya. La metáfora de las tres vestiduras se introdujo en los versos del segundo fragmento y se trata con más detalle hacia el final de este tercer fragmento. Pero la indicación importante es que la vestidura no es algo que confecciona otro trabajador y se nos da para que nos la pongamos. Más bien somos nosotros los que tejemos nuestra propia ‘vestidura’. O como la tercera de las tres Verdades del Loto Blanco dice: cada uno es su propio y absoluto legislador, dispensador de gloria o tristeza para sí mismo, el que decreta su propia vida, su recompensa, o su castigo. Ya sea que nos pongamos la gloriosa vestidura blanca del Libro de las Revelaciones (6:11,7:13) o la túnica envenenada de Nessus, que fue la perdición de Hércules, nosotros mismos hemos tejido esa vestimenta.

   Como se mencionó antes, el número de las pāramitā-s o virtudes transcendentales es variable. El número más común es seis (para todos) y diez (para monjes).

  En el verso 216, la expresión “Encuéntrate con tu Preceptor cara a cara, con tu Maestro luz a luz” es interesante. Encontrarse a alguien “cara a cara” es una manera convencional de referirse a un encuentro personal directo e  inmediato. Pero encontrarse a alguien “luz a luz” no corresponde a una forma convencional de hablar, por lo tanto podemos preguntarnos a qué se refiere. La ‘luz’ a menudo se la asocia con el plano búdico, somos ‘iluminados’ cuando somos capaces de funcionar concientemente en ese plano. Encontrar a nuestro “Maestro luz a luz” sería entonces en la luz intuitiva de buddhi. Y las mayúsculas en la palabra ‘Maestro’ sugieren que no estamos hablando de un ser humano, por más avanzado que esté en la evolución espiritual, es decir, no de uno de los Mahatmas, sino más bien sobre nuestro propio Ser Superior. De hecho, los términos ‘maestro’ e  ‘instructor’ (ambos sinónimos) en La Voz a menudo y quizás generalmente se refieren más al Yo Interno o Superior que a algún individuo externo. Esto, por supuesto, está de acuerdo con el concepto de que nosotros urdimos nuestra propia libertad. No podemos esperar que los demás hagan por nosotros lo que sólo nosotros podemos hacer por nosotros mismos. Este es un mensaje central en la Voz (así como en Krishnamurti, cuyas enseñanzas pueden verse como una reafirmación de ciertas ideas de la tradición Teosófica).

   El verso 217 es uno de los más importantes de todo el libro porque declara una verdad esencial. ‘Separar’ el cuerpo de la mente es una metáfora para obtener una clara distinción entre estos dos aspectos de nuestra naturaleza y reconocer que nuestro ser real no es nuestro cuerpo o la personalidad asociada con él, sino que es la individualidad, cuyo vehículo es la mente superior. La ‘sombra’ es otra metáfora para la personalidad, que es sólo una sombra proyectada por la luz del Yo Superior. Esta metáfora también repite la parábola de la Caverna de Platón, que dice que la mayoría de las personas viven en una cueva y que nunca han visto la luz del sol sino sólo sombras proyectadas sobre las paredes de la cueva. “Disipar la sombra” es transferir nuestra auto-identificación desde la sombra de la personalidad al sol de la individualidad. Realizar esta transferencia es “vivir en lo eterno”, es decir, en el aspecto de nosotros mismos que subsiste y perdura, más que en la personalidad que pertenece al tiempo y por lo tanto es efímera. Es decir, la primera oración del verso nos presenta la admonición del oráculo de Delfos de conocernos a nosotros mismos, de darnos cuenta de quiénes y qué somos realmente. Esa es la esencia de toda la búsqueda o peregrinaje en el cual estamos comprometidos. Es la meta del Sendero.

   La segunda oración nos dice qué debemos hacer para lograr esa transferencia o auto-descubrimiento. Irónicamente, no lo logramos concentrándonos en nosotros mismos. Por el contrario, descubrimos nuestro yo esencial por la realización de nuestra unidad con toda vida. Debemos “vivir y alentar en todo”, así como todo también alienta en nosotros. Debemos sentirnos “residiendo en todas las cosas, y a todas las cosas en el Yo”. Este es el mismo mensaje que aquel pronunciado en la tercera convención anual de la Sociedad Teosófica en Norteamérica por H. P. Blavatsky, al citar a un Maestro de Sabiduría (Collected Writings, XI.169): “Siéntanse como los vehículos de la humanidad toda, al género humano como parte de vosotros mismos, y actúen en consecuencia.”

   El lenguaje de la primera oración del verso 217 sugiere imágenes fúnebres: separar el cuerpo de la mente, disipar la sombra de la personalidad, vivir en lo Eterno. La muerte física ha sido desde hace mucho tiempo una metáfora para el nacimiento espiritual. En el antiguo Egipto, los escritos de las pirámides, que llamamos “El Libro Egipcio de los Muertos” aparentemente describen la existencia post-mortem, pero han sido por mucho tiempo considerados como un manual de iniciación a un elevado estado de conciencia.

   De hecho, las etapas después de la muerte son paralelas a los grados de progreso en el Sendero. La muerte del cuerpo físico y de su personalidad asociada al final de una encarnación sigue el mismo patrón de la transferencia de la auto-identificación desde la personalidad a la individualidad, que es una fase de la iluminación, y es por esta razón que la metáfora de la muerte es apropiada para la experiencia del nacimiento espiritual.

   Las etapas de la muerte corporal y las correspondientes a la transferencia de la propia auto-identificación desde la personalidad a la individualidad, como se presentan en el verso 217, son las siguientes:

 

  1. La muerte del cuerpo, cuando los tres principios inferiores asociados con él (cuerpo etérico o doble, energía vital, y deseos) se separan de los superiores (mente emocional, mente intelectual, y esencia monádica), acompañada por una revisión de la vida que acaba. Esto es ‘separar el cuerpo de la mente’.
  2. La división de los contenidos de la psiquis entre lo que es individual y perdurable, unido a la mente superior intelectual, y lo que es personal y transitorio, unido a la mente inferior empírica y emocional, que se abandona como un ‘cascarón’. Esto es ‘disipar la sombra’.
  3. El período de ‘gestación’, que es la integración en la mente intelectual de lo que es valioso preservar de la última encarnación. Esto es ‘vivir en lo eterno’.
  4. El ingreso de la conciencia en el estado del devachan, el período de recompensa y recuperación. Esto es como atravesar el nirvāna, la otra orilla, ‘vivir y alentar en todo... morando en todas las cosas’.

 

   Los versos 218-221 desarrollan algunas de las ideas ya consideradas: distinguir entre los sentidos físicos y la mente (verso 218) y el ‘morar en todas las cosas’ con la metáfora del océano y la gota (verso 219).

   Este último verso usa una variación interesante e importante de una antigua metáfora, que compara la libertad de las limitaciones de la separación (es decir, nirvāna) con una gota de agua fundiéndose en el océano del cual provino al final de cuentas. Todas las metáforas si se interpretan literalmente o se las lleva demasiado lejos terminan con sugerencias que no corresponden. Si consideramos la entrada individual en el nirvāna como una gota de agua que se funde en el océano, entonces la implicación es que el individuo cesa de existir como tal, así como la gota cesa de ser una gota diferenciada cuando cae en el océano.

   Esta sin embargo, no es la manera en que la teosofía habitualmente lo considera, y este verso de la Voz elude una insinuación así al usar una metáfora doble, cuya mitad es paradójica. La experiencia nirvānica de la unicidad de toda vida se dice que es tanto como una gota fundiéndose en el océano y como el océano fundiéndose en la gota. Desde el punto de vista de la relatividad, cuando una gota y el océano se juntan, podemos observar el proceso de cualquiera de las dos maneras. Generalmente decimos que la gota se ha fundido en el océano porque obviamente este es la masa mayor y pensamos que las cosas grandes absorben a las más pequeñas. Sin embargo, si observamos el hecho desde el punto de vista de la gota, podemos también decir que el océano se ha fundido en ella.

   Esta última es la manera en que la tradición teosófica lo considera. Cuando percibimos nuestra unidad con toda vida, no cesamos de existir como el perceptor, es decir, como una conciencia separada. Lo que percibimos es que nuestra conciencia separada es una expresión particular de la conciencia general que impregna el cosmos. La conciencia universal se ha fusionado en nosotros.

   El verso 221 aclara muy bien el punto referido previamente, en particular, que el Maestro no es una autoridad o instructor externo, sino el Yo Superior, que es una expresión conciente del Alma Universal. La glosa de HPB lo explicita:

 

Glosa 8. El Alma-Maestro es Ālaya, el alma universal o Ātman,  de la que cada hombre tiene en sí mismo un rayo, con la cual puede identificarse y en la cual puede sumirse.

 

   El significado literal de ālaya es ‘casa, morada’. La palabra consiste de un prefijo ā- que significa ‘próximo a’ y una forma de la raíz li que significa ‘establecerse, echar raíces’. La palabra nos es familiar como la que forma parte del nombre Himālaya, las montañas al norte de India, que significa literalmente ‘morada de la nieve’ (de hima, un término general para ‘frío, helado, nieve’ y ālaya). Ālaya es una palabra familiar con cálidas asociaciones, por lo tanto su uso para denominar al alma universal o Ātman implica que el Yo Uno es nuestro verdadero hogar, nuestra natural morada. El significado literal se reitera en la repetida expresión ‘vivir en ...’.

   El verso 222 continua tratando la transferencia de conciencia desde lo personal a lo individual. Aquí se dice que se funden así como lo individual se funde en la vida universal de Ālaya. El camino entre lo personal y lo individual se ‘destruye’ porque ya no están más separados.

   Ese camino, el antahkarana, es el nexo que conecta a la personalidad y a la individualidad. A veces se dice que es un vínculo entre la mente superior y la inferior, pero es sólo una forma de decirlo, como HPB aclara. Llamamos ‘superior’ a la mente cuando está activada por buddhi o intelecto y responde a él,  e ‘inferior’ cuando está activada por kāma o deseo y responde a él. HPB dice en su glosa que este camino o vínculo de conexión es la mente activada por el deseo.  Eso es lo que conecta nuestra individualidad permanente con la personalidad temporaria del cuerpo:

 

Glosa 9. Antahkarana es el manas inferior, el camino de comunicación o comunión entre la personalidad y el manas superior o Alma humana. Al morir se destruye como camino o medio de comunicación, y sobrevive en una forma como el kāmarupa, el cascarón. 

 

   Observen que en esta glosa se traza nuevamente una correspondencia entre el estado post-mortem y el proceso de iluminación.

 

MEDITACION:

 

Imaginen el proceso de una gota fundiéndose dentro del océano, así como el océano recibiendo a la gota. Luego cambien el enfoque de tal manera que es la gota la que recibe al océano entero en ella sin perder su sentido de identidad. Imagínense como esa gota que se ha convertido en la totalidad del océano y por lo tanto lo contiene.

 

   Los versos 223-229 concluyen el tema introductorio antes de una consideración más detallada de los siete portales y sus llaves, que los siguientes versos presentan.

 

VERSOS [223-229]:

 

[223] Debes hallarte preparado para responder al Dharma, la inflexible ley, cuya voz te preguntará al dar tu primer e inicial paso:

 

[224] “¿Has cumplido con todas las reglas, o tú de sublimes esperanzas?”

 

[225] “¿Has puesto a tono  tu corazón y mente a la gran mente y al corazón de toda la humanidad? Porque así como en la rugiente voz del  sagrado río resuenan a manera de eco  todos los sonidos de la Naturaleza,10 así también el corazón de aquel “que pretenda entrar en la corriente”, debe estremecerse en respuesta a cada suspiro y pensamiento de todo cuanto vive y alienta.” 

 

[226] Los discípulos se pueden comparar a las cuerdas de la vinā, eco del alma; la humanidad, a su caja de resonancia; la mano que la pulsa, a la melodiosa respiración de la gran ALMA del MUNDO. La cuerda que falla en responder al toque del Maestro, en dulce armonía con todas las demás, se rompe, y es desechada. Por lo tanto, las mentes colectivas de los lanoo-srāvaka-s, tienen que estar acordes con la mente del Upādhyāya, ser uno con la Super-Alma, o separarse de una vez.

 

[227] Así hacen los “Hermanos de la Sombra”, los destructores de sus almas, el espantoso clan  de los Dad-Dugpa.11

 

[228] ¿Has puesto en consonancia tu ser con el gran dolor de la humanidad, o candidato a la luz?

 

[229] ¿Lo has hecho? ... Entonces puedes entrar. Aunque, antes de poner el pie en el inhóspito Sendero de la tristeza, mejor deberías primero aprender los peligros dispuestos en tú camino. 

 

COMENTARIO. El verso 225 habla de la ‘fusión’ del verso 222, como una puesta a tono del corazón y mente individual con los de toda la humanidad. La glosa de HPB desarrolla más la musical metáfora.

 

Glosa 10. Los Budistas del Norte, y en realidad todos los chinos, hallan en el profundo rumor de algunos de los grandes y sagrados ríos, la nota clave de la Naturaleza. De ahí el símil. Es un hecho bien conocido en la ciencia física, así como en ocultismo, que el conjunto de los sonidos de la Naturaleza, tal como se oye en el rumor de los grandes ríos, el sonido producido por las copas de los árboles que se mecen en bosques extensos, o el de una ciudad a la distancia, es una definida nota única de un tono perfectamente apreciable. Esto lo demuestran los físicos y los músicos. Así, el Prof. Rice (Música china) muestra que los chinos reconocieron este hecho miles de años atrás al decir que “las aguas del Hoang-ho corriendo con fuerza, entonaban el kung”, llamado “la gran nota” en la música china; y muestra esta nota correspondiendo con Fa, “considerada por los físicos modernos como la actual tónica de la Naturaleza”. El Profesor B. Silliman  lo menciona, también, en su Principles of Physics (Principios de Física), diciendo que “esta nota se cree es la Fa del medio del piano; la que puede por consiguiente ser considerada la nota clave de la Naturaleza”.

 

 

 

   La idea de que existe una ‘nota’ particular de la Naturaleza  es parte del concepto de la ‘música de las esferas’. Esta última imagen viene de la antigüedad cuando se creía que cada uno de los siete planetas sagrados (la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno) se movían en círculos alrededor de la tierra, y al hacerlo, producían una nota musical característica. La combinación de todas estas notas era una armonía perfecta, la música de las esferas. Una extensión natural de este concepto es que la Tierra también tiene su nota particular. Este simbolismo es la base para cierta música sagrada y para la teoría del poder del sonido mántrico.

   La metáfora de la armonía musical se continúa en versos 226 y 227. La vinā es un instrumento de cuerdas típicamente indo con un resonador o caja de resonancia de calabaza, un largo diapasón de bambú, y cuatro cuerdas. Un lanoo es un discípulo, también llamado un “chela”, un śrāvaka es un ‘oyente’. La primera etapa en el entrenamiento espiritual es aprender los elementos de la tradición, antes de la generalizada disponibilidad de libros, esto se hacía escuchando los discursos de aquellos eruditos en la tradición.  Por esto los estudiantes principiantes eran llamados ‘oyentes’ (en la escuela Pitagórica un akoustikos con el mismo significado). En la Francmasonería un aprendiz que ingresa al Primer Grado debe escuchar y no hablar en las tenidas. El silencio es la norma para los aprendices. Un Upādhyāya, por otro lado, es un maestro o instructor, aquí la Super-Alma, cuyo discurso es la Voz del Silencio.

   En el verso 227, se establece un contraste entre los buenos discípulos que armonizan con la Super-Alma y los ‘Hermanos de la Sombra’, aquellos que buscan conocimiento y sus poderes para lo que ellos piensan que es su propio beneficio separado y egoísta. ‘Dad-Dugpa’ es un término tibetano para una escuela de lamas con la reputación (merecida o no) de comprometerse en tales desagradables prácticas. HPB glosa el término:

 

Glosa 11.  Los Bhöns o Dugpas, la secta de los “Bonetes Rojos”, son considerados como los más versados en brujería. Ellos habitan en la parte occidental y centro de Tibet y en Bhutan. Todos son Tāntrika-s. Es bastante ridículo encontrar orientalistas que han visitado los límites de Tibet, como Schlagintweit  y otros, que confunden los ritos y  repugnantes prácticas de estos con las creencias religiosas de los Lamas orientales, los “Bonetes Amarillos”, y sus Naljors o hombres santos. Lo siguiente [glosa 12, véase más abajo] es un ejemplo.

 

   Los Bhöns son seguidores de una tradición chamanística del Tibet pre-budista que se asimilaron al Budismo cuando este se introdujo en sus tierras. Son llamados ‘Bonetes Rojos’ por el color del sombrero tipo capucha que usan. Un Tantrika es un seguidor de una de las tradiciones de Tantra, una escuela hindú o budista de práctica mística, mágica y ritual. El Tantra incluye una gran variedad de prácticas que pueden ser informalmente clasificadas como magia ‘blanca’ o ‘negra’. La apreciación crítica de HPB de Tantra se dirige directamente hacia esta última, que incluye la violación deliberada y ritual de la moral y los principios éticos y de aceptar formas de conducta bastante parecidas a la tradición de la Misa Negra del resurgido Ocultismo Occidental. Un Naljor es una persona tibetana santa.

   ‘El Gran dolor de la Humanidad’ del verso 228 es el duhkka, o frustración y desarmonía, que la primera Noble Verdad de Buda dice que es la condición humana. Ésta es causada por la ignorancia, el deseo, y la ira. Aunque los discípulos deben estar libres de esas causas, si son ilustrados, contentos y pacíficos, necesitan entender la condición humana, de lo contrario, no pueden ayudar a la humanidad.

Por lo tanto, si no comparte ese dolor, el discípulo debe ponerse a tono con él. El ‘inhóspito Sendero de Tristeza’ del verso 229 es aquel que toman aquellos que eligen permanecer en el mundo como servidores de la humanidad en vez de escapar de él para su propia salvación individual. Ciertamente, ese Sendero es finalmente uno de alegría inexpresable.  Como dice HPB en ‘Existe un camino’, al final del sendero, “existe una recompensa más allá de toda palabra, el poder de bendecir y salvar a la humanidad”. Aunque el hollar ese Sendero implica la experiencia de un ‘lóbrego sufrimiento’, porque esa es la condición de la humanidad con la cual el discípulo debe ponerse a tono. Y esa experiencia consiste de “peligros dispuestos en tu camino” que el discípulo debe conocer.

   Luego del verso 229 sigue una línea de puntos, sugiriendo un corte en el texto en ese punto. Toda la obra se describe en su portada  como ‘fragmentos elegidos’, por lo tanto, posiblemente este es un punto de fragmentación.

 

MEDITACION:

 

   Piense en una serie de notas musicales que se combinan en un todo armonioso. Una definición del diccionario respecto a ‘armonía’ incluye conceptos como significativo, bueno, congruente, comprensivo, sereno, tranquilo, conectado, ordenado, unido. ¿De qué manera estos términos arrojan luz al significado de armonía? ¿De qué manera la armonía es una buena metáfora para el orden en el cosmos y en nuestras propias vidas?

   Piense en los sonidos de la Naturaleza. Escúchelos con su oído interno. Piense en aquellos sonidos como combinándose juntos en una gran y armoniosa sinfonía en la cual cada sonido tiene su lugar y combina con todos los demás para hacer un esquema integral y completo.

   Piense en su propia vida como un sonido, una nota o acorde y escúchela combinada con todos los otros sonidos de la Naturaleza, como parte de esa sinfonía total. ◊

 

 

 

El niño susurró, “Dios, háblame”

Y una alondra cantó.

El niño no escuchó.

 

De nuevo el niño rogó, “¡Dios, háblame!”

Y el trueno retumbó en el cielo

Pero el niño no oyó.

 

El niño miró alrededor y dijo,

“Dios, déjame verte” y un estrella brilló con intensidad

Pero el niño no lo notó.

 

Y el niño gritó,

“¡Dios muéstrame un nuevo milagro!”

Y una vida nació pero el niño no lo supo.

 

Entonces el niño lloró desesperado;

“¡Tócame, Dios, y déjame saber que estás aquí¡”

Después de lo cual Dios se acercó

Y tocó al niño.

Pero el niño espantó a la mariposa

Y se alejó distraídamente.

 

Ravindra Kumar Karnani

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