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El Teósofo - Órgano Oficial del Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 139 - Número 03 -  Diciembre 2017 (en Castellano)

 
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Un núcleo de la fraternidad universal

de la humanidad, ¿utopía o esperanza?

 

OLGA S. OMLIN

Integrante de la Junta Directiva de los Congresos Teosóficos Internacionales (ITC) y

Vicepresidente de la ST en la Rama de Ojai Valley, CA, EEUU.

Residente y trabajadora voluntaria  en el Instituto Krotona de Teosofía, Ojai.

Charla dada en la 19ª reunión anual del ITC en agosto de 2017, Filadelfia, PA, EE.UU.

 

 

Alejémonos por un momento de la identificación de pertenecer a una organización o grupo en particular, y sintámonos simplemente como buscadores de la Verdad unidos por nuestra aspiración común a la Fraternidad Universal.

A medida que avanzamos en nuestra búsqueda, reflexionemos sobre la siguiente pregunta: "¿Qué ha cambiado en mí mientras aprendo lo que es la Teosofía?"

Mientras reflexionaba sobre el punto de vista teosófico de la Fraternidad Universal y organizaba mis pensamientos para escribirlos, decidí atreverme a no usar ninguna cita. No hay nada malo en citar palabras sabias e inspiradoras de otros. De hecho, puede ser muy útil a veces utilizar las expresiones y explicaciones de las ideas y pensamientos que resuenan en nosotros, siempre y cuando no se convierta en un hábito de pensamiento perezoso.

Para explicar lo que quiero decir, podemos tomar un ejemplo: de niños aprendemos a andar en bicicleta usando ruedas desmontables para lograr un equilibrio extra. Con la práctica, nos volvemos más confiados en nuestro equilibrio y eventualmente no tenemos necesidad de tal apoyo. Los eliminamos para descubrir la libertad y la alegría de andar en bicicleta por nuestra cuenta.

En la universidad nos enseñan a incluir citas y una variedad de referencias para dar crédito adicional a nuestra tesis. Y aplicamos el mismo principio de enfoque académico sólido a la Teosofía. Por lo tanto, basamos nuestras propias conclusiones en las percepciones y reflexiones de otros. Citamos al Dalai Lama, al Buda, las cartas de los Mahatmas, etc., a cualquiera que veamos como una autoridad. A veces incluso tratamos de basar tal autoridad en H. P. Blavatsky, porque reconocemos sus palabras como una base común para los teósofos de todo el mundo, con la que todos podemos llegar a un acuerdo sin ninguna discusión.

Respetar a alguien por su trabajo altruista, sentir reverencia, amor y gratitud, y sin embargo verlos como la expresión de la misma divinidad y humanidad que todos encarnamos sin hacer de ellos un ídolo o autoridad, es el camino de un verdadero buscador de la Verdad.

La Teosofía ¿no requiere de nosotros una cosa y sólo una cosa -una mente abierta - para desafiar la base sólida de nuestro condicionamiento?

Cada uno de nosotros tiene un único camino espiritual… Algunos de nosotros llegamos a esta encarnación recordando los principios de la Sabiduría Divina, otros despertaron tropezando con las enseñanzas teosóficas a través de la literatura teosófica o al ser introducidos a ellas a través de otras personas. De cualquier manera, el estudio de la Teosofía desafía nuestra percepción del mundo, nos inspira a explorarnos a nosotros mismos y a cuestionar todo lo que inevitablemente enciende nuestra intuición.

Percibo la Teosofía como la vida misma y ser teósofo es la forma más natural de vivir. Creo que la comprensión de la Teosofía no viene de repetir lo que Blavatsky, Judge, Olcott, Purucker o Krishnamurti o cualquier otro teósofo dijo, o de presentar ideas teosóficas en conferencias, charlas o libros. Podemos acumular conocimiento de los ciclos de la evolución cósmica, de la naturaleza septenaria humana, de la reencarnación y del karma, pero no contribuirá necesariamente  a nuestra sabiduría. Sólo a través de la contemplación interior, y estando abiertos a todo lo que nos rodea y a nuestros semejantes, podemos actuar sabiamente en las relaciones con otras personas y en armonía con la vida.

La situación actual en el mundo dista mucho de ser armoniosa. La humanidad vive con miedo, y es un hecho. El racismo, la violencia, los celos, la competencia que vemos a nuestro alrededor son el resultado de nuestro miedo. La humanidad en su conjunto se esfuerza por superar la hostilidad y fomentar la amistad.

Sin embargo, el odio y la ira siguen existiendo entre las personas, separándonos mutuamente. Actualmente, la actitud nacionalista prevalece sobre la visión cosmopolita global, por lo que la mayoría considera como una utopía ver a la humanidad como una familia universal. Sin embargo, es en nuestra habilidad de unirnos como Humanidad donde yace nuestra esperanza para un futuro pacífico.

A fin de traer el cambio al mundo exterior necesitamos cambiar nuestra propia manera de pensar, nuestra propia percepción. Necesitamos aprender a cultivar pensamientos de amor, buena voluntad y bondad, así como habitualmente generamos pensamientos de descontento, tristeza e intolerancia. A fin de ser la fuerza sanadora para el mundo, necesitamos pensar que ya lo somos, en lugar de centrarnos en lo que hay que sanar.

En todo momento tratamos de encontrar algún tipo de acción exterior que se pueda llevar a cabo en el futuro. Al hacerlo, estamos robando nuestra atención de la única realidad verdadera que tenemos, el aquí y ahora. Debemos hacer un esfuerzo diario para usar nuestra imaginación, nuestra capacidad mental, nuestra intuición, para realizar, vivir y ver la Fraternidad de la Humanidad, de la que hablamos, como una realidad. Para utilizar este impulso positivo como base para nuestras acciones ¡tenemos que empezar por nosotros mismos!

¿Implica la fraternidad nuestra participación en una reforma política, social o cualquier otra reforma externa? no necesariamente.

Existen numerosas organizaciones que promueven la fraternidad como una noble idea de la igualdad humana y la unidad sin distinción de raza, color, credo, sexo, etc.  Su trabajo es ciertamente muy útil e importante. Y nosotros, como individuos, a menudo apoyamos tales organizaciones donando nuestro tiempo y contribuciones financieras. Sin embargo, todas estas actividades tratan principalmente con las consecuencias y no con la causa del sufrimiento que vemos y experimentamos.

La Teosofía, sin embargo, habla de la Fraternidad Universal como un hecho definitivo en la Naturaleza, como unidad esencial de toda vida. Existe aquí y ahora. Actualmente, la ciencia moderna, lentamente, está redescubriendo la idea de que la vida emerge desde dentro. Esto nos da una visión más amplia del mundo.

Tal vez podamos acercarnos más a la realización de la unidad de vida si vemos a la humanidad como un estado de conciencia. Esto es como si nuestro cuerpo físico estuviera siendo influenciado por los cuerpos físicos de otras personas mejorando o empeorando un nivel común de salud, como es evidente en el caso de las enfermedades contagiosas. De manera similar, nuestras virtudes y sabiduría elevan la moral universal y la conciencia humana. Todos hemos experimentado la influencia de nuestros pensamientos y emociones en otras formas de vida, no sólo en los demás seres humanos. Nuestros pensamientos pueden sanar o dañar, pueden agitar o pacificar, y su efecto no tiene ningún obstáculo.

Cada uno de nosotros es responsable del bienestar de este mundo. Por lo tanto, cuando reconocemos que la Fraternidad Universal no es una mera esperanza sino una realidad, nuestra actitud hacia la vida, y nuestro papel en ella, cambia. Naturalmente, aspiramos a ser más altruistas y tolerantes. Reconocemos las oportunidades de ser de ayuda incondicional a los demás, porque es algo bueno y correcto. E incluimos en la afinidad de nuestra buena voluntad otras formas de vida como los reinos animal y vegetal. Además, nos damos cuenta de que nuestro progreso en el desarrollo espiritual no es algo limitado sólo para nosotros mismos, sino que también fomenta la evolución de los demás.

Poco a poco empezamos a comprender que no sólo nuestras acciones deben ser éticas, sino también la calidad de nuestros pensamientos y motivos. Nuestra naturaleza emocional necesita ser armonizada y transformada para que nuestra capacidad de amar pueda aumentar. Porque es en el amor y la compasión que yace nuestro poder de ayudar y sanar.

¿Estamos buscando una solución, algún tipo de paso a seguir que nos lleve a nuestra meta aspirada de la Fraternidad Universal? A veces siento, que los que aspiramos a ser teósofos, estamos tratando de dar una estructura a las ideas, que sólo puede ser verdaderamente realizada si las vivimos. Debemos aprender a confiar en nuestra naturaleza interior.

La evolución espiritual es una búsqueda interior. Tan pronto como creamos ante nosotros un sistema concreto de creencias, llegamos a un callejón sin salida llamado dogmatismo. La Teosofía requiere flexibilidad y apertura de mente para poder ver las cosas como son, incluyéndonos a nosotros mismos. La vida nunca puede ser reconciliada con ideas preconcebidas; sólo puede ser entendida a través de la experiencia en el presente.

Vivir los ideales teosóficos a través de nuestro corazón nos despierta desde dentro porque estas virtudes son nuestra verdadera naturaleza. Nuestra conciencia es una prueba de nuestra bondad innata. Es el vínculo entre nuestro manas superior e inferior, y nuestro discernimiento viene de nuestro sentido común.

¿Qué es "un núcleo de la Fraternidad Universal"? Para mí no es un grupo de gente que piensa igual, porque tal fraternidad se convertiría en otra secta separada del resto de la humanidad. Veo un núcleo de la Fraternidad Universal como la vida misma. Toda vida es un núcleo porque la fraternidad es lo que nos une a todos, y está aquí y ahora. No es algo fuera de nosotros que necesitamos crear o formar. Estamos creciendo espiritualmente a través de las relaciones con los demás. Aquí es donde tenemos la oportunidad de darnos cuenta de lo que es la Fraternidad Universal. ¿Cuáles son los obstáculos que debemos enfrentar si queremos cultivar relaciones fraternas y vivir en armonía con otras personas y naciones?

Uno de estos obstáculos se encuentra dentro de nosotros mismos, queremos ser hermanos y hermanas sólo en nuestros propios términos y solo si otros están de acuerdo con nuestro punto de vista. En mi opinión, un teósofo sincero da la bienvenida a la crítica amistosa y constructiva como una oportunidad para despertar de una trampa de comodidad intelectual.

En el mundo occidental compartimos la pasión por discutir. La mayoría de nosotros estamos obsesionados con el deseo de imponer nuestra opinión a los demás, tratando de persuadirlos de que nuestro punto de vista es el más preciso. Si somos sabios, nos damos cuenta de que la Verdad tiene tantas facetas que cada una de ellos puede ser revelada en cada punto de vista. Cuanto más entendemos este simple hecho menos queremos discutir porque la Verdad yace en la unidad dentro de la diversidad. En nuestra capacidad de pensar libremente está la clave de nuestra intuición. No importa realmente lo que uno cree, sino si uno es noble, amable, sincero y verdadero en la forma en que actúa.

Otro obstáculo es que no queremos asociarnos con aquellas personas que en nuestra opinión son pecadoras e inmorales. Algunas veces nuestra rectitud nos aísla de los demás porque podemos pensar que somos mejores que "ellos". Y esta es una prueba perfecta para ver si nuestra bondad es genuina o es un papel que estamos desempeñando. No está en nuestras posibilidades cambiar a otros. Sin embargo, cuando reconocemos algo positivo en los demás, les ayudamos a verlo en sí mismos.

Con qué frecuencia nos preguntamos: "¿Soy un núcleo de la Fraternidad Universal en mi Rama, en mi familia, en el trabajo, y en cualquier forma de relación de la que formo parte?" ¿Qué se necesita? ¿Quizás estar atentos, y conciencia? Tomamos decisiones en todo momento y podemos hacerlo conscientemente, nadie puede hacerlo por nosotros. No podemos delegar esta responsabilidad en otra persona. La Teosofía no es un refugio de nuestro miedo a la vida.

¿Con qué frecuencia prestamos atención a las decisiones que tomamos, ya sea una reacción, un pensamiento o una acción? Por ejemplo, mientras caminaba por un centro comercial, un hombre mentalmente discapacitado me adelantó. En ese momento me di cuenta de que me sentí preocupada, insegura, y me alejé de él automáticamente. Simplemente prestando atención a mi reacción, siendo honesta conmigo misma y preguntándome por qué elegí reaccionar de esa manera, tomé la decisión de reaccionar con compasión en lugar de miedo y verlo de forma diferente.

Hay muchos caminos hacia la Verdad. Para otra persona podría ser uno diferente que para mí. Mientras nuestro sentido común nos diga que actuamos como una fuente de armonía en lugar de discordia, podemos seguir ese camino.

Cuando estamos en paz con nosotros mismos somos tolerantes y compasivos con los demás. No significa que sentiremos afinidad con todos, pero reconoceremos interiormente a la humanidad en todos los que encontremos. No nos salvará de situaciones en las que somos heridos por otros o en las que elegimos herir a otros. Pero con la práctica aprenderemos a tomar decisiones en armonía con nuestra divinidad y con las leyes de la Naturaleza. La vida es el maestro más grande y cada encarnación es una oportunidad preciosa para aprender a vivir sabiamente.

La Sociedad Teosófica fue formada por y para personas que no creen, simplemente, en la Fraternidad Universal sino que aspiran con todo su corazón y alma a la realización de esta gran Verdad. Hay una conexión mucho más cercana entre los teósofos que lo que nos parece. Nuestra intención interior de servir a la humanidad nos une a todos y al trabajar juntos en armonía nos inspiramos mutuamente. Pero, ¿podemos trabajar en armonía explorando nuevas ideas y desafiando las doctrinas establecidas? Un teósofo es un investigador que está consciente de los nuevos descubrimientos en todas las esferas de la vida y desea comprenderlos.

Aspiramos a ser una fuerza sanadora para el mundo, pero ¿podemos acoger como hermanos y hermanas teósofos a aquellos que interpretan las doctrinas teosóficas de manera diferente a nosotros? Mi opinión y comprensión de las doctrinas teosóficas pueden cambiar mañana porque no hay nada permanente en el mundo manifestado. No seré la misma persona mañana, que soy hoy. ¿Por qué desperdiciar nuestra energía y tiempo en discusiones e intolerancia?

¿Podemos respetar el derecho de los demás a ejercer la libertad de pensamiento? El pensamiento crítico es esencial en el camino espiritual. No sólo nos ayuda a reconocer la verdad dondequiera que esté, sino que también nos da valor en los momentos de duda y desesperación que experimentamos en diferentes momentos de nuestras vidas.

La Teosofía nos enseña independencia. La independencia cultiva la fuerza interior dentro de cada buscador de la verdad, y trae la comprensión de que sin estos buscadores sinceros no habría movimiento teosófico. También es el fundamento del individuo y es la responsabilidad común de cada teósofo llevar a cabo el trabajo por la humanidad y ser un ayudante activo para difundir las ideas teosóficas que ayudarán a las personas a abrir sus corazones y mentes al espíritu de la Verdad.

Cada uno de nosotros tiene que realizar la vida como un núcleo de la Fraternidad Universal dentro de nuestra propia conciencia y corazón para poder manifestarlo en el mundo.

 

 

 

 

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