Vol. 138 - Número 08 - Mayo 2017 (en Castellano) |
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Educación Teosófica
Chittaranjan Satapathy
Exvice-Presidente internacional de la Sociedad Teosófica, Adyar. Conferencia dada en “Conferencia Nacional sobre Educación Teosófica” en Bhubaneswar, el 23 de septiembre de 2016.
Desde los primeros días del movimiento teosófico moderno, que comenzaron con el establecimiento de la Sociedad Teosófica (ST) en 1875, sus pioneros tuvieron un gran interés en la educación per se y, en particular, en la clase correcta de educación. De cierta manera, el enfoque teosófico de la educación fue enormemente influenciado por dos consideraciones fundamentales que la señora Blavatsky manifestó en La Clave de la Teosofía:
1. Cuando se le preguntó lo que ella consideraba como derecho de la humanidad en general, ella dijo, “El completo reconocimiento de derechos y privilegios iguales para todos, sin distinción de raza, color, posición social o nacimiento”.
2. A la pregunta de si es deber de todo miembro (de la ST) enseñar y predicar la Teosofía a los demás, ella afirmó: “Ningún miembro tiene derecho a permanecer ocioso, con la excusa de que sabe demasiado poco para enseñar. Porque siempre debe estar seguro de que hallará otros que saben aún menos que él. Hasta que no empieza un hombre a enseñar a los demás, no descubre su propia ignorancia, y entonces es cuando se esfuerza en combatirla”.
Los fundadores de la Sociedad Teosófica, Madame Blavatsky y el Coronel H.S.Olcott, a su llegada a Sri Lanka en la década de 1880, trabajaron mucho para renovar la enseñanza tradicional mediante el establecimiento de Escuelas Teosóficas Budistas, las que, a los pocos años, crecieron a unas cien. Esto fue muy significativo para el restablecimiento de la cultura y la tradición budista.
Es bien conocido el trabajo pionero del coronel Olcott para educar a los niños desfavorecidos de segmentos marginales de la sociedad. Formuló el concepto de que a través de la educación, a los desamparados y necesitados se los puede capacitar para pararse en sus propios pies y para luchar por lo que les corresponde, y le dio una forma práctica mucho antes que un trabajo similar fuera comenzado por Mahatma Gandhi y el Dr. Ambedkar. Se establecieron varias Escuelas Olcott Panchama en y alrededor de la antigua Madrás. La primera que fundó el coronel Olcott en 1894 usando sus propios magros recursos financieros, continúa hasta hoy, y recientemente ha sido elevada a Escuela Secundaria Superior en Conmemoración a Olcott. Fue iniciada como una escuela gratuita con 45 estudiantes incluyendo 9 niñas. Hasta hoy, no se les cobra nada en la escuela a ninguno de los estudiantes, que viven una experiencia transformadora. Solo los teósofos, que permanecieron por encima de las consideraciones de casta, fueron el primer grupo de maestros voluntarios en la escuela.
Necesita mencionarse aquí, uno de los aspectos menos conocidos del trabajo del coronel Olcott, revivir y abrir varias escuelas sánscritas. Esto estaba de acuerdo con el énfasis que los fundadores de la ST le dieron a la educación tradicional y al aprendizaje del sánscrito, un idioma en el que fueron escritos muchos libros antiguos de la sabiduría divina. Igual de importante fue la gran previsión del coronel Olcott al establecer la Biblioteca de Adyar y Centro de Investigación y reunir más de 18.000 hojas de palma y otros manuscritos, y más de 45.000 libros. Fue la primera vez que esta biblioteca publicó el grupo completo de los 108 Upanishads principales con textos originales y comentarios en sánscrito, y una traducción al inglés.
El trabajo de la Dra. Annie Besant, la hábil sucesora del coronel Olcott en el campo de la educación, requeriría de varias páginas para ser narrado adecuadamente. Una cantidad de escuelas y colegios que llevan su nombre, se mantienen como testimonio de su trabajo en el campo de la educación. La fundación de la Universidad Hindú de Benarés no habría sido posible sino por su cesión voluntaria del Colegio Central Hindú en 1913 (el que anteriormente había sido establecido por ella en 1898) junto con el terreno y todos los otros bienes. Es bien conocido su trabajo en promover la causa de la educación de las mujeres en el país y en traer el movimiento de los Scouts y Guías a India. En 1913 ella estableció el Fideicomiso Teosófico de Educación. Entre otras cosas ella acentuó que la educación debería hacer a los jóvenes indios más religiosos, porque ella creía que la nación debe tener espiritualidad. Ella tenía claro que la educación debía fomentar unidad nacional, disciplina, perseverancia y un sentido de que todo trabajo es honorable, y que debe preparar a los estudiantes para la vida pública.
La Dra. Besant aclara sus opiniones además en Educación a la Luz de la Teosofía (Folleto Adyar N°16). Dice que las enseñanzas fundamentales de la Teosofía han cambiado nuestra visión de los niños. Ellos no pueden ser considerados como almas nuevas de las manos de Dios, sino como individuos inmortales que nacen entre nosotros después de reunir experiencia en muchos nacimientos anteriores. La Dra. Besant dice que para el teósofo, cada niño es un sujeto, y en vez de imponerle su propia voluntad al niño, intenta descubrir a través del cuerpo joven las características del dueño que en él mora, quien puede ser más sabio que sus mayores. Lo que dice la Dra. Besant en este libro fue puesto en práctica cuando ella y otros teósofos educaron al joven J. Krishnamurti, quien luego llegó a ser un Maestro del Mundo, además de establecer muchas escuelas que buscaban proporcionar una clase diferente de educación para los niños.
María Montessori, la afamada educadora, vivió y trabajó en el campus de la ST en Adyar. Cuatro de sus libros, La Mente Absorbente, Reconstrucción en la Educación, Paz y Educación, y El Niño, fueron publicados por la Theosophical Publishing House, Adyar. Ella reconoce que los niños tienen sus personalidades y que llevan dentro de sí la belleza y dignidad del espíritu creativo. Ella es de la opinión de que la escuela no debería ser una prisión para los niños, que ignora las exigencias de su espíritu y alma. El énfasis debería cambiarse, y no forzarlos a adaptarse a patrones de la sociedad, que ignoran sus necesidades actuales.
De regreso a julio de 1940, el entonces Presidente de la ST, George Arundale, publicó “Declaración de los Principios de la Educación” en cuanto a lo que él consideraba que eran los principios fundamentales de la educación teosófica. En esta declaración hablaba de la coordinación existente en las actividades educativas teosóficas en varias partes del mundo, resumiendo los siguientes principios de la educación teosófica:
(1) La verdadera educación debe buscar ayudar a estimular el crecimiento de las fuerzas revitalizantes de la voluntad, la sabiduría y el amor en cada estudiante.
(2) Los estudiantes deben conocer las verdades básicas de unidad y de la fraternidad de toda vida.
(3) Los estudiantes deben comprender que nada crece solo y que no hay nada externo que no esté relacionado con ellos.
(4) La perfecta justicia y por lo tanto el perfecto amor rige el mundo.
(5) Hay una Gran Fraternidad de religiones.
(6) Existe una Gran Fraternidad de naciones y de toda la humanidad, y todos nosotros somos hijos de una vida.
(7) La educación teosófica debería incluir estudio y ejercicios, ya sea físico, emocional, mental o espiritual, ideados para ayudar al estudiante a hollar el camino del servicio, para ser de una naturaleza útil y participativa.
Si estos principios se aplicaran en nuestras escuelas, y no dudo que lo serán, en primer lugar debemos tener maestros que comprendan estos principios y que estén felices de asimilarlos y seguirlos.
Muchas de las escuelas sostenidas por miembros de la Sociedad Teosófica actualmente, proveen las necesidades educacionales de los desamparados que, con muy pocas excepciones, solamente los capacitan para obtener algún empleo. Aunque la educación ética y moral es parte del currículo en estas escuelas, la mayoría de ellas realmente no proporcionan educación teosófica. Nosotros necesitamos reflexionar sobre cómo puede tratar mejor este asunto la presente generación de teósofos. Otro punto que necesita nuestra atención es lo que Krishnamurti escribe en Educación como Servicio:
Es triste que en tiempos modernos el trabajo del maestro no se haya considerado como al nivel de otras profesiones eruditas…Pero realmente el trabajo del maestro es el más sagrado y el más importante para la nación, porque construye los caracteres de niños y niñas que serán sus futuros ciudadanos.
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