Vol. 138 - Número 07 - Abril 2017 (en Castellano) |
Página
7 |
Auto preparación
NANDITA KULIP Miembro de la Sección India de la TS. Charla dada en la Convención Internacional, Adyar, 3 de enero de 2017
Nuestros Maestros y los pioneros de la Sociedad Teosófica (ST) nos han dado una guía de manera muy clara y directa sobre el tema de la auto preparación en libros como A los Pies del Maestro, Luz en el Sendero y La Voz del Silencio. Pero, a menos que yo mismo cuestione mi subjetividad, no puedo verdaderamente comprometerme con estas enseñanzas perennes. Así, a pesar de las verdades objetivas ofrecidas en estos clásicos, todo lo que se ha dicho se vuelve dogmático. Tratar de hablar hoy desde mi propio nivel de ser es una oportunidad para que yo misma sea parte de esta cuestión.
En el contexto del tema dado, que es "Auto-preparación: un aspecto importante para el trabajo teosófico", en primer lugar, debemos comprender lo que se entiende por trabajo teosófico. Al usar la literatura teosófica para comprender qué es el trabajo teosófico, podemos ver que el punto central de todo el sistema es la auto-preparación para servir al propósito superior de la vida. Por lo tanto, uno puede decir que la auto-preparación es el propósito subyacente de todos los aspectos del trabajo teosófico.
La auto-preparación y el servicio a los objetivos de la Sociedad podría ser un proceso simultáneo. Al mismo tiempo, sin trabajar en nosotros mismos, no podemos servir a los objetivos de la ST y, por esto en la literatura teosófica se ha puesto gran énfasis en la auto-preparación, directa o indirectamente.
Ser miembros de la Sociedad Teosófica parece sugerir que hemos comprendido la necesidad de servir al propósito más elevado de la vida y, por lo tanto, nos estamos preparando a nosotros mismos. Pero si nos examinamos atentamente, podríamos encontrar que, bajo un aspecto u otro, logramos servir a nuestro yo personal solamente, y no a nada mayor. Podemos habernos vuelto indiferentes a las máscaras usuales de las personas en la vida ordinaria y podemos sentirnos privilegiados al formar parte de una supuesta comunidad inteligente, pero sin responder al llamado superior por el que estamos aquí, ser simplemente un miembro de la ST se convierte en otra máscara.
Si podemos echar una mirada honesta hacia nosotros, veremos que casi no queremos trabajar sobre nosotros mismos. Un examen más minucioso demuestra que incluso tener el deseo de trabajar sobre nosotros mismos no es tan fácil. El deseo de prepararnos surge cuando nos despertamos por algún shock accidental que puede ser cualquier cosa. Puede ser la belleza extraordinaria de la naturaleza o la separación de los seres queridos. La forma en que respondo a diferentes situaciones también puede producir grandes conmociones. Todo lo que parece sugerir la futilidad de nuestra existencia, nuestras creencias, nuestros sueños, puede ser un choque. Podemos ver que nuestro compromiso en la vida no es una elección consciente: estamos controlados por hábitos y circunstancias de la vida en los que estamos perdidos.
En un momento de shock, podemos enfrentarnos con nuestra nada o podemos identificarnos con una visión mucho más amplia de la vida; por lo tanto, de cualquier manera, la vida ordinaria se vuelve irrelevante y se comienza a buscar lo extraordinario. Cuando uno se enfrenta a la necesidad de tener una existencia real que no pueda ser amenazada por circunstancias externas, todo cambia.
Pero no podemos permanecer dependientes de los shocks accidentales para despertar el deseo de prepararnos. Necesitamos crear las condiciones para organizar nuestros esfuerzos, necesitamos ver la necesidad de pertenecer a una comunidad donde las personas trabajen en la misma dirección. Esa es precisamente la razón por la que estamos aquí en la Sociedad Teosófica.
Haber llegado hasta aquí es solamente el primer paso hacia nuestra búsqueda de una vida significativa y no garantiza que subamos la escalera de la evolución directamente desde aquí. Más bien, resulta engañosamente más fácil entrar en el sueño, porque uno deja de recibir los choques que se obtienen de la vida ordinaria y que son necesarios para mantenerse despierto. Es como cuando uno se da cuenta del verdadero amor propio, también existe el peligro de convertirse en un narcisista. Las organizaciones también pueden servir como parachoques o amortiguadores debido a su forma externa mecánica. Por lo tanto, es necesario permanecer conscientes de las condiciones correctas para prepararnos.
Debemos comprender que nuestra organización existe en la vida en dos niveles diferentes. El nivel que por sí solo tiene un verdadero significado es el de nuestra búsqueda con todas las condiciones que requiere. El otro nivel es el aspecto oficial o exterior que es solo una tapa, nada más, pero puede ayudarnos a seguir nuestra preparación sin perturbación. Esta distinción parece fácil de entender, pero en realidad no lo es. Este lado oficial, organizado para satisfacer la imagen y la rutina requeridas por la vida, sigue reclamando sus derechos y tiende a imponer su estructura a nuestra búsqueda interna, es decir, a imponer una forma que no responde en modo alguno a su verdadero orden de valores.
Es muy fácil quedar atrapado en la forma exterior, porque su rutina diaria parece sugerir que estamos haciendo un trabajo teosófico. Las actividades intelectuales que implican escribir artículos y dar conferencias son parte de la vida teosófica, pero estas actividades no deben servir solo a la personalidad. Las actividades que están destinadas a ayudarnos en nuestra búsqueda no deben reducirse a simples herramientas de desarrollo de la personalidad. De lo contrario, podríamos acabar alimentando solamente la máscara, manteniéndonos ocupados únicamente con la forma exterior. Se puede hablar de hermandad y, sin embargo, estar completamente inconsciente de la relación con los demás.
La Sociedad Teosófica es una hermosa plataforma abierta a personas con ideas afines que se unen para llevar una vida significativa. A diferencia de otras organizaciones, no hay autoridad en términos de imponer ningún dogma. A veces esta apertura también comienza a servir al lado negativo del yo. Puesto que no hay autoridad en forma de dogma a seguir, en términos de búsqueda interna, perdemos el sentido de la comunidad y nos aislamos mientras realizamos solo deberes oficiales y nos conformamos a la forma externa solamente.
Como en la ST no hay líderes y no hay seguidores, en el sentido dogmático, preguntar y escuchar se vuelven muy importantes para vivir las enseñanzas de la Teosofía. Debo aprender a conocer mis propias limitaciones, y a reconocer cuándo otros entienden mejor; la actitud de dirigir a otros o de ser dirigido por otros, juzgar o criticar, no tiene ningún lugar en la Sociedad Teosófica. Reunirse en la plataforma teosófica significa entrar en un orden que no puede ser impuesto por la existencia egocéntrica.
¿Cómo podemos crear las condiciones adecuadas para la auto-preparación a menos que nos unamos con un sentido de comunidad y de unidad? Lo que se necesita es la relación consciente con los demás, sostenida por la vigilancia y el sacrificio del yo ordinario para prepararse juntos. Nos unimos porque sentimos la necesidad de volvernos conscientes de nosotros mismos. Mientras yo sea lo que soy, es decir, pienso como pienso y siento como siento, no sabré nada verdadero, nada real. Necesito estar consciente de mis formas habituales de pensar y sentir que condicionan todas mis acciones. Es solo en mi relación con los demás que puedo ver mis reacciones.
Uno se pregunta hasta qué punto se puede aprender de otro. No podemos vernos a nosotros mismos muy fácilmente por nuestra cuenta. Hay un dicho: "Sed espejos el uno del otro", y este verse a sí mismo en otros es aparentemente prescrito como un "sendero" en diferentes enseñanzas. Con seguridad, es obvio para nosotros que todos necesitamos el uno del otro. También deberíamos recordar que, después de todo, no somos especiales en términos de nuestro lugar en el esquema cósmico de las cosas. A menos que uno vea esto, se vuelve terriblemente difícil no sentir que somos diferentes a los demás. Es mucho más importante saber que somos seres humanos que saber que somos "este" ser humano en particular. Sentirse como alguien ordinario es la salvaguardia contra muchos enemigos diferentes que provienen de nuestro propio egoísmo. Cualquiera que piense realmente que es ordinario y lo sienta genuinamente, está protegido de muchas fuerzas dañinas. Una forma de sentirse ordinario, es ser realmente conscientes de que todos estamos en el mismo barco: todos compartimos la misma condición humana.
Pero eso nunca puede ser suficiente. Para no desviarme, debo reconocer en mí una jerarquía de niveles. Si podemos soportar ver que diferentes fuerzas nos devoran todo el tiempo, entonces tal vez también podamos ver que ordinariamente no hay elección en la vida. Pero podemos consentir en servir como alimento en un nivel más consciente, podemos consentir en convertirnos en alimento de fuerzas superiores. De todos modos nos comerán, sin embargo, la elección es posible: o nos entregamos a una conciencia superior y participamos de ese nivel de conciencia, o nos dejamos ir y participamos de una conciencia menor. Toda la vida consiste en la alimentación, el intercambio, la transmisión de sustancias.
Michel Conge, francés, ha dicho:
Debemos servir la vida en ambas direcciones, a lo que está abajo y a lo que está arriba. Hacia abajo, automática e ineludiblemente; hacia arriba, consciente y voluntariamente. Sin embargo, el movimiento ascendente no es realmente posible si permanezco en mi estado fragmentado. Mientras que servir no sea voluntario, nada puede cambiar.
A menos que tomemos conciencia de nuestra situación y consigamos liberarnos de la ilusión de poder dirigir nuestra propia vida y controlar todo lo que nos rodea, es decir, mientras sigamos creyendo que podemos manipular, dirigir, ordenar nuestro pequeño universo y conquistar lo que se nos presente, no podemos prepararnos para la vida superior.
Quisiera concluir con las palabras de René Daumal, poeta francés y surrealista: Estoy muerto porque carezco de deseo; Me falta deseo porque creo que poseo; Creo que poseo porque no trato de dar. Al tratar de dar, ves que no tienes nada; Al ver que no tienes nada, intentas dar de ti mismo; Al tratar de dar de ti mismo, ves que no eres nada; Viendo que no eres nada, deseas llegar a ser; En el deseo de llegar a ser, comienzas a vivir.
…una persona es un teósofo, no sólo de nombre sino por haber hecho de las verdades teosóficas algo inseparables de su naturaleza interna, como su sombra nunca puede estar separada de él, entonces él está constantemente en comunión con las Ideas Arquetípicas. Dado que cada Arquetipo es una encarnación de lo eternamente Verdadero, lo eternamente Bueno y lo eternamente Bello, el verdadero teósofo crece lentamente en estos aspectos de la Divinidad. C. Jinarajadasa
|
Página
7 |