Vol. 138 - Número 05 - Febrero 2017 (en Castellano) |
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La Sociedad Teosófica: cuerpo, alma y espíritu
PEDRO OLIVEIRA Coordinador de Educación para la TS en Australia. Fue Secretario Internacional, y Jefe de la Oficina Editorial de Adyar.
En La Clave de la Teosofía la señora H. P. Blavatsky (HPB) dice que los teósofos eclécticos de Alejandría, en el siglo III DC, también fueron llamados analogistas. Ella escribe:
Como explicó el Prof. Alex. Wilder (MST) en su "Filosofía Ecléctica", se los llamó así por su práctica de interpretar todas las leyendas sagradas y narraciones, mitos y misterios, por una regla o principio de analogía y correspondencia: de modo que los acontecimientos que se relacionaban como ocurridos en el mundo exterior eran considerados como expresión de operaciones y experiencias del alma humana.
La palabra "analogía" proviene del griego analogia, "proporción", y el Diccionario de Oxford la define como "algo que es comparable a otra cosa en aspectos significativos". El Diccionario de la Real Academia Española la define como “Razonamiento basado en la existencia de atributos semejantes en seres o cosas diferentes.”
También en La Clave de la Teosofía, HPB sugiere que hay diferentes puntos de vista de la constitución humana, aunque su favorito era el de la constitución septenaria. Uno de los puntos de vista que ella presenta es el de la Grecia antigua, que fue adoptado por San Pablo en sus epístolas: cuerpo, alma y espíritu.
El cuerpo, como ha demostrado la ciencia, es el producto de la evolución física. Su propósito último, sin embargo, es convertirse en un instrumento flexible, sensible y receptivo para la conciencia interior. En la actualidad tiende a comportarse como el señor sobre la conciencia y un sinnúmero de industrias han sido creadas para satisfacer sus necesidades ilusorias. Sus necesidades esenciales son pocas, pero las imaginarias tienden a multiplicarse cada semana.
El alma, todavía fuera del campo de acción de la ciencia moderna exacta, es aquélla que busca expresarse a través del cuerpo, y en este proceso se identifica frecuentemente con sus apetitos. La palabra "alma" proviene del griego psykhe, "aliento, vida, alma”. En su naturaleza interior se convierte en una dualidad –mente y emociones activadas por imágenes– un anhelo de comunión con lo que está más allá, buddhi, y el aspecto preponderante o más fuerte, que consolida un sentido de yo personal, el yo, que termina siendo fortalecido por el proceso de la experiencia. La esencia del yo personal es un sentido de aislamiento perdurable.
El espíritu es la conciencia en su propia naturaleza esencial, svarupa, siempre libre, ilimitada en su inteligencia y es al mismo tiempo un campo de irradiación de amorosa conciencia. El espíritu está más allá del tiempo y de todos sus procesos, está libre de la decadencia, y su vida misma es el esplendor de la Verdad eterna.
El factor decisivo en la evolución humana es cómo la mente se ve a sí misma. Cuando pierde su capacidad de verse a sí misma y los patrones que tienen su origen en esa falta de conciencia, se convierte en un trapo que es arrastrado por los vientos de la existencia, sin un propósito e inclinado a repetir errores una y otra vez.
Sin embargo, cuando la consciencia crece, no se alimentan los patrones erróneos de conducta-pensamiento y se instituye un flujo constante de comprensión que crece cuando cada experiencia se ve por lo que es -una oportunidad para purificarse de la enfermedad del egocentrismo- y así prepara la mente para el comienzo del viaje hacia la Sabiduría.
La Sociedad Teosófica (ST) ¿Es posible ver la ST, analógicamente, como un ser completo que viaja por su propio camino evolutivo y que enfrenta vicisitudes similares como lo hace un ser humano?
El cuerpo de la ST es la colectividad de sus miembros guiada por sus Objetivos y las Resoluciones sobre la Libertad de Pensamiento y la Libertad de la Sociedad. Aunque el cuerpo tiene más de 140 años, permanece fuerte por una dedicación a la transformación humana, tal como se expresa en los tres Objetivos, y por negarse a ceder a la tentación de una visión dogmática, exclusivista, intolerante y que busca poder en el mundo.
Pero el cuerpo de la ST ha tenido sus duros golpes durante sus muchas décadas y todavía pasa por ellos. Tales vicisitudes empiezan invariablemente con un individuo o grupo de individuos que afirman saber más. El Dr. George Arundale tenía un lema muy inspirador: "Juntos de manera diferente." HPB llamó a la ST una "República de Conciencia". Ambas expresiones parecen indicar algo vital: que la Sociedad no es una iglesia con un credo común, pero lo más importante es que la esencia de su trabajo aboga por el principio de la auto-responsabilidad. Para decirlo más sucintamente: tal vez debemos aprender a mantener nuestras opiniones de manera responsable, sin señalar con los dedos –o un láser– a los que piensan de manera diferente.
Otra fuente de problemas, tanto histórica como contemporáneamente, parece surgir cuando algunas personas, que en otras circunstancias serían bien intencionadas, quieren transformar la ST en lo que no es. Ellos afirman, más recientemente, que la Sociedad es ahora como un viejo sombrero y que hay enseñanzas mucho más nuevas con inspiración fresca que llegan a través de canales contemporáneos. ¡Unos pocos sitios web sugieren que algunos Adeptos han tomado una especie de plan de jubilación con el fin de promover nuevos candidatos!
¿Cómo se mantuvo la ST unida como un solo cuerpo durante todos estos períodos difíciles? Una respuesta posible es que había miembros dentro de ella que mantuvieron vivo un sentido claro de dirección y que se atrevieron a sondear las profundidades de lo que es verdaderamente la Fraternidad Universal sin distinciones. La Sra. Radha Burnier lo definió como una mente sin barreras, la cual se convierte en la fuente de una acción transformadora.
Pero la ST ha permanecido vital también debido a aquellos miembros que, aunque no hayan llegado a tales profundidades, trataron de vivir, en la medida de sus capacidades, una vida de servicio y acción compasiva. La vida que pusieron en la Sociedad fortaleció y vitalizó su cuerpo.
El alma de la ST se compone de las estrellas gemelas de Fraternidad Universal y Altruismo. Estas brillan constantemente en las profundidades de la vida de la Sociedad y nos llaman a una aventura mucho más profunda: dejar atrás al ser personal y encontrar al Otro, la totalidad de la Vida en todas las formas y bajo todas las apariencias. El alma de la ST es un movimiento de aspiración hacia la unión con el Fundamento no creado del Ser, que es la Vida en su inefable santidad.
Al haber visitado una serie de Ramas en diferentes países, no se puede dejar de sentir esta gran realidad: cómo el alma de la Sociedad está viva en todo el mundo. A veces, mientras visitábamos Ramas remotas en India, Brasil e Indonesia, sentíamos que incluso si no se hablaba y no se producía ningún acontecimiento exterior, sentarse en ese ambiente santificado era suficiente para sentir esta radiante presencia del alma de la ST. Es una presencia profundamente benigna, acogedora y maternal.
El espíritu de la ST es Libertad indefinible, Conciencia incondicionada, Verdad, y Amor Inmortal. Es la encarnación de la energía sin resistencia que es Bondad, Bendición y Salvación. Es la visión radical de una humanidad transformada, unida por la acción desinteresada. Fue este espíritu el que sostuvo a la Sociedad durante las varias crisis que sacudieron su existencia hasta su propio núcleo, en el pasado. En este nivel sagrado, la ST no es sólo una organización hecha por el hombre, con un conjunto de reglas, que organiza eventos y publica libros. La svarupa de la Sociedad, su naturaleza esencial, es un recipiente puro en el que constantemente se vierten las aguas frescas de la Vida, la Sabiduría y la Actividad que tienen su fuente en aquellos Hermanos Adeptos que son los verdaderos Fundadores de la Sociedad Teosófica. Su espíritu les pertenece a ellos y a su trabajo.
Por lo tanto, si tratamos de entender un poco más la naturaleza de la ST –su cuerpo, alma y espíritu– quizás la pregunta que podría hacerse es: ¿Cuál es la voz de la Sociedad Teosófica en el mundo de hoy? ¿Cómo puede la Sociedad hablarle a un egoísmo brutal en el mundo? ¿A la guerra, a la violencia contra mujeres y niños, al genocidio diario perpetrado contra los animales, a la guerra implacable contra la naturaleza, al fundamentalismo en cada religión?
Hemos tenido un linaje de presidentes distinguidos, comenzando con un norteamericano, el Coronel Henry Steel Olcott, y recientemente hemos elegido a otro estadounidense, Tim Boyd, para dirigir a la Sociedad en estos tiempos difíciles. ¡No estoy sugiriendo que deberíamos esperar otros 139 años para elegir o reelegir a otro norteamericano como presidente!
El Presidente puede viajar, escribir artículos, reunirse con gente, coordinar actividades y sin duda expresar su opinión sobre temas actuales a la luz de la Teosofía. Representa a la Sociedad dondequiera que vaya en función oficial. Puede expresar sus puntos de vista sobre las diversas cuestiones que acabamos de enumerar, opiniones que nosotros y el mundo escuchamos y sobre las que reflexionamos. Pero, ¿la voz de la ST se limita a su voz?
Uno de los conceptos centrales en la tradición Vedanta es vâch, "el habla". El glosario teosófico expresa:
Vâch es la personificación mística del habla y el Logos femenino, es uno con Brahmâ, que la creó desde la mitad de su cuerpo. . . En cierto sentido, Vâch es "discurso" por el cual el conocimiento fue enseñado al hombre; en otro, ella es el «discurso místico y secreto» que desciende y entra en los antiguos Rishis, como se dice que las «lenguas de fuego» se «sentaron» sobre los apóstoles. Se llama, pues, "la creadora femenina", la "madre de los Vedas".
La voz real de la Sociedad Teosófica proviene de la unidad integral de su cuerpo, alma y espíritu. Y cuando realmente comprendamos que podemos encontrar su voz, su discurso interno, en lo más profundo de nuestros corazones, entonces seremos capaces de abordar las preguntas que necesitan ser tratadas por el bien del mundo. Debido a que estábamos destinados a ser una asociación de personas desde el principio –una sociedad—, cada uno de nosotros puede ser la voz de la ST y su poder transformador de vida. No en el sentido de hablar públicamente en nombre de la Sociedad, como lo hace el Presidente, sino de llevar su profundo poder espiritual con nosotros, con total humildad y modestia.
Annie Besant hizo precisamente eso cuando escribió:
¡Oh! Si por un instante yo pudiera mostrarte, ya sea por cualquier habilidad al hablar o por la pasión de una emoción, un destello de aquel vistazo fugaz –que por la gracia de los Maestros tuve- de la gloria y belleza de la Vida que no conoce diferencias y no reconoce ninguna separación, entonces el encanto de esa gloria ganaría sus corazones de tal forma que toda la belleza de la tierra parecería solo fealdad, todo el oro de la tierra parecerá escoria, todos los tesoros de la tierra serán como el polvo al lado del camino, frente al inexpresable gozo de la vida que se conoce como Una.
La Sociedad Teosófica, en sus 141 años de existencia, ha generado una impresionante cantidad de recursos educativos. Gran parte de estos están ahora en Internet, aunque todavía queda mucho trabajo por hacer en esta dirección. Las Ramas y Secciones de la Sociedad ofrecen una variedad de programas para el público y los miembros, algunos ligeramente más amplios que otros, que adaptan elementos de la espiritualidad de la nueva era.
La Sociedad vive y se mueve en el mundo, y la medida de su progreso está directamente relacionada con su capacidad de abordar las causas del sufrimiento que han convertido al mundo en un valle de sombras. No se fundó para traer una nueva ideología al mundo, o para convertirse en un cuerpo académico ocupado exclusivamente con cuestiones metafísicas, ya sea de las tradiciones orientales u occidentales. En palabras del Mahachohan: "Es hora de que la Teosofía entre en la arena".
La Teosofía es, por excelencia, la voz de la ST; no como un credo, una doctrina o una enseñanza en particular, o un punto de vista sindicado. El cuerpo, el alma y el espíritu de la ST están destinados a ser instrumentos de esa voz atemporal, la madre de todo conocimiento, "el pozo de la compasión infinita".
Una vez le preguntaron a Krishnamurti: "Usted dice que si el individuo se transforma, el mundo se transformará. ¿Cómo sabe que eso es verdad? "Krishnaji respondió: “Señor, cambie y luego vea qué pasa.”
Que la Teosofía sea nuestra voz en el mundo, para que podamos abrir nuestros corazones y mentes y entender las palabras del Mahatma:
¡Pobre, pobre humanidad! Me recuerda la vieja fábula de la guerra entre el cuerpo y sus miembros; aquí también, cada miembro de este enorme "huérfano" –de padre y madre— se preocupa egoístamente por sí mismo. El cuerpo desatendido sufre eternamente si los miembros están en guerra o en reposo.
En una visita a un templo budista en Los Ángeles hace varios años, tuve la oportunidad de preguntarle a una monja budista el significado del nombre Kwan-Yin, a quien HPB llamó "La Voz Divina". Ella dijo que la palabra "Kwan" significa oír, y explicó que cuando normalmente escuchamos los sufrimientos del mundo, esa acción se mezcla con nuestros propios ruidos internos, emociones y pensamientos. Pero cuando Kwan-Yin oye los gritos del mundo, lo hace desde un estado de vacío completo. Su respuesta es entonces compasión.
La Compasión era la Voz al principio de la Sociedad Teosófica. ¿Podemos escucharla?
Podemos realmente desempeñar nuestro papel como Sociedad en los movimientos de los tiempos actuales solo en la medida en que hacemos posible que la vida fresca se derrame sobre ella. La frase "vida fresca" puede convertirse en una especie de cliché a menos que intentemos aclararnos a nosotros mismos lo que queremos decir con ello. Vida fresca no significa adquirir nuevos miembros, no significa descartar las viejas verdades. La verdad nunca puede ser vieja, si es completamente verdad. Lo que realmente se quiere decir es que debemos volvernos canales nuevos para aquellas verdades que son eternas, que pueden ayudarnos en el presente como han ayudado a otros en el pasado. Y esto solo podemos hacerlo a través de la vida, a través de nuestra realización individual. No se debe poner mucho énfasis sobre esto.
N. Sri Ram en “Desde la Atalaya”
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