Vol. 138 - Número 04 - Enero 2017 (en Castellano) |
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Aspectos interno y externo de la fraternidad universal
Marja Artamaa Secretaria Internacional de la Sociedad Teosófica. Fue la Secretaria General de la Sección Finlandesa durante ocho años
El pasado tiene significado
En el mundo como un todo, durante la mayor parte de nuestras propias vidas, mucho ha cambiado durante los últimos treinta años. Sólo podemos imaginar cuánto ha cambiado desde que H. P. Blavatsky y H. S. Olcott llegaron a India por primera vez en 1879. Pero desde entonces siempre ha habido un impulso interno para formar una Rama teosófica. Este impulso estaba allí antes que cualquier cosa se manifestara. Nosotros somos guiados desde el interior, como individuos, para lograr un cambio en el mundo, pero también como grupos y organizaciones sinceras con fe en que esta clase de trabajo es necesario. El pasado ciertamente tiene un significado para el presente a través de las fluctuaciones a lo largo del camino. No necesitamos vivir en el pasado, pero podemos estar agradecidos del pasado, porque nos condujo a lo que ahora está disponible, que es el presente. La mayoría de nosotros puede relacionarse con esto.
Cuando miramos el ambiente social mundial en general en el presente, nos preguntamos por qué estamos enfrentando tal dramática negatividad y violencia mental que resulta en guerras, contaminación, uso indebido del cuerpo astral, etc. En tales situaciones es siempre más importante ayudar a la gente a comprenderse a sí misma, su comportamiento y las consecuencias que entraña. La Teosofía tiene la sabiduría para abrir esa comprensión, para inspirarnos a examinarnos, y para conocernos con un corazón abierto y una mente inteligente.
Hay un instructivo relato que me gustaría compartir con ustedes. Un anciano nativo americano de la tribu Cheroqui enseñaba a su nieto acerca de la vida:
“Una batalla tiene lugar dentro de todos nosotros”, le decía al niño. “Es una lucha terrible y es entre dos lobos. Uno es malo: con ira, envidia, dolor, pesar, codicia, arrogancia, compasión de sí mismo, culpa, resentimiento, sentimientos de inferioridad, mentiras, falso orgullo, complejo de superioridad y un gran ego. El otro es bueno: con alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe. Esta pelea sucede dentro de ti. y en el interior de las otras personas también”. El nieto pensó por un minuto y luego preguntó a su abuelo: “¿Cuál lobo ganará?” El anciano cheroquí simplemente respondió: “El que tú alimentes”.
No es fácil tratar con el mundo externo en el presente, pero podemos ver que está creciendo la consciencia acerca de las necesidades ambientales y espirituales de los seres humanos. La atención (volviendo la mente a lo opuesto de la superficialidad y olvido, la atención como una facultad y como un poder) se está extendiendo a escuelas y lugares de trabajo rápidamente para ayudar a la gente a dar un paso adelante. La psicología y la ciencia en general tienen un gran rol que desempeñar en hacer que la gente crea y confíe en lo que es bueno para la humanidad. Sabemos acerca de catástrofes ecológicas alrededor del mundo debido a la cultura de la comunicación global. Sabemos acerca del discurso del odio. Y aun así tenemos que vivir juntos en este mundo, compartir las consecuencias. Estamos universalmente conectados al saber mucho sobre el mundo y la humanidad. Aunque la Teosofía puede llevar el corazón, la compasión, a este conocimiento con la verdadera comprensión y significado de la vida.
Fraternidad Universal La Fraternidad Universal, el principal enfoque del Primer Objetivo de la Sociedad Teosófica (ST) es muy elevado, porque nos enseña acerca de la unidad. Todos somos uno, aunque con diferentes experiencias y en nuestros caminos. Es bueno reconocer que la fraternidad universal está declarada como un Objetivo de la ST, no sólo una idea sino un objetivo, lo que significa que va a ser una realidad en nuestras vidas. La Fraternidad no es sólo algo extra para practicar e intentar. Debería estar en nuestro corazón. Podemos preguntarnos si cada uno de nosotros es un verdadero hermano con quienes nos relacionamos en la vida diaria fuera de la atmósfera fraterna de los teósofos, y aún en ella. ¿Creemos en la fraternidad universal, tenemos fe en ella? ¿Estamos orgullosos de la fraternidad que promueve la ST?
Cuando algunas personas escuchan acerca de la ST, lo primero que viene a sus mentes es que ésta es la organización que promueve la fraternidad. Si ellos lo hacen, nosotros hemos hecho bien nuestro trabajo, porque somos los rostros que ellos ven en el mundo externo. La anterior Presidenta internacional Radha Burnier ha expresado bellamente que el concepto de fraternidad se basa en la verdad de la armonía inquebrantable, la música de la energía eterna. Cuando hablamos acerca de la “fraternidad universal” el nivel comunicacional es amor, compasión. Nuevamente, la fraternidad no es solamente un gran ideal, sino que necesita ser una parte integral de nuestra existencia. Estamos aquí para ayudar a elevar a la humanidad. No hay otro camino. Nuestra lealtad, nuestra creencia o fe en el mejoramiento del futuro de cada uno es importante. Nunca deberíamos perder la esperanza.
Fe, una extensión de la mente Ahora me gustaría concentrarme en un valor o virtud, que puede ser un poco sorprendente y que es la fe. Charlie Chaplin escribió en su autobiografía:
Al envejecer, he comenzado a pensar cada vez más en la fe…Creo que la fe es una precursora de todas nuestras ideas. Sin fe, nunca podrá haber una hipótesis, teoría, ciencia o matemática desarrollada. Creo que la fe es una extensión de la mente. Es la clave que niega lo imposible. Negar la fe es rebatirse a si mismo y al espíritu que genera todas nuestras fuerzas creativas. Mi fe está en lo desconocido, en todo lo que no comprendemos por la razón; creo que lo que está más allá de nuestra comprensión es un simple hecho en otras dimensiones, y que en el campo de lo desconocido hay un poder infinito para el bien. La vida es algo bello, magnífico, aún en una medusa…
Escogí esta cita porque debate la fe a un nivel más profundo que solo el concepto de la fe ciega. La Teosofía no apoya la fe ciega, porque impide el desenvolvimiento consciente y da autoridad a alguien más en nuestras vidas. Pero la fe, la sincera confianza de que hay algo sagrado en la vida, no necesariamente en un sentido religioso, es un factor elevador. La confianza va donde tu ser interno te guía. La fe es una extensión de nuestra mente, un poder que surge desde dentro, una conexión con lo desconocido. Creer en el bien eleva el mundo.
Cuando era niña algunas veces iba con mis padres a los eventos teosóficos, y me entusiasmaba ver las personas especiales que había allí, y sus historias. Más tarde quise saber más, y averiguar por mí misma. Conocí personas desconocidas que permanecieron desconocidas; extraños que se volvieron familiares; diferentes grupos de meditación que se volvieron habituales. En todo había fe y confianza en las personas, y en algo más grande, una consciencia superior, acerca de la cual había escuchado en la Teosofía. Esto tuvo un notable impacto en mí en las opciones que hice más adelante, en la búsqueda de significado en mi vida. Así comenzó mi peregrinación, exploración, creencia en los seres humanos, mis dudas, mi sentimiento de insignificancia, idealismo, desapego, mi Teosofía, ciencia y humanidad, mi serenidad interna.
Muchas veces he escuchado decir a la gente que los teósofos son soñadores, absurdos, con los pies por encima del suelo y la cabeza en las nubes, crédulos. Lo acepto, sólo si al decirlo quieren significar que tenemos sensibilidad, inteligencia, valor, humildad, que nos atrevemos a controlar nuestras propias vidas, que aspiramos a espiritualizar nuestra vida con la capacidad de experimentar el poder del silencio. La sabiduría nace con la colaboración de nuestra actividad espiritual, inteligencia y espíritu. La espiritualidad requiere observación y discernimiento.
Cuando uno aprende a conocerse, esas opiniones o visiones comunes se desintegran. Lo que parece credulidad resulta ser amor y creencia en la bondad humana. Lo que parece tener nuestros pies por encima del suelo, es en realidad valor para ser diferentes. Lo que parece absurdo es después de todo, una conexión con lo desconocido porque más allá de ello hay una realidad mayor (la humanidad es más de lo que vemos con nuestros ojos). La Sabiduría Eterna no vuelve estúpido al hombre.
Cuando buscamos un verdadero teósofo, un verdadero ser humano, necesitamos buscar sabiduría, que incluye el auto-conocimiento. El solo deseo de convertirse en sabio no es suficiente. En realidad, uno necesita abandonar el deseo de llegar a ser algo. Uno necesita fuerza, auto-disciplina para educarse a sí mismo, para convertirse en un facilitador de la sabiduría de cada era.
Cada uno de nosotros hace visible su vida a su manera. Seamos valientes en lo que creemos que es correcto, verdadero y bueno, con la fe que es el poder que surge desde dentro y la extensión de nuestra mente. En medio de todas estas virtudes, es esencial que permanezcamos en un continuo estado de auto-examen. Conduce a una conexión con el aquí y ahora. Al mismo tiempo, debemos creer en la intuición y el flujo del inconsciente. El sendero del crecimiento humano es una combinación de un propósito determinado y de la búsqueda intuitiva hacia el objetivo, que uno puede sólo sentir con expectativa. No tenemos un modelo o programa preparado. A menudo, solamente después entendemos las razones y lógica interna sobre nuestro sendero. Y esto requiere disciplina espiritual y resistencia. Cuando esto se aprende por medio de la concentración, la vida se vuelve más fácil de comprender. Lo único que importa es lo que hace avanzar la evolución humana.
Deberíamos ser como portadores de luz Paulo Coelho, en su Manual del Guerrero de la Luz, describe al guerrero como un hombre adaptable, verídico, lleno de bondad, que logra en su vida lo que en su ser interno sabe o cree que es correcto. Un guerrero de la luz no actúa para sí mismo, sino que está determinado a actuar de acuerdo a su conocimiento o sabiduría interna o superior. Está aprendiendo continuamente. Actúa de modo que su presencia ayuda a otros y viceversa. Abajo, Coelho escribe cómo uno llega a ser un guerrero de la luz.
Guerrero de la Luz:
Todo Guerrero de la Luz ya tuvo alguna vez miedo de entrar en combate. Todo Guerrero de la Luz ya traicionó y mintió en el pasado. Todo Guerrero de la Luz ya recorrió un camino que no le pertenecía. Todo Guerrero de la Luz ya sufrió por cosas sin importancia. Todo Guerrero de la Luz ya creyó que no era un Guerrero de la Luz. Todo Guerrero de la Luz ya falló en sus obligaciones espirituales. Todo Guerrero de la Luz ya dijo sí cuando quería decir no. Todo Guerrero de la Luz ya hirió a alguien a quien amaba. Por eso es un Guerrero de la Luz, porque pasó por todo esto y no perdió la esperanza de ser mejor de lo que era.
Algunas veces necesitamos observar externamente. A través del arte podemos vernos desde afuera, podemos salir desde nosotros mismos y empatizar con las dificultades de los demás. En lugar de ver solamente un mundo, podemos ver su multiplicidad. Podemos abrirnos a este mundo multidimensional cuando nos liberamos de nuestros prejuicios, hábitos y obstáculos mentales. Esta es verdaderamente la conexión, la unidad, la fraternidad que no separa a las personas, sino que respeta cada sendero.
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