Vol. 138 - Número 03 - Diciembre 2016 (en Castellano) |
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Memorias de Joy Mills
JAMES W. PETERSON
Antiguo miembro de la ST, autor de libros publicados por la editorial Quest Books, y amigo de Joy Mills por casi 50 años.
Joy Mills fue instructora y mentora para cientos, probablemente miles de buscadores espirituales. Lo fue para mí y también fue mi “madre espiritual”. En el Oriente existe este concepto. Una madre espiritual ayuda y alimenta el alma que despierta a realidades espirituales, enseñando las habilidades necesarias para navegar en los mundo internos. Por cincuenta años Joy desempeñó ese rol conmigo.
Como estudiante del último año de bachillerato en Chicago, conocí a la Sociedad Teosófica (ST) por medio de un libro sobre el plano astral. Al notar que la sede se encontraba en Wheaton, a un corto viaje desde mi casa, conduje mi motocicleta hasta Olcott un sábado de primavera. Era marzo de 1967 y yo solo tenía 18. Los despertares espirituales a menudo suceden entre los 18 y 21 años, cuando se dice que un ser encarnado ha alcanzado el punto psicológico en el que abandonó su última encarnación.
Joy fue mi catalizador. Cuando llegué a Olcott, fui llevado inmediatamente a conocer a Joy en su oficina presidencial. Fui escoltado por no menos que su mejor amiga, Virginia Hanson. A los cinco minutos de mi llegada, ¡estaba en presencia de Joy y Virginia! Conversamos sobre cosas de la vida y sobre Teosofía y le pregunté a Joy sobre los mundos espirituales. Inmediatamente me sentí en casa. Me había reunido “con mi gente”. Hace poco me comentó que cuando ella ingresó a la Sociedad en 1941, las personas se le acercaban y le preguntaban, “¿Eres una Besant o una Leadbeater?” Esto significa, por supuesto, ¿Estás más versada en los escritos esotéricos de C. W. Leadbeater, o en los libros más filosóficos de la Dra. Annie Besant? Joy me asoció con un “Leadbeater” de inmediato, e insistió en que buscara en la biblioteca el libro Un Libro de Texto sobre Teosofía por CWL.
En la hora que estuvimos juntos, Joy Mills cambió mi vida. Me abrió un vasto panorama de los brillantes reinos internos, colmados con Maestros radiantes, estados celestiales, devas e incluso hadas. Y me explicó que el universo estaba regido por las leyes gemelas del destino: la reencarnación y el karma. Aunque yo no era clarividente, el mundo que Joy me ayudó a ver cambiaría mi visión por siempre. La vida se transformó.
Acudí a la Universidad de California en Berkeley ese otoño y continué mis estudios teosóficos. El verano siguiente Joy me ofreció un empleo como jardinero en Olcott. Ese verano fue muy especial. N. Sri. Ram estaba con nosotros. Pero más importante aun, fui a vivir y a trabajar con mi nueva amiga, Joy. Allí pude observar su lado humorístico mientras bromeaba con los compañeros en la cena, y su lado serio mientras trabajaba sin descanso en muchas y diferentes tareas por su amada Sociedad.
Joy también me alentó a escribir. Me hizo entregar dos artículos para El Teósofo Americano. El primero fue “La relación absoluta del hombre con lo Absoluto”. Y el segundo fue “Meditación, una vieja cura para un mal moderno”. Siempre fomentó la vida meditativa y yo fui un converso inmediato. He meditado todos los días desde aquel otoño de 1967. El interés por la escritura fomentado por Joy, al final condujo a la publicación de mi libro en la editorial Quest, La vida secreta de los niños.
En 1970 conocí una nueva cara de Joy. Me convertí en un estudiante del Sufismo en el grupo Meher Baba de Sufismo Reorientado, y Joy, en vez de enfadarse de que hubiera abandonado mi enfoque teosófico, se alegró de que hubiera encontrado mi comunidad “Gnóstica”. De hecho, en sus últimos años le encantaba mostrarme nuevos libros que había encontrado sobre Sufismo. Una vez me escribió, “Nunca pensé que habías abandonado la Teosofía, simplemente agregaste un instructor y una enseñanza. Siempre he sentido que eres un verdadero teósofo, hollando el sendero espiritual a tu modo. Cada uno de nosotros lo camina según el llamado interno. Lo que importa es que sigamos a esa Voz Interna.”
En 1975 fui al primero de tres viajes a Adyar. Joy había sido nombrada recientemente Vice-Presidente internacional. Estaba ansioso de ir a verla a India. Pero como había salido a una gira de conferencias en el subcontinente, tuve que resignarme con la compañía de mi viejo amigo de la Iglesia Católica Liberal, ¡John Coats! Muchos años después Joy me confesó que era difícil para ella vivir en India. El calor y la humedad eran agobiantes, después de todo, hay tres temperaturas en Chennai: caliente, más caliente, ¡y ardiente!
Después, cuando Joy se retiró en su amada Krotona, mi esposa y yo hacíamos viajes anuales a Ojai para verla. Y, aun más deleitante, ella se convirtió en mi fiel y regular corresponsal. Intercambiamos cartas muchas veces al año durante los últimos 20 años de su vida. Ella siempre me ofrecía palabras de consejo y aliento, salpicadas con sabiduría teosófica. Un tema del que habló fue su obra magna, su último libro sobre las Cartas de los Maestros:
Estoy agradecida de que mi libro se haya publicado, quizás le sirva de ayuda a los estudiantes. Estoy bien complacida con su aspecto, hermosamente elaborado con una portada encantadora, una pintura de Roerich, un tema bien apropiado. Hasta ahora, las reseñas han sido amables y los amigos entusiastas. Cuando las personas preguntan, “¿Y hora qué sigue?” Les respondo que al menos por ahora, no hay mas escritos. Este año también he cumplido 70 años de membresía en la Sociedad Teosófica, con todas las oportunidades que se me han dado.
A menudo podía escribir conmovedoras observaciones sobre su vida:
Estoy comenzando a sentirme como el Conejo del comercial de baterías, ¡que toca y toca y toca sin cesar! El doctor está convencido que viviré hasta los 100, pero no estoy interesada en establecer ningún récord, estoy dispuesta a seguir tanto como mi mente permanezca razonablemente lúcida.
Algunos días me siento como la última hoja en el árbol, porque uno tras otro… queridos amigos del mundo resbalo hacia la siguiente gran aventura más allá de nuestra visión física. Bueno, debe haber una razón para continuar, y acepto cada día como venga. Entonces, todo está bien y así debe ser.
Y en otra carta:
Pienso en todo aquello por lo que tengo que estar agradecida, una vida tan rica, como Clara Codd tituló su autobiografía. De hecho ha sido una vida rica, si bien no en términos monetarios, pero rica en viajes y amigos, en hacer la labor que quería hacer… Una vida rica, de hecho, por la que estoy completamente agradecida. Y también aprecio nuestra amistad, Jim.
Joy una vez me comentó que la amistad teosófica que atesoró más en su vida fue la de Clara Codd.
Una vez habló sobre la unión entre el Oriente y el Occidente:
Estás en lo cierto de que fue la Sociedad Teosófica la que inició el diálogo entre Oriente y Occidente, y mientra otros, incluyendo el Meher Baba, sólo adoptaron la idea, esta fertilización cruzada entre culturas fue central en la labor de HPB y ella merece todo el crédito por lo que inició.
En la misma carta menciona el solsticio de invierno:
Espero que ambos estén bien y disfrutando del Solsticio de Invierno, un momento muy especial del año en el que se dice que se hace más transparente el velo entre el reino físico y los reinos ocultos de lo Real, de modo que las influencias de los mundos internos pueden alcanzar a la humanidad y ayudarnos a todos en el viaje de nuestras almas. Que ambos pasen unas felices fiestas, en sosiego, plenas de mágicos momentos y que el año entrante traiga Paz, Luz, y Amor para ustedes y para toda la humanidad.
Joy fue una maestra magnífica, una gran amiga teosófica, ¡y una gran madre espiritual! Que todos nosotros podamos celebrar su vida ahora, y en el futuro.
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