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El Teósofo - Órgano Oficial del Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 138 - Número 03 -  Diciembre 2016 (en Castellano)

 
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Encuentros con Joy Mills

 

ANNE JOHNSTONE

Es una antigua miembro de la ST en Nueva Zelanda y EEUU. Es enfermera certificada y por muchos años ha sido la Secretaria de Admisiones en la Escuela de Teosofía de Krotona en Ojai, California.

 

Cuando conocí a Joy me pareció admirable. Durante la década de 1980, un miembro de la ST la estaba presentando durante una convención nacional y se atrevió a analizar su filosofía. Ella rápidamente intervino y le dijo "continúa con el trabajo que estabas haciendo" o palabras similares. ¡A ella definitivamente no le faltaba firmeza!

En Krotona, llegué a conocer a Joy mucho mejor en los siete u ocho últimos años de su vida, cuando mi relación con ella era más la de una ayudante, enfermera, superintendente, a veces técnico de computadoras o impresoras, oficial de seguridad y compañera de citas y de compras cuando era necesario. Nuestras conversaciones a menudo eran sobre artículos que había leído en las últimas revistas, libros de Quest recientemente publicados, o regalos. Ella era una lectora ávida, fan de los crucigramas hasta casi una semana antes de su partida. Su naturaleza competitiva salía a la luz cuando veía programas de juegos en la televisión con sus cuidadores o visitantes, ¡todo para mantener el cerebro flexible! Pero lo que más me impresionó fue que escribía a más de 100 personas cada año durante todo diciembre, y les seguía la pista a todos, a través de un sistema de tarjetas, ¡e incluso continuó la correspondencia con familiares de amigos que ya habían fallecido!

Joy mantuvo ferozmente su independencia, incluso cuando sus habilidades físicas comenzaron a menguar. Éramos 'firmes'/honestas la una con la otra cuando era necesario, y siempre estaba agradecida con los amigos de Krotona y Ojai que ayudaron a mantenerla en su propio hogar. Era notable cómo la gente que era veinte, cuarenta, y sesenta años más joven que Joy, continuaba con las visitas regulares para conversaciones, estudios programados y ayudas en general. Joy controlaba sus compromisos, aceptaba amablemente ayuda y nunca discutía el contenido de las conversaciones. Mi tiempo favorito con Joy era durante las noches, cuando podíamos discutir cualquier tema, al que a menudo se le inyectaba un poco de humor.

Apenas unas semanas antes de su muerte, era obvio que Joy iba a necesitar ayuda "de alguien que viviera con ella". Mencionaba el nombre de Mary Jo Kokochak lo suficiente como para que supiéramos que esta era la persona que Joy sabía que podría estar disponible para ayudar. Cuando Mary Jo confirmó que podría quedarse y ayudarla, Joy y yo tuvimos una conversación sobre lo que habíamos aprendido de nuestra relación en los últimos años. Yo había aprendido cómo atender a mi propia madre de una manera mejor y sentí que había hecho lo mejor cuando ella falleció. Joy dijo que, a través de este proceso de compartir tiempo juntas, y el de otras personas que la ayudaban, había aprendido paciencia (o más paciencia). Mary Jo apareció una semana más tarde y su relación era de profundo cariño.

Yo no soy nadie para hablar de fenómenos o detenerme en ellos, aunque este evento fue significativo para mí. Durante la noche, Mary Jo y yo nos turnábamos cada cuatro horas para cuidar a Joy. Estuve con ella durante las primeras horas de la mañana con una luz suave encendida. Mientras la miraba, me pareció que su rostro parecía una versión más joven de Joy, tal vez en sus treinta o cuarenta años. (Desde entonces he aprendido que este es un acontecimiento bastante común, cuando la persona "trasciende" en el momento más feliz de su vida.). Este incidente duró sólo por un corto tiempo, y entiendo que a menudo es una cuestión muy temporal. Pero fue un gran privilegio ser testigo de esto, y un regalo que siempre recordaré. Estoy segura de que su entusiasmo constante por la investigación la mantuvo alerta durante mucho tiempo.

De un libro dado a Joy como regalo de Navidad, recuerdo que Mary Jo y yo nos turnábamos para leerle poemas de Mary Oliver que a ella le encantaba escuchar. Los poemas incluían temas sobre "El viaje", "El regalo" y "Amor". Del libro Felicity, este es uno de los poemas que le leímos a Joy:

Rosas

Todo el mundo se hace de vez en cuando 
preguntas para las que no existen  
respuesta rápidas: la Causa Primera, la existencia de Dios,
qué sucede cuando se baja el telón
y nada lo detiene, ya no habrá besos, 
ni Súper Bowl, ni visitas al centro comercial.

“Rosas salvajes”, les dije una mañana. 
“¿Tenéis las respuestas? Y si las tenéis, 
¿me las daríais?”

Las rosas sonrieron dulcemente. “Perdónanos”, 
respondieron. “Pero como puedes ver, 


ahora estamos totalmente ocupadas siendo rosas”.
[1]

 

 

Nos han dado metas magníficas para ponernos delante. El propósito de los Objetivos es claro; recordarnos constantemente por qué estamos aquí, no sólo como miembros de esta Sociedad, sino como hombres y mujeres que caminan los caminos de la humanidad hacia los dioses.

Joy Mills


 

[1] Datos bibliográficos de la versión del libro en castellano: Mary Oliver, Felicity, Valparaíso Ediciones. ISBN 978-84-16560-55-4.

 

 

 

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