Vol. 138 - Número 03 - Diciembre 2016 (en Castellano) |
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Recuerdos dichosos de Joy
NELDA SAMAREL Ed.D., R.N., Directora de la Escuela de Krotona de Teosofía y miembro del Consejo de la ST en Norteamérica, actualmente es miembro de la Junta Directiva de la Federación Teosófica Interamericana
Joy Mills es conocida en todo el mundo teosófico como una extraordinaria estudiante de la tradición de la Sabiduría Eterna. Habiendo sido autora de numerosos libros e innumerables artículos de revistas, fue una maestra internacionalmente solicitada por casi la totalidad de su membresía, que fue de setenta y cinco años en la Sociedad Teosófica (ST). Sus logros son asombrosos y ella tenía una notable capacidad de sobresalir en lo que eligiera emprender. Sus contribuciones a la Sociedad son bien conocidos e incluyen, además de sus escritos y enseñanzas; la Presidencia de la Sociedad Teosófica en Norteamérica durante un momento muy difícil en la historia de los Estados Unidos, cuando el movimiento de derechos civiles estaba en el centro; la Presidencia de la ST en Australia, la única Presidente Nacional en la Sociedad que alguna vez fue solicitada para ir a otra Sección de la ST; Vicepresidente Internacional de la Sociedad; Miembro de la Junta de Síndicos del Instituto Krotona de Teosofía en el que sirvió continuamente durante 35 años; Miembro permanente del Consejo General de la Sociedad, que estuvo en el cargo por más tiempo; y distinguida receptora de la Medalla T. Subba Row, por sus sobresalientes contribuciones a la literatura teosófica. Mucho más se puede decir, y se ha dicho, sobre estos logros. Al recordar a Joy, en vez de hablar de aquellos aspectos de su vida que todos conocemos como escritora, oradora, mentora, administradora e innovadora, quisiera compartir algunos aspectos más personales y menos conocidos de la vida de Joy, con la esperanza de que todos los que tanto amamos y admiramos a esta gran dama lleguemos a conocerla y apreciarla mejor. Habiendo disfrutado de una cercana amistad durante veintiséis años, los últimos dieciséis años como vecinas de al lado, Joy y yo pasamos muchas horas juntas hablando sobre asuntos más serios de la vida, incluyendo la vida, la muerte, la teosofía, la religión y la filosofía, así como los muchos temas cotidianos que los amigos normalmente compartirían: familia, amor, comida, política y más. ¡Usted lo menciona y lo hemos hablamos! Una de las cosas más notables de Joy fue que ella siempre se esforzó por hacer de las enseñanzas una realidad en su vida. Ella recordaría a menudo tiempos y acciones anteriores en su vida, preguntándose si podría haberlo hecho mejor. Por ejemplo, ella revivió decisiones tomadas como Presidente Nacional de la Sociedad Teosófica en Norteamérica, preguntándose si había hecho lo "correcto", tratando de determinar cómo podría haber sido más eficaz. Ella se esforzaba por comprender de sus propias acciones, con la esperanza de aprender y crecer en cada experiencia, teniendo siempre el consuelo de saber que había hecho todo lo mejor posible, ya fuera en sus escritos, enseñanza, trabajo administrativo, o jugar bridge o scrabble. Ella nunca hizo nada a medias. Como estudiante extraordinaria de la sabiduría eterna, Joy compartía mucho más que su comprensión académica. Ella entendía no sólo las complejidades de la doctrina teosófica, sino que sintetizaba y asimilaba las enseñanzas, digiriéndolas e incorporándolas a quien ella era. Era mucho más que "doctrina" para ella; para Joy era un modo de vida, algo por lo cual esforzarse, una Teosofía viviente. Fue sólo a través de "vivir la vida", como le encantaba decir, que fue capaz de inspirar a innumerables buscadores en todo el mundo. La mayoría de nosotros vio a Joy como una estudiante seria en su papel de maestra y mentora, pero también tenía su lado divertido. Pasamos muchas horas juntas en la sede internacional de la ST.; en Adyar íbamos de compras y, a menudo, nos metíamos en problemas compartiéndolos juntas, luego riéndonos sin control de ello. Ella disfrutaba de las tardes que pasábamos juntas en su habitación o en la mía, discutiendo nuestras vidas anteriores mientras comíamos muchas papitas fritas. Aunque Joy disfrutaba momentos de distracción en la vida tales como conciertos, salir a cenar, ver programas de concursos en televisión, y jugar con amigos, su vida estaba totalmente comprometida con la ST. Este fue un compromiso consciente y no lo tomó a la ligera. No muchos años después de unirse a la Sociedad, Joy recibió una propuesta de matrimonio de un caballero amigo y compañero. Al darse cuenta de que ella sólo podía servir bien a un maestro, ella rechazó la propuesta para dedicar su vida a la Sociedad, manteniendo su amistad con su pretendiente hasta su muerte muchos años después. No es posible saber cuántos de nosotros nos beneficiamos con este tipo de auto-sacrificio en su decisión. Y cuando pensamos en el momento de esta decisión, es aún más notable. La década de 1940 fue un momento en que las mujeres se casaban y se convertían en esposas y madres para ser apoyadas por sus maridos; la mujer independiente era una anomalía y tuvo que ser confiada y valiente, cualidades que sin duda describen a Joy Mills. Al mudarse a Olcott, la sede nacional de la ST en Norteamérica, para unirse allí al personal en 1940, Joy supo que había encontrado su hogar espiritual. A mediados de los años 40 se mudó a Seattle para enseñar en la escuela secundaria, viviendo allí con dos amigas cercanas, Vera Reichers y Gwen Garnsey, también miembros de la Sociedad. Mientras estaba en Seattle, Joy continuó trabajando para la ST allí. Después de unos años regresó a Olcott, y permaneció como trabajadora a tiempo completo para la Sociedad por el resto de su vida. En sus últimos años en Krotona, lugar en que Joy vivió ininterrumpidamente desde 1980 hasta su muerte en 2015, con la sola excepción de los tres años que vivió en Australia como Presidente Nacional de esa Sección, fue visitada por innumerables miembros de la Sociedad y no miembros, que apreciaban su vasta sabiduría. Incluso en sus años menguantes, ella nunca rechazó una visita solicitada, siempre poniéndose a disposición de los buscadores experimentados y nuevos, por igual, para inspirar, responder preguntas, ayudar con el estudio, o simplemente charlar. La gama de sus visitantes era enorme e incluía viejos amigos, nietos de amigos, estudiantes de secundaria, directivos de la ST que buscaban su sabiduría, y vecinos de Ojai que simplemente querían estar en su presencia. Joy fue una mujer multifacética. Durante los meses que siguieron a su transición a la vida superior, tuve el honor de revisar sus pertenencias, que incluían no sólo sus efectos personales, sino sus notas de conferencias, archivos y cientos de libros. No teniendo idea de su afinidad con la poesía, me sorprendí al ver el gran número de tales libros, con obras de reconocidos autores, tales como TS Elliott, Walt Whitman, Emily Dickinson, Ralph Waldo Emerson y Edna St. Vincent Millay, junto con algunos que eran menos conocidos. Aunque ninguno de los libros fue anotado o subrayado, como era el hábito de Joy en sus últimos años al leer cualquier cosa de interés para ella, era obvio que los libros fueron muy leídos. Uno casi podía sentir el disfrute que surgió en algún momento pasado, de esas páginas tan gastadas. Aunque aprendí que Joy disfrutaba de la poesía, no tenía ni idea de que ella, de hecho, era poeta por derecho propio. Nunca jamás, en todos nuestros años de conversación, mencionó alguna vez el tema de la poesía. En un armario, escondido con fotos viejas y libros de texto de la universidad, encontré un libro de poesía manuscrita. Uno inmediatamente podía ver que esto era algo muy especial. Originalmente una cubierta de tela de color marrón o herrumbre que desvanecida por setenta y cinco años de vida en un estante, estaba meticulosamente cubierto de plástico, como se esperaría de Joy. La cubierta de tela estaba grabada en relieve con una paloma rodeada por un círculo de rama de olivo. Era un libro de páginas en blanco, ahora frágil con el paso del tiempo, del tipo que se suele pensar en revistas, diarios o notas especiales obsequiadas en 1941 como regalo de Navidad de su querida amiga universitaria, Caroline Tess, más tarde Caroline Ross. Durante las siguientes décadas, Joy llenó ese diario cubierto de tela con poemas originales. Al pasar por otros documentos, aprendí que estudió poesía en la universidad. A continuación se presentan dos de sus aproximadamente 190 poemas originales:
Año Nuevo – 1944 La mañana era cristal - blanca y clara. "Más radiante que el sol soy Yo" La helada permanecía inmóvil, en cada rama Una esfera luminosa, reflejaba la luz; "Más Pura que la nieve, más sutil que el Eter es el ser" – en silencio llegó El vuelo de místicas alas, La VISIÓN y el grito, El estallido del sonido - La Voz del Buscador: "YO SOY ESE SER: ESE SER SOY YO."
Sin Título Julio 1944 Ciertamente el amor no tiene límites, No conoce confines, De lo contrario, yo debería empaquetar Este corazón mío.
Ninguna mano podría sostenerlo Ninguna mano negarlo Un regalo tan simple: Mi corazón y yo.
De todos los sueños Que pueden hacerse realidad, Este corazón tiene lo más querido Para todos ustedes:
La alegría de la paz Otorgada por Uno Quien guía y vela Hasta que todo se haga;
La alegría de la belleza Presente aquí En el corazón que conoce al Maestro de cerca;
La alegría del amor Ahora completo En el corazón de Él En Quien todos los amantes se encuentran.
La poesía de Joy, que abarca desde 1939 hasta la década de 1990, está siendo publicada por la Theosophical Publishing House en Wheaton, Illinois, en un volumen que será lanzado en la primavera de 2017. Es de particular interés que entre los libros de Joy estuviera el clásico de René Daumal, Monte Análogo, junto con una biografía del autor. Según Daumal, hay tres grandes enfoques de la verdad: la filosofía, especialmente la dialéctica de Platón; la "iniciación" de la tradición oculta debidamente entendida; y la poesía como un medio para alcanzar el conocimiento sagrado. Las obras completas de Platón, junto con varios libros de comentario, tenían un lugar prominente entre los libros de Joy, y ella siempre tuvo un fuerte interés en el ritual y el ocultismo. Lo único de la "trinidad de la verdad" de Daumal que no había sido evidente en la colección de literatura de Joy era la poesía. Esto ya no es así. Era el deseo de Joy morir pacíficamente en su propia cama, en el hogar, en su amada Krotona. Su deseo se cumplió. Poco tiempo después de sentirse cómoda con sus queridas amigas, Anne Johnstone y Mary Jo Kokochak, dio su último aliento a las 10:35 am del 29 de diciembre de 2015. Ella estaba dormida mientras se deslizó en silencio y sin incidentes hacia una vida más elevada. Mi inmensa gratitud por haber experimentado la sabiduría y la amistad de esta gran dama de la Teosofía que es compartida por muchos otros. Llevemos adelante todo lo que hemos ganado al experimentar la presencia de Joy Mills.
No osemos convertirnos en meros teósofos de salón, especulando sobre Parabrahman y pralaya, la naturaleza de maya y la composición de los skandhas. La especulación debe dar paso al conocimiento; el conocimiento debe ser transmutado en compasión. Joy Mills
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