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El Teósofo - Órgano Oficial del Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 138 - Número 01 -  Octubre 2016 (en Castellano)

 
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¿Cuál es tu camino? – I

 

TRAN-THI-KIM-DIEU

 

Presidenta de la Federación Teosófica Europea. Da conferencias y escribe profusamente sobre Teosofía.

Conferencia dada en el Congreso Europeo, septiembre de 2004

 

 

Introducción

 

Puesto que algunos individuos se liberaron de la subordinación del cielo[i] y mostraron el camino al resto de la humanidad, que vivir correctamente, sin esta subordinación (a un dios personal) es posible, la ética ha demostrado ser la cuestión esencial respecto al sendero espiritual.

 

La ética concierne a la moralidad universal. No puede ser establecida en forma de leyes que gobiernan a una comunidad, como las de la sociedad humana, o como reglas que regulan a un grupo de personas más pequeño como los de ciertas asociaciones. La razón es que la ética va más allá de las leyes y las reglas que se originan de ellas.

 

La ética es un ideal para los humanos, puesto que es un estado de consciencia perfecto expresado por los seres humanos perfectos y, para quienes creen en ellos, por los ángeles. Por lo tanto, la ética es como la Estrella Polar que guía el camino. Nunca es plenamente alcanzada por un ser humano, porque cuando uno la alcanza, deja de ser humano, al haber realizado lo Divino en el interior. Por lo tanto, un ser humano a quien le gustaría hollar el sendero espiritual parece estar obligado a encontrar una forma de vida posible, aceptable y dinámica, para no deslizarse en una forma de vida pasiva, arrullada por la ilusión común de estar auto-satisfecho con solo tener un elevado ideal. Cuando esta forma es dinámica, lleva a aquellos que la practican cada vez más cerca del ideal.

 

Nadie puede pretender ser completamente libre o capaz de asumir enteramente la responsabilidad de un ser humano, aún dentro de nuestro propio contexto limitado. Entre el extenso cielo, donde el alma puede respirar libremente mientras extiende totalmente sus alas hacia la llama eterna, y el profundo océano de responsabilidades de toda clase, que es la vida, donde la misma alma puede sumirse en lo profundo, estrellándose contra los arrecifes sin oportunidad de respirar libremente, el alma tiene que atravesar todo el proceso de aprender a discernir.

 

Verdaderos reformadores, reales maestros espirituales, como también auténticos instructores religiosos favorecerían este aprendizaje al estar en armonía con el crecimiento espiritual, el que, como enseña la teosofía, da el impulso básico a la evolución del alma. Por el contrario, los místicos por naturaleza, a diferencia de los místicos realizados por ‘esfuerzo propio’, como también los perezosos ‘cabeza dura’, lo rechazan. Eliminando de nuestra conversación a estos últimos, (porque no es apropiado hablar acerca de uno mismo), consideremos unos pocos notables filósofos, entre ellos un místico por naturaleza  y por excelencia, a saber, Chuang-Tzu.

 

 

 

El camino de Chuang-Tzu (¿369? - 286? AC)

 

Cuatro siglos AC, un famoso filósofo y escritor taoísta llamado Chuang-Tzu indicó que solo por medio de la comprensión del Tao, el Camino de la Naturaleza, y residiendo en su unidad, puede el hombre alcanzar la verdadera felicidad y libertad, tanto en la vida como en la muerte.[ii] En otras partes, en numerosos poemas y prosa, ensalzó la no-acción, o ‘no hacer’, pero no la inacción.

 

Es opinión común que la acción está estrechamente ligada a la responsabilidad, y que la responsabilidad disminuye la libertad. Esto no es del todo erróneo. Pero para Chuang-Tzu, hay solamente una responsabilidad, que no la llama así, esto es, seguir el Camino del Tao, porque, como escribió:

 

Los peces nacen en el agua

El hombre nace en el Tao.

Si los peces, que nacen en el agua,

Buscan la sombra profunda

Del estanque o la alberca

Todas sus necesidades

Son satisfechas.

Si el hombre, nacido en el Tao,

Se hunde en la profunda sombra

de la no-acción,

Para olvidar la agresión y las preocupaciones,

No le falta nada,

su vida es segura.

Moraleja: “Todo lo que necesita el pez,

es perderse en el agua.

Todo lo que necesita el hombre es perderse

en el Tao.[iii]

 

La filosofía de la no-acción proclamada por Chuang-Tzu no es originalmente de él. Proviene de Lao-Tzu, el supuesto autor del bien conocido Tao-te-Ching.  Respira la libertad de no estar limitado nada. Aunque el mismo Tao-te-Ching, mientras alaba la virtud, no niega la actividad y el deber:

 

La virtud suprema llega a través de la actividad de la Vida Interna;

entonces busquemos activamente la Vida Interna.

Para ser menos virtuosos y practicarla, seamos activos en el desempeño del deber.

 

Para adquirir la benevolencia y practicarla, seamos activos en la búsqueda de la Vida Interna.

Para adquirir el bien y practicarlo,

seamos activos en el desempeño del deber.

 

Adquirir la rectitud y practicarla,

es ver que nadie la honra;

entonces muestra el brazo,

y adquiérela por la fuerza.

 

Por lo tanto, cuando se pierde el Tao, sigue la Virtud;

cuando se pierde la virtud, sigue la benevolencia;

cuando se pierde la benevolencia, sigue la recta conducta;

cuando se pierde la recta conducta, sigue el bien.[iv]

 

Aunque a Lao-Tzu no se lo conoce como persona histórica, como Hermes Trismegistus, a Chuang-Tzu sí se lo conoce como persona histórica, quien efectivamente existió y expresó la filosofía de la no-acción en su desnuda y brillante pureza. Esta no-acción representa un estado de consciencia donde no puede haber dos entidades, sujeto y objeto, yo y el otro. Nosotros llamamos a este estado “no-dualidad”; hay solo uno, no una persona, ni un individuo, sino solo un estado íntegro donde no hay separación, ni dicotomía entre ‘esto’ y ‘aquello’.

 

Este estado fue bien ilustrado por la historia del sueño de Chuang-Tzu:

 

Chuang-Tzu soñó una vez que era una mariposa, una mariposa que volaba y revoloteaba por los alrededores, feliz consigo misma y que hacía lo que le agradaba. Él no sabía que era Chuang-Tzu. Repentinamente despertó y allí estaba, Chuang-Tzu sólido e inconfundible. Pero él no sabía si era Chuang-Tzu quien había soñado que era una mariposa, o una mariposa que había soñado que era Chuang-Tzu. ¡Entre Chuang-Tzu y una mariposa debe haber alguna diferencia! Esto se llama la transformación de las Cosas.[v]

 

La experiencia mencionada precedentemente es una visión mezclada del mundo fenoménico en el cual las cosas, personas, conceptos, ideas, es decir, todas las cosas, aparecen mezcladas con su propia naturaleza verdadera, en unidad. Esta visión predominó justo en el momento en que Chuang-Tzu despertó, así que exclamó: “Entre Chuang-Tzu y una mariposa debe haber alguna diferencia! Y finalmente llegó al hecho innegable: “Esto se llama la transformación de las Cosas”. Las “Cosas” en transformación son los dharmas en el significado general del término, que significa todo lo que existe en el mundo fenoménico. La “transformación de las Cosas” apunta aquí al proceso total de la mutación de todos los dharmas, incluyendo los humanos. Se mueve desde el estado de los individuos hacia  al estado original de la mente – o consciencia -   y de regreso a ese estado, es decir, a la inocencia, donde la consciencia no está contaminada por el yo. Uno puede sentir que la inocencia es libertad: la consciencia todavía no se ha atrincherado en ninguna forma, y las formas comienzan con la auto-identificación, de modo que el individuo llamado Chuang-Tzu no tiene la seguridad de ser Chuang-Tzu.

 

Tal estado de consciencia no puede generar el mal, o alguna clase de llegar a ser, juicio, auto-consciencia, ego, etc. Puesto que no hay nada de esto, no puede haber ninguna historia que escribir. Esto es lo que Chuang-Tzu describe en un relato llamado: “Cuando la vida era plena no había historia”.

 

En la era en que la vida sobre la tierra era plena, nadie prestaba particular atención a los hombres valiosos, ni señalaba al hombre de habilidad. Los gobernantes eran simplemente las ramas más altas del árbol, y el pueblo era como los ciervos en los bosques. Eran honestos y justos sin darse cuenta de que estaban ‘cumpliendo con su deber’. Se amaban los unos a los otros y no sabían que esto significaba ‘amar al prójimo’. No engañaban a nadie, y aun así no sabían que eran ‘hombres de fiar’. Eran íntegros y no sabían que aquello era ‘buena fe’. Vivían juntos libremente dando y tomando, y no sabían que eran ‘generosos’. Por esta razón sus hechos no fueron narrados.  No hicieron historia.”[vi]

 

Es muy obvio que cuando la vida se desenvuelve sin el yo, no tiene sentido considerar la cuestión de la virtud. Chuang-Tzu representa durante generaciones al taoísta puro, al expresar el auténtico Camino del Tao y al haber transmitido el genuino espíritu de la no-acción. En realidad, él es el último filósofo taoísta puro y sutil pensador, e incontaminado con la magia, a diferencia de los taoístas posteriores, como registró la historia. Además, él es un místico de linaje puro, para quien la ética no es definitivamente moralidad, o un asunto a ser codificado. Esta ética es la esencia de la iluminación, revoloteando como una mariposa, pero ominipresente en el corazón de todas las Cosas, ayudándolos a avanzar hacia el Tao.

 

¡Qué pena! Nunca, desde que se creó la historia, alguien pudo detener las aguas. Parece como si la Edad de Oro estuviera ahora olvidada. Aquí estamos, con cosas por organizar, con planes que lograr, con problemas que resolver. Sobre todo, ‘en el origen de todas las preocupaciones’ viajamos a través de nuestras vidas con un ego ‘que cargamos y usamos’ en medio de seres humanos que tienen el mismo tipo de ‘equipaje’.

 

El Camino de Confucio (552/1-497 AC)

 

Confucio ha cincelado la mente china durante más de dos milenios a pesar de los trastornos sociales y políticos. Armonizó los intereses individuales y colectivos. Su filosofía principalmente trata con la cooperación por el bien de la comunidad. Todo su pensamiento está basado en la nobleza espiritual cuyo primer interés es por los demás, al hacer uso de nuestra propia inteligencia para tratar con las cosas, sucesos y personas.

 

Confucio valoró y acentuó enormemente la importancia de la inteligencia, benevolencia y rectitud. Para él, la inteligencia deriva del Tao, la benevolencia de la virtud y la rectitud es solo la manifestación de las dos en acción. Pero en la base de la benevolencia y de la rectitud, y como un aditamento principal para la inteligencia, el aprendizaje es el medio capital para que evolucionen los humanos, como se relata en las Analectas:

 

Amar la bondad sin amar el aprendizaje,

puede conducir a la necedad.

 

Amar la inteligencia sin amar el aprendizaje

puede conducir a la desviación del sendero correcto.

 

Amar la honradez en la palabra sin amar el aprendizaje

puede conducir al comportamiento perjudicial.

 

Amar la franqueza sin amar el aprendizaje

puede conducir a la intolerancia.

 

Amar el valor sin amar el aprendizaje

puede conducir a la desobediencia.

 

Amar la fuerza inconmovible sin amar el aprendizaje

puede llevar a la indisciplina.[vii]

 

Así el aprendizaje, sin duda, constituye la forma dinámica de vivir. Uno puede decir que “ya que la virtud está perdida”, el aprendizaje es el prerrequisito principal de muchas cualidades, aún para la bondad. De hecho, el aprendizaje es más que un pre-requisito. Es la idea clave, el campo de acción y la valiosa acción básica de una vida fructífera y meritoria.

 

Uno puede agregar también, parafraseando Las Analectas que

 

Amar el servicio (en cualquier campo) sin amar el aprendizaje puede conducir a la rutina y la explotación.

 

Amar la acción (de cualquier tipo) sin amar el aprendizaje puede conducir a la agitación y en el peor de los casos, a la inmoralidad.

 

Amar el amor sin el aprendizaje puede conducir a la lujuria y sobrepoblación.

 

Y así sucesivamente.

 

Uno puede ver que este aprendizaje no es diferente de aprender a discernir. El discernimiento es la cualidad de la mente que ve lo que es correcto en el momento, por el bien de todos, en el proceso total de la manifestación. Para usar los términos teosóficos clásicos, es la función de buddhi que ayuda al alma, o peregrino espiritual, a caminar (y desarrollar) su propio sendero para moverse en forma segura entre el mundo material.

 

El impacto de Confucio también influenció la base de la sociedad humana. Él enfatizó la idea de la justicia o equidad en las relaciones humanas. Mientras la igualdad es la característica de las almas espirituales (antes de la eternidad), en la vida diaria, la igualdad es muy difícil de aplicar. Con la equidad, es menos probable que caigan los humanos en la condescendencia o hipocresía. Refiriéndose al Tao-te-Ching, que dice, “Hazle el bien a quien te ha lastimado”[viii], alguien le preguntó a Confucio: ‘Compensar un mal con un acto bondadoso’. ¿Qué piensa de este dicho?” Confucio respondió directamente: “Entonces ¿con qué compensa un acto bondadoso? “Usted compensa un mal con rectitud, pero usted compensa un acto bondadoso con un acto bondadoso”[ix].

 

De acuerdo a Confucio, la generosidad en exceso no es una señal de sabiduría.  Es lo opuesto de mezquindad. La sabiduría es solamente sabiduría cuando encuentra una forma práctica de expresarse por el bien del individuo y de la comunidad. Por lo tanto, a veces, el buen sentido común puede considerarse como una forma de sabiduría.

 

La sabiduría de Confucio aplicada a la vida diaria fue extensamente apreciada por los gobernantes de su tiempo. Uno puede suponer firmemente que era un hombre influyente. Pero permaneció modesto y sencillo en sus palabras y modales. De nuevo Las Analectas presentan una de sus respuestas:

 

¿Poseo conocimiento? No, no lo tengo. Un campesino me hizo una pregunta y mi mente quedó completamente en blanco. Me mantuve insistiendo en los dos lados de la pregunta hasta que obtuve todo de ella.[x]

 

Cuando admiradores y discípulos se dirigían a Confucio, él modesta y sencillamente decía que no era un hombre instruido como la gente se inclinaba a creer, sino que solo era un hombre cuyo pensamiento tenía su origen en el Único.

 

Filósofo, humanista, filántropo, sabio, Confucio no dejó solos a sus semejantes, librados a su propio destino. Él compartió su interés por el bienestar de todo. La historia, cuando se escribió, registra las huellas de seres similares. Si la nota clave de Chang-Tzu es la inocencia, los pilares de Confucio pueden identificarse como bondad, inteligencia y aprendizaje a través de la auto-transformación.[xi] 11

 

 

Notas y Bibliografía


 

[i]                      [i] George Bernard Shaw, citado por Jorge Luis Borges en una entrevista de Osvaldo Ferrari. Versión francesa Retrouvailles, dialogues inédits de José Corti 2003 -p.28 (Reencuentro: Diálogos inéditos, Osvaldo Ferrari, 1999).

[ii]                     [ii] -Tzu, Basics Writings, traducido por Burton Watson, Introducción.

[iii]                   [iii] The way of Chuang-Tzu, traducido por Thomas Merton, p.94.

[iv]                    [iv] Tao-te-King de Lao-Tzu, traducido por Isabella Mears, XXXVIII, p.58.

[v]                     [v] Chuang-Tzu, Basic Writings, p.45.

[vi]                    [vi] The Way of Chuang-Tzu, pp. 114-115.

[vii]                  [vii] The Analects, book XVII,8, pp.144-145.

[viii]                 [viii] . id. XIV, 34, p.129, nota al pie de página.

[ix]                    [ix] id. XIV, 34, p.129

[x]                     [x] id. IX, 8, p.97

[xi]                    [xi] Confucio y Chuang-Tzu influenciaron  fuertemente  la mente china y los prepararon para recibir las enseñanzas del Buddha, transmitidas luego por Bodhidharma, tan fructíferamente que el Budismo Mahayana tomó una nueva expresión activa en el Budismo Chan, que luego llegó a ser Zen en Japón.

 

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