Vol. 138 - Número 01 - Octubre 2016 (en Castellano) |
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Voz del silencio: susurros de la intuición
WILLIAM WILSON QUINN
Antiguo miembro de la ST en Norteamérica, editor de The American Theosophist y editor asociado de la TPH (Wheaton). Tiene grados en Divinidad y Humanidades.
Koot Hoomi Lal Singh (KH)
El Savitri (Gayatri) mantra es un verso venerado de un himno completo (sukta) de la sagrada escritura Rig-veda (III.62.10), que data aproximadamente del 1500 AC. Cuando se canta apropiadamente, el Savitri mantra es muy bello y espiritualmente imponente. La breve invocación del mantra es a la deidad solar, a quien se pide entre otras cosas que ilumine nuestra “intuición” (o “mentes”, o “intelecto” o “comprensión”), el término utilizado depende de la traducción moderna del sánscrito. Parece apenas sorprendente que lo que llamamos “intuición” estuvo en primer lugar en las mentes de los autores de los Vedas, quienes, hace mucho tiempo, registraron primero su esencia en el desenvolvimiento espiritual. Pero al igual que la intuición también ha sido un tema fundamental de las enseñanzas esotéricas en los registros escritos desde los tiempos de los Vedas, es - más significativamente- un valor o principio central de la filosofía perenne inmemorable, que no está sujeto al tiempo, ni es afectado por él.
El término “intuición” se interpreta de diversas maneras en diferentes tradiciones espirituales. En la antigua Grecia se la comprendía como gnosis. En los textos sufíes sagrados, el término árabe usado es ma’rifa. El hinduismo contiene referencias en sánscrito tanto para el término jñana en sus libros sagrados, como para la doctrina Védica de los cuerpos sutiles (kosas-s), alternativamente “envolturas”, “vehículos” o “capas”, de los que vijñanamaya-kosa o buddhi es una, la modalidad humana a través de la cual funciona la facultad de la intuición como un proceso. HPB y sus maestros usaron los términos “intuición” o “intuición intelectual” para describir la misma facultad que los términos referidos, y por lo tanto, también describieron buddhi. Ananda Coomaraswamy prefirió el término “cognición”, como el proceso o funcionamiento del “intelecto espiritual”.
Debería observarse, antes de dejar el tema de la traducción, que otro término sánscrito, prajña, es ocasionalmente traducido como intuición, probablemente porque tanto prajña como jñana comparten la raíz común jña (conocer). Aunque estos dos términos significan cosas diferentes, están estrechamente relacionados o son efectivamente inexplicables. Ambos son igualmente importantes de comprender y desarrollar, para el caminante, el viajero serio en el sendero del desenvolvimiento espiritual, ya que se necesita el funcionamiento apropiado de ambos para realizar un progreso significativo en este sendero.
Estos hechos básicos son suficientes para concluir que la intuición juega un rol central y crucial en el genuino desenvolvimiento espiritual, y que éste siempre y en todas partes, ha sido el caso. Por lo tanto, para el caminante, un enfoque profundo y constante en la comprensión y desarrollo de la intuición es sine qua non para el progreso efectivo. De los dos aspectos principales de la facultad de la intuición, que existen juntos en relación a la modalidad del cuerpo intuitivo sutil (o buddhi), uno es el que permite al aspirante descubrir el significado de los sagrados principios esotéricos de la metafísica, o prajña. El otro aspecto principal, o jñana, podría ser descrito como una forma de presciencia y también prudentemente descrito como una forma de comunicación, según la cual gurú y chela, sin palabras, reciben y transmiten activamente impresiones psíquicas metafísicamente, una vez que el chela se prepara lo suficiente para participar de esta manera.
Finalmente, no importa cuál de estos términos decidamos usar, cualquiera sea el lenguaje, para describir la facultad y funcionamiento de la intuición, mientras tengamos en claro lo que se está considerando y cómo funciona. En su formulación más breve, la intuición puede ser definida como la facultad por medio de la cual el perceptor puede alcanzar un conocimiento directo de los principios principales (“verdades”), o principios universales sagrados que son inmemorables e inmutables, y también puede aplicar su correspondiente capacidad a situaciones circunstanciales, esas de nuestra vida, por ejemplo. Esto incluye un grado de conocimiento, comprensión o sabiduría “supraracional”, que no es comunicable a través de palabras, sino que es eficazmente realizada por el perceptor a través de la facultad de la intuición. Como HPB observó, “La esencia total de la verdad no puede ser transmitida de boca a oído. Ni puede ninguna pluma describirla, ni aún esa del Ángel registrador, a menos que el hombre encuentre la respuesta en el santuario de su propio corazón, en las recónditas profundidades de sus intuiciones divinas”.[i]
Esos formidables individuos que han alcanzado niveles más elevados de iniciación y a quienes muchos se refieren como Adeptos, y sus avanzados estudiantes o chelas, deben, necesariamente, haber desarrollado completamente el uso de la intuición. Sin embargo, quienes busquen unirse a sus filas ascendiendo directamente hasta la cumbre de la realización espiritual, y puedan permanecer en las laderas inferiores de esa imponente montaña, es probable que tengan diferentes grados de aptitudes en el diestro uso de la intuición. Estos variados grados de destreza en el uso de la intuición entre tales aspirantes, son posiblemente los efectos del funcionamiento de causas mediatas o karma, que escudriñan existencias anteriores. Cualquiera sea el caso, los viajeros o aspirantes espirituales, difieren en este aspecto, algunos tienen habilidades existentes en el uso de la intuición, mientras que otros carecen de capacidades iguales, pero aún pueden seguir en el sendero espiritual debido a otras cualidades necesarias. Sin embargo, los aspirantes de ambas categorías, pueden hacer un progreso considerable solamente cuando se hacen esfuerzos conscientes y deliberados para acometer un programa sostenido de mayor desarrollo y comprensión del funcionamiento de la intuición.
En este punto se le pide al lector que momentáneamente “cambie de marcha” y forme una imagen mental del músculo bíceps del brazo humano. Cuando niño, el bíceps sin desarrollar está oculto en un suave tejido, pero a medida que el niño crece, también lo hace el bíceps, como lo hacen todos los otros músculos del cuerpo, crece y se desarrolla normalmente también. Cuando joven adulto, los bíceps pueden haber desarrollado una buena definición muscular y distinguirse claramente de los otros músculos en el brazo y la espalda, dependiendo de la constitución congénita del individuo. Ahora, se le pide al lector que forme una imagen mental de un físico-culturista perfeccionado, quien se entrena levantando pesas diariamente para agrandar los bíceps a fin de tomar parte en competencias de físico-culturismo. Estos bíceps de atleta finalmente se vuelven masivos, por medio de una forma básica de ejercicio: la repetición de levantar pesadas pesas. Los principios básicos del desarrollo de la intuición no difieren significativamente de los del desarrollo de los bíceps o de algún otro músculo. El caminante debe usar su intuición consciente y repetidamente, esforzarse sinceramente, y confiar en el resultado de ese uso. Al comienzo de este régimen de entrenamiento de la intuición, indudablemente ocurrirán errores en las percepciones. Pero con el transcurrir del tiempo, a medida que aumente la fuerza de la intuición, también aumentará su exactitud y confiabilidad. Repetido suficientemente, el uso de la intuición puede finalmente desarrollarse como una segunda naturaleza, por así decir, y el aspirante puede avanzar, siempre que permanezca fiel a las reglas del sendero espiritual y tenga el valor necesario.
Intuición como prajña
Es evidente para aquellos que huellan o buscan hollar el sendero espiritual que, entre sus inexorables resultados o metas, está comprender u obtener conocimiento directo (prajña) de los principios esotéricos de la metafísica. Esta habilidad difiere, pero está estrechamente relacionada, con la habilidad del caminante de reconocer las correspondencias de estos principios en las actividades dirigidas espiritualmente, y en todas las circunstancias fortuitas, por medio de la intuición. Es respecto a esta intuición que KH, al referirse a Isis sin Velo, afirmó que “El velo de ‘Isis’ no fue levantado, pero se rasgó lo suficiente como para permitir rápidas ojeadas a ser completadas por la propia intuición”[ii]. Ciertamente, el estudio es parte del sendero espiritual y, mientras la mente (manas) puede que no sea capaz de captar lo que la intuición sí puede, el fruto de la intuición puede iluminar esas áreas de la mente que pueden ser así iluminadas para que pueda tener una comprensión más completa de la verdad. La mente y la intuición casi siempre cooperan cuando ambas están activas.
Obras tales como La Doctrina Secreta y La Voz del Silencio nos fueron proporcionadas como mapas para navegar en la zona más enigmática del sendero. Son las más recientes expresiones textuales y escritas de la filosofía eterna, theosophia, que nos legaron los grandes iniciados del pasado, demasiado numerosas para detallar aquí. Estudiar y familiarizarnos con estas obras es solo uno de los requisitos para hollar el sendero espiritual. Y verdaderamente, solo podemos descubrir los significados más profundos contenidos en estas obras por el uso de la intuición, como-prajña, puesto que sus autores se expresaron típicamente de manera tal, que por medio de esta facultad única, el estudiante podría comprender los principios esotéricos “velados”. El objetivo esencial de esta intuición es conocer directamente el omnisciente conocimiento providencial (o sabiduría pura) que yace más allá de los opuestos. Esto también podría describirse como estando total y constantemente alertas, conscientes, en el ahora.
Según KH, “Con una atenta observación usted se dará cuenta de que nunca fue intención de los ocultistas esconder realmente a los estudiantes decididos y ansiosos lo que ellos habían estado escribiendo, sino más bien guardar su información por razones de seguridad en una caja fuerte bien firme, cuya llave es la intuición”[iii]. Estas “cajas fuertes seguras” a menudo toman la forma de parábolas y alegorías dentro de los temas escritos de tales obras, no diferentes de los clásicos “mitos” encontrados ocasionalmente en los diferentes diálogos racionales de Platón. HPB, mientras trataba este tema, observó que “Puede ser una parábola y una alegoría dentro de una alegoría. Se deja su solución a la intuición del estudiante, si solamente lee eso con su ojo espiritual”.[iv]
Para el caminante puede ser tan crítico como desarrollar la intuición, rendirse a la idea de que la razón y el conocimiento de la mente son insignificantes en comparación con la intuición. Las facultades humanas bien desarrolladas, todas ellas, son necesarias para alcanzar los grados superiores a lo largo del sendero, incluyendo una mente racional y brillante. Lo que está claro, sin embargo, es que el caminante nunca debería confundir las dos, o buscar confiar únicamente en la razón donde es necesario confiar en la intuición. Parece que A. P. Sinnett puede haber sido culpable de esto, y así recibió una observación directa de su corresponsal, KH, quien le dijo: “Por desgracia, por grande que sea su intelecto puramente humano, sus intuiciones espirituales son débiles y confusas, al no haber sido nunca desarrolladas”.[v] Por lo tanto, la intuición como prajña, podría ser claramente descrita como esa facultad supra-racional que es de mayor utilidad para el progreso en el sendero espiritual que los logros “puramente” intelectuales del caminante. Como señaló HPB, “Únicamente los que saben lo mucho que se remonta la intuición sobre los lentos procedimientos del raciocinio, podrán formarse el más débil concepto de aquella Sabiduría absoluta que trasciende las ideas de Tiempo y Espacio”.[vi]
Intuición como Jñana
Cuando el caminante busca desarrollar la intuición-como-prajña, ese elemento de la intuición necesario para penetrar en los principios esotéricos sutiles tales como los expresados, por ejemplo, en el Proemio de La Doctrina Secreta, debería considerar desarrollar ese elemento de la intuición que puede aplicarse a los requisitos prácticos de hollar el sendero espiritual, referido como jñana. Este lado correspondiente de la facultad y su grado de utilidad, fue tratado por KH: “El chelado no admite a nadie tan inestable (emocional-mental); su primera y constante cualidad es un estado mental calmo, incluso contemplativo (que no es la pasividad mediumnímica) adecuado para recibir impresiones psíquicas del exterior y transmitir las propias desde el interior”.[vii] Un ejemplo de la historia ilustra perfectamente este punto. En 1884, C. W. Leadbeater buscó positivamente convertirse en un chela de KH, y al así hacerlo tomó una inusual y rápida decisión, partir desde Inglaterra a India para dedicarse a su entrenamiento. Inmediatamente después de esa decisión, Leadbeater recibió una carta de su gurú, quien le dijo que, “Ya que su intuición le condujo en la correcta dirección y le hizo comprender que era mi deseo que fuera a Adyar inmediatamente, puedo decir más”.[viii] Leadbeater estaba, en ese momento, por usar las palabras de su gurú, “apto para recibir impresiones psíquicas desde afuera”, y parece que lo hizo.
Las “impresiones psíquicas” o “percepciones espirituales” a las cuales se refirió KH, y que son “recibidas”, comprendidas o simplemente entendidas por la intuición-como-jñana del caminante, llegan a través de una multiplicidad de formas. La mayoría de estas formas son sutiles, y por lo tanto, son apropiadamente referidas como “susurros” de la intuición, o como se expresa en La Voz del Silencio, el “sonido insonoro”. En el siglo pasado, la psicología moderna desarrolló excelentes modelos de trabajo de comunicación no verbal basados en el “lenguaje corporal” y micro-expresiones faciales por medio de los cuales un psicólogo entrenado puede indudablemente “leer” con precisión las reacciones de los individuos a una variedad de problemas y situaciones. Pero aunque esta forma de comunicación puede no ser verbal, todavía es física. La intuición-como-jñana, puede percibir las impresiones no verbales y no físicas que proporcionan clara visión de diferentes situaciones enfrentadas por el caminante en sus actividades diarias o con relación a ellas.
Aquellos con intuiciones bien desarrolladas pueden escuchar a través de su Persona Interna los susurros de la intuición, y este “escuchar” puede también ocurrir a través de la lectura de signos, señales, indicios, sugerencias y símbolos de una variedad de diferentes fuentes. Al recibir o lograr tales percepciones, ellos confían en ellas cuando pueden afectar decisiones importantes que deben tomarse en el sendero. Beneficia poco tener una intuición bien desarrollada si uno ignora sus percepciones. Por estas razones, KH, al aconsejar a Laura Holloway, le acentuó la importancia de “Aprender…a tomar sugerencias a través de quienquiera que sea que puedan estar siendo dadas”[ix].9
Podemos así ver la importancia de desarrollar la intuición-como-jñana, no solamente hacer que nuestro camino sea seguro a través de las vicisitudes de la vida diaria, sino que sea una herramienta necesaria para avanzar en el camino espiritual. Y, para el caminante que aspira a unirse con un gurú, la necesidad de desarrollar la intuición se alinea con llegar a ser “…apto para recibir impresiones psíquicas del exterior, y transmitir las propias desde el interior”. De esta manera el chela y el gurú encontrarán el terreno común para incluso un mayor progreso para el chela, puesto que el eficaz gasto de energía (y tiempo) es una regla bien conocida bajo las cuales funcionan estos gurús. Por esta razón, el pedido de Serapis Bey a Henry Olcott “Use su intuición, sus poderes innatos, inténtelo, usted triunfará…”[x] fue tan a menudo repetida por estos Adeptos a los aspirantes a chela. Intentarlo, a este respecto, no es diferente al compromiso de un físico-culturista que se entrena cada día para agrandar los músculos de sus bíceps para un nivel de competencia: la repetición del uso de forma constante y comprometida, el esfuerzo extraordinario (que incluye, por ejemplo, meditación regular vipassana) y confianza en las percepciones recibidas.
Conclusión
Omitida hasta ahora es la mención de la posibilidad del desarrollo inmediato de la facultad de la intuición por medio de la activación total y permanente del sexto chakra primario o del entrecejo (ajña), asociado por correspondencia con buddhi. Esta omisión es con un propósito porque, si es verdad que la probabilidad de que un suceso tal ocurra a la mayoría de los aspirantes espirituales virtualmente es cero, el abrigar una esperanza tal por parte del aspirante para que ocurra esto, llega a ser una distracción inútil, o incluso un desvío del sendero. En realidad, aún si tal desarrollo inmediato fuera posible, es casi un comentario irrelevante que la facultad de un aspirante, tan esencial al desarrollo espiritual, ocurriría hacia el final de su ascenso a la cumbre de la realización espiritual. Esto es así porque, primero, el progreso significativo en el sendero requiere desde el principio confianza en un conveniente desarrollo de la intuición y, segundo, las jerarquías espirituales o “grados” iniciatorios enumerados se dice que se correlacionan directamente con cada uno de los chakras primarios (y por lo tanto con los correspondientes poderes o siddhis) del iniciado. Por lo tanto, esta correspondencia entre el desarrollo completo de la facultad latente de la intuición de un iniciado y un alto grado de iniciación, establece que sería raro un desarrollo inmediato y permanente de una intuición hasta aquí sin desarrollar, si es que ocurre alguna vez.
Es mucho mejor que el caminante aplique el modelo del físico-culturista y aumente su intuición por medio de una rigurosa ejercitación, mientras huella el sendero espiritual; por la constante repetición de su uso y confianza en los susurros que suenan silenciosamente en el oído interno. Este es un método seguro y verdadero de progreso en el sendero espiritual, porque para la mayoría no habrá desarrollo si no usa, hace funcionar o confia en la intuición. Pero cuando finalmente se desarrolla, en algún momento del futuro donde el grado de iniciación alcanzado corresponda a buddhi, ese día se alcanza un uso completo e incondicional de la intuición y el iniciado puede confirmar que “No hay sino un camino hacia el Sendero; sólo en su mismo final se puede escuchar la Voz del Silencio”[xi]. Hasta ese momento, sin embargo, el más conveniente curso de acción del caminante es hacer progreso diaria y constantemente, y atender el consejo de Serapis Bey: “Use el poder de su voluntad, y que la bendición de la Verdad y la Divina Presencia del Insondable esté con usted y lo ayude a abrir su intuición”.[xii]
Referencias [i] [i] H. P. Blavatsky, La Doctrina Secreta, Vol. II Londres: Theosophical Publishing Co., 1888, p.516 [ii] [ii] A. T. Barker, ed., Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett, Londres: Rider& Company, 1948,p.121 [iii] [iii] -------------, p.279. [iv] [iv] Blavatsky, -----------------p.94. [v] [v] Barker, ----------------p.351. [vi] [vi] Blavatsky, ---------------Vol. I, p.2 [vii] [vii] C.Jinarajadasa, ed. Cartas de los Maestros de Sabiduría, 1° Serie, Adyar: Theosophical Publishing House (TPH), 2011, p.73 [viii] [viii] .-----------, p.73. [ix] [ix] .-----------, p.75. [x] [x] .----------,2ª. Serie, Chicago: Theosophical press, 1926, p.39 [xi] [xi] H.P,Blavatsky. La Voz del Silencio, Adyar: TPH, 1964,p.134 [xii] [xii] Jinarajadasa, ------------p.37
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