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El Teósofo - Órgano Oficial del Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 137 - Número 05 -  Febrero 2016 (en Castellano)

 
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Regenerándose a sí mismo

 

SHIKHAR AGNIHOTRI

Miembro de la Sección Inda de la Sociedad Teosófica

 

Lo que voy a considerar aquí, no son todos pensamientos míos y tampoco tienen un sentido místico, sino que tienen un sentido mucho más mundano. Todos nosotros, al ser lectores de la literatura teosófica, sabemos que las ideas en forma de pensamientos están flotando en el cosmos y quienquiera que ponga la mente en sintonía con ellas, recibe esas ideas, entonces más tarde las registra rotulándolas como ‘mía’ o ‘tuya’ y comienza el proceso de luchar con ello.

 

Me gustaría también sugerir que, sin considerar si se encuentra o no una vislumbre de la verdad en lo que alguien está diciendo, no se dé ni reconocimiento ni crítica, porque siento que ambas son una pérdida de energía. Usemos la energía de la valoración en regenerarnos a nosotros mismos o usemos la energía de la crítica para hacer el esfuerzo de encontrar una solución diferente para nosotros, en vez de malgastar nuestra energía en el reconocimiento o la crítica y continuar llevando nuestras vidas como antes, lo que sólo retarda nuestra propia regeneración.

 

¿Qué tipo específico de cambio puede ser llamado regeneración? Porque, en toda regeneración hay inevitablemente un cambio, pero no todo cambio puede ser considerado como regeneración. Déjenme dar un ejemplo de la Naturaleza que la mayoría de nosotros puede apreciar fácilmente. Lo presencié en la televisión y es acerca de la transformación de una oruga en mariposa o de una semilla en árbol.

 

Cuando esto sucede, por decirlo así, la oruga o la semilla mueren. Pero ¿qué piensa usted que sucederá si una oruga dice, ‘no, no construiré un capullo’ o si una semilla dice ‘no brotaré’? Al hacerlo así, estarían cerrando la puerta a la magnífica expresión de su potencialidad de convertirse en una mariposa o en un gran árbol con miles de semillas similares.

 

Pero una oruga o una semilla no tienen opción. Por otra parte, afortunada o desafortunadamente, nosotros los humanos tenemos una opción. Afortunada porque somos libres agentes en la naturaleza y podemos acelerar el proceso y, desafortunada porque al usar el mismo poder de elección podemos retardar el proceso de regeneración.

 

Entonces, como humanos ¿qué nos impide pasar por un proceso tal? ¿Es el temor a la muerte? Pero nosotros somos afortunadas criaturas de Dios que no tenemos que morir físicamente para experimentar tales procesos; en cambio puede que tengamos que morir psicológicamente. Yo (en las palabras de la Teosofía, mi yo inferior) tengo que morir. Entonces ¿es el temor de perderme a mí mismo? Atisbemos un poco en este yo. ¿Qué es mi yo? ¿No es mi familia, mi saldo bancario, mis sentimientos, pensamientos, memoria, intelecto, mi imagen o básicamente todos mis apegos acumulados que forman mi yo? Cuando cualquiera de estos está bajo amenaza de ser alejado de mí, entonces el temor o la ira surgen en mí dependiendo de si soy débil o fuerte. Es como amenazar a una persona discapacitada de quitarle sus muletas. Pero como seres humanos no estamos impedidos, especialmente quienes están leyendo esto y no en el sentido físico en todo caso, ya que el cuerpo físico tiene muy poco que ofrecer en la regeneración, porque para la regeneración tendríamos que trabajar en las raíces (el mundo de las causas) más bien que en las ramas (el mundo de los efectos).

 

Entonces, ahora surge el asunto en cuanto a ¿cómo puedo librarme de mis apegos? ¿Me retiraré a un lugar aislado? Pero ¿no estaría llevando mi equipaje mental y emocional y creando mi mundo allí también? Así ¿cómo puedo hacer lo correcto aquí y ahora?

 

Consideremos un ejemplo práctico de nuestra vida diaria. ¿Por qué cerramos nuestra casa cuando nos vamos? Las dos respuestas más probables son:

1. Hay algunas cosas de valor dentro de la casa.

 

2. Los alrededores están llenos de ladrones. ¿Son estas dos razones diferentes una de la otra? Aunque en la superficie parecen diferentes, si ahondamos, apuntamos en la misma dirección, esto es, nuestro apego a lo que está dentro de la casa. La primera lo expresa claramente y, así para impedir que sea robada pongo llave a la puerta. La segunda razón habla aparentemente acerca de los alrededores, ¿pero me preocuparía realmente por cerrar mi casa si estuviera llena de basura, a pesar de los alrededores? Entonces no me importará si hay ladrones o santos en las cercanías. Así nuevamente, es mi apego a las cosas que tengo adentro lo que me hace cerrar la puerta. Ahora, nosotros podemos ver el apego.

 

Así, ¿qué haré para regenerarme en este caso? Si sólo dejo de cerrar la puerta con llave, el temor (debido al apego) aún está allí y, además los otros miembros de la familia estarán seguros de que he perdido la cabeza y me harán a un lado para hacer lo que quieren. Así, estoy atascado nuevamente. ¿Me engaño pensando que estos pobres miembros de mi familia están en un peldaño más abajo de la escala de evolución y yo estoy en un nivel superior porque leo muchos libros teosóficos o, trato de imponerles mis opiniones por medio de argumentos o por la fuerza? Ambas cosas son las peores que puedo hacer (ya que todos podemos imaginar cuál será la atmósfera de una casa así). En cambio, ¿qué hay si me vuelvo paciente, tolerante y, lo más importante, consciente de por qué estoy poniendo cerrojo? No por los objetos de valor de adentro, ni debido a los ladrones de los alrededores, sino porque agrada a mi maestro. Y ¿quién es mi maestro en este caso? Los miembros de mi propia familia, de quienes pensé que eran menos desarrollados que yo hace un minuto, que han llegado a ser mis maestros porque me han enseñado paciencia, tolerancia y conocimiento del proceso de mi pensamiento. Comienzo a comprender cuán egoísta soy cuando trato con mis ayudantes a quienes erróneamente llamo sirvientes y cuán hipócritamente humilde soy cuando estoy con mis superiores. En esta luz, cada una de nuestras relaciones tiene algo que enseñarnos, no solo con los humanos, sino con los animales, vegetales y minerales también. Básicamente toda la existencia llega a ser mi maestro si estoy deseando aprender. Entonces vemos la verdad en la afirmación de H. P. Blavatsky ‘Nadie es mi enemigo, nadie es mi amigo, sino que cada uno por igual es mi maestro’. Y también cuando J. Krishnamurti dice que lo único importante de las relaciones es que aprendemos acerca de nosotros mismos a través de ellas. Imaginen si una acción menor tal de nuestra vida diaria tiene tanto potencial para enseñar, entonces, cuántos millones de oportunidades pasamos por alto constantemente.

 

Así, en el caso anterior puedo comprender la necesidad de:

 

1. Conciencia.

2. Fe basada en el recto conocimiento.

3. Ejemplos de la vida diaria para, al menos, comenzar el viaje de la regeneración.

 

La conciencia, por supuesto, es muy importante y la consideraremos en detalle más adelante. Pero ¿qué papel juega la fe? La fe se requiere inicialmente para vencer el elemento del temor dentro de nosotros al comienzo de la jornada. Es la misma fe que pongo en mi instructor de natación cuando me pide que me sumerja en la piscina y que al ver mi temor a ahogarme me asegura ‘No se preocupe, no se ahogará. Tenga fe en mí’, y entonces me sumerjo. Aquí viene la importancia de la Teosofía, porque nos da ese conocimiento y basándonos en él con fe, podemos dar el primer paso. La fe en esa ley divina de que nada que yo no merezca puede alcanzarme y que lo que obtengo es lo que he pedido. Y así, tratar de salir de mi coraza de seguridad y experimentar con lo que leo o estudio. Una cosa muy interesante sucede ahora. Cuando ya he aprendido a nadar no hay necesidad de tener fe para saltar al agua porque entonces nadar se convierte en mi segunda naturaleza. De modo similar, cuando con la continua experimentación (no solo leer o escuchar conferencias, sino tratar de implementar esas ideas) comprendo la ley, entonces no necesito tener fe en ella porque lo sé y entonces permanece solo el conocimiento.

 

Ahora viene la importancia de los ejemplos de la vida diaria. La mayoría de nosotros al ser estudiantes entusiastas sabemos que hay altibajos mientras recorremos el sendero. Al menos yo me siento frustrado y desalentado cuando mis debilidades (kama, krodha, lobha, moha, nada, matsarya - lujuria, ira, codicia, ilusión, orgullo, envidia) me superan y comprendo que he cometido un error. Cuando ninguna lógica puede sacarme de ella, entonces gano fuerzas pensando en los grandes que lo han hecho antes, recordándome que todos esos guerreros lucharon en su camino y vivieron  lo que yo estoy pasando ahora, así hay esperanza y estaremos mejor equipados la próxima vez.

 

Ahora llegamos a la parte más importante – la consciencia. Entonces, cómo puedo ser consciente de todos mis pensamientos y emociones todo el tiempo o al menos durante el tiempo en que estoy despierto. Krishnaji dice que para esto necesitamos reunir toda nuestra energía y estar conscientes sin opción. Ahora bien, ¿qué sucede cuando estoy consciente sin opción? ¿Puede alguien responder eso por mí o tengo que averiguarlo por mí mismo? Pero entonces, permítame ser honesto, ¿estoy recuperando toda la energía que está escapando de mí todo el tiempo a través de varias actividades como hablar demasiado, mirar TV, leer dos o tres periódicos diariamente, entregarse al chismorreo de una u otra manera y muchas otras actividades? Al trabajar en el implacable mundo de la competencia durante el día, con sus consecuencias, ¿me queda alguna concentración de energía? Si es así, entonces no hay mejor manera, pero si no es así y todavía quiero progresar ¿qué haré?

 

¿Soy consciente cuando estoy enojado, irritado, cuando veo que soy codicioso, lujurioso, etc.? Si no es así, entonces tengo que adquirir lo esencial. Si es así, entonces es posible para mí tomar nota de ello, como también ¿cuántas veces durante el día y aún durante el sueño (si lo recuerdo al despertar) sucedió? ¿Es posible y práctico? Sé que lo es. Al hacer esta lista, si obtengo la energía para sanarme entonces todo está muy bien, de lo contrario necesito encontrar un hermano, ya sea de nuestra familia teosófica u otra en quien pueda confiar. Si ese hermano es nuestra propia esposa entonces no puedo pensar en un mejor uso para la institución del matrimonio y la lista puede ser compartida con la esposa regularmente en vez de pronunciar trivialidades acerca de las maravillosas y magníficas experiencias de meditación que verdaderamente no se reflejan en mi vida diaria.

 

Así ¿haciendo ésto que sucede? Lo primero es que me vuelvo consciente de la vacilación y distancia que se ha deslizado en mis relaciones y cuán difícil parece ser hacer esto. Pero si soy un estudiante, me esforzaré al máximo para hacerlo. La consecuencia es que nuestras relaciones se hacen más cálidas, mejores y abiertas. El real sentimiento de fraternidad comienza a fluir.

 

Lo segundo que sucede es que cuando hago esto y mi hermano también está recorriendo el sendero, él o ella puede también estar deseando compartir sus fracasos, y entonces comprendo que no soy solo yo, sino todos los que recorren el sendero experimentan todo esto. Esto me ayudará a superar el repentino temor que podría aparecer al ver mis debilidades en su totalidad y que estuvieron allí todo el tiempo, pero que simulé no notar, culpando a otros de mis acciones.

 

Todos nosotros entendemos cómo nuestras prioridades deciden nuestra línea de acción. De modo que ahora, cuando comienzo a dar prioridad y tiempo para analizarme, entonces lentamente se vuelve importante en una parte de mi mente. Así la próxima vez que ocurre una situación similar, inmediatamente esta parte de la mente se activa y me recuerda que tengo que compartir esto con mi hermano en la noche. Y entonces comprendo que me estoy observando, en lugar de enojarme, porque la mente no puede hacer dos cosas al mismo tiempo y entonces la situación ha pasado.

 

Finalmente pero no menos importante o, más bien lo más importante que sucede es, por primera vez me acepto con todas mis debilidades y no solamente eso, sino que también las estoy compartiendo con otro, así me estoy liberando de la imagen que he creado a los ojos de los demás. Por primera vez veo mis heridas en su plena fealdad y sólo entonces comprendo la urgencia de la sanación, de la regeneración. En palabras de Krishnamurti, cuando veo que la casa está ardiendo entonces no hay preguntas que hacer, ni argumentos a dar, ni culpar a otras personas o circunstancias, más bien toda la energía se usa para salir de la casa y tratar de apagar el fuego.

 

 

Adyar es todas las cosas para todas las personas. Si yo fuera un gran pintor pintaría bellos cuadros de Adyar. Si yo fuera un poeta  escribiría un gran poema. Si yo fuera un cantante, cantaría continuamente sobre Adyar, melodías de muchos temas y variedades. Si yo fuera un músico compondría un oratorio o una sinfonía acerca de Adyar. Pero no soy ninguna de estas cosas, así veamos primero lo que algunos grandes personajes dicen de Adyar.

 

La Dra. Besant nos dice: ‘Los residentes de Adyar forman un solo cuerpo y cada persona es una célula de ese cuerpo. Nosotros somos muy diferentes, porque pertenecemos a muchas naciones diferentes…Vivir en Adyar es tan bueno como visitar muchos países; nuestros prejuicios y convenciones se rompen en pequeños trozos y aprendemos a reconocer la Vida Una en algunas de sus muchas formas’.

 

El Dr. Arundale escribe: ‘Adyar es un Cielo en este mundo externo nuestro. Con muchos rasgos característicos de los mundos celestiales tan bellamente descritos en nuestra literatura teosófica. Adyar es un reflejo de su Contraparte Interna, de la cual muchos han escuchado y unos pocos conocen. En esta Contraparte Interna ADYAR vive en perfecto ajuste, recibiendo y enviando ese Ritmo por el cual todas las criaturas vivas se mueven siempre hacia adelante, hacia su espléndido destino’.

 

J. Krishnamurti dice: ‘Adyar es y siempre ha sido un oasis espiritual en el cual el viajero fatigado busca alivio y reposo…

‘He visitado muchas tierras maravillosas y he visto muchos lugares famosos, pero no hay ninguno que se iguale a ese algo extraordinariamente intangible de Adyar. Hay una atmósfera que no existe en diversas iglesias ni templos y hay una Presencia allí que esperamos percibir en un templo sagrado’.-

 

 

 

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