Vol. 137 - Número 05 - Febrero 2016 (en Castellano) |
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Un Sendero que no puede buscarse
PEDRO OLIVEIRA Coordinador de Educación en la ST en Australia, ex Secretario Internacional y Encargado de la Oficina Editorial en Adyar
Actualmente, la palabra ‘espiritualidad’ significa diferentes cosas para personas diferentes. Algunos la interpretan como creencia, otros como un cierto estilo de vida y otros como un sendero de auto-descubrimiento. Muy a menudo escuchamos la expresión: ‘He escogido un sendero que está de acuerdo conmigo’. Aparentemente, tal enfoque no parece invitar necesariamente al cambio y la transformación en nuestra vida. El así llamado ‘sendero’ llega a ser en realidad parte del ‘mobiliario’ de nuestra vida, sin que suponga un desafío percibir quiénes somos. Tal ‘sendero’ está destinado a convertirse en otra forma de entretenimiento.
T. Subba Row fue un destacado teósofo de los inicios de la Sociedad Teosófica en India, quien tuvo contacto directo con los principales co-Fundadores de la Sociedad, el Coronel Olcott y Madame Blavatsky. Uno de los Mahatmas declaró que él era ‘un Brahmín iniciado y en posesión de las enseñanzas esotéricas Brahmanicas.’ Él aborda el tema del sendero espiritual desde un punto de vista más profundo de la Filosofía Oculta (gupta-vidya). Él habla de dos senderos: uno que sigue el camino evolutivo normal y conduce al progreso constante y otro que le presenta al estudiante un arduo viaje de directa confrontación consigo mismo y sus peligros consecuentes. Como veremos, parece útil escucharlo.
En un debate en la Biblioteca de Adyar, el 1 de diciembre de 1888, sobre el tema de ‘El Ocultismo del Sur de India’, que más tarde fue publicado como un artículo en el The Theosophist (edición de enero de 1889), Subba Row compartió sus percepciones sobre una visión más profunda de la espiritualidad:
Esta filosofía reconoce dos senderos, en la que ambos tienen el mismo fin, una inmortalidad glorificada. Uno es el constante sendero natural de progreso a través del esfuerzo moral y la práctica de las virtudes. El resultado es un natural, coherente y seguro crecimiento del alma, se alcanza y se mantiene una posición de firme equilibrio que no puede ser derribada o sacudida por algún ataque inesperado. Es el método normal seguido por la vasta masa de la humanidad y, este es el camino recomendado por Sankaracharya a todos sus sanyasis y sucesores. El otro camino es el escarpado sendero del ocultismo, a través de una serie de iniciaciones. Solamente unas pocas naturalezas especialmente organizadas y peculiares son aptas para este sendero[i].
En La Voz del Silencio, Fragmento II, Madame Blavatsky también hace referencia a dos Senderos: ‘El Sendero es uno, discípulo; no obstante, a su término se divide en dos. Marcadas están sus etapas por cuatro y siete Portales. En uno de los extremos está la bienaventuranza inmediata; en el otro, la bienaventuranza diferida…El Sendero Patente conduce al cambio sin cambios, al Nirvâna, al estado glorioso de lo Absoluto, la felicidad inconcebible para el humano entendimiento. Así, pues, el primer Sendero es la Liberación. Pero el segundo Sendero es la Renunciación y, por esto se le llama “Sendero de Dolor”.
Subba Row sugiere que el progreso, en el primer sendero, es ‘a través del esfuerzo moral y la práctica de las virtudes’. Es la construcción del carácter posiblemente a través de muchas vidas. Cuando se medita sobre las virtudes y se asimilan, ellas naturalmente moldean el carácter futuro del individuo. Por ejemplo, si uno medita sobre la naturaleza de la compasión de una manera sostenida se vuelve mucho más difícil causar dolor a otro ser sensible. Así, la mente adquiere un fuerte sentido del equilibrio y estabilidad, lo que le hace más fácil atravesar el complejo proceso de la experiencia sin inquietarse o desanimarse. Una vida virtuosa genera un profundo sentido de resistencia, de fuerza interna y también de equilibrio. El otro sendero es el ‘Sendero del Dolor’.
El progreso oculto crece a lo largo de este sendero, se efectúa cuando el adepto dirige a través del chela varias fuerzas ocultas, que le permiten obtener prematuramente, por así decir, un conocimiento de su naturaleza espiritual y obtener poderes a los cuales no está moralmente calificado por el grado de su progreso. Bajo estas circunstancias puede suceder que el chela pierda su equilibrio moral y caiga en el sendero de los dugpas. A pesar de esto no debe concluirse que la escuela de ocultismo del Sur de India considere el adeptado y la iniciación como un error, como una violenta y peligrosa usurpación de las funciones de la Naturaleza.
‘Ocultismo’ es una palabra muy mal usada en estos días. Su significado en el diccionario es ‘lo que implica o se relaciona con poderes, prácticas o fenómenos mágicos, místicos, o sobrenaturales’. A menudo también se asocia con prácticas mágicas malvadas. HPB la usa como una traducción de la palabra sánscrita gupta-vidya, ‘conocimiento secreto’. Es secreto no porque quienes lo tienen sean un puñado de elitistas espirituales, sino porque tal conocimiento conduce al despertar de las hasta ahora dormidas facultades o poderes espirituales, que una vez que se mal usan, pueden causar al practicante y a aquellos que le rodean indecible daño. Cuando un ser humano común se ve atrapado en un ataque de ira puede hacer mucho daño. Pero cuando un chela o discípulo pierde su equilibrio, la capacidad de acción destructiva puede multiplicarse cien veces.
Hollar el sendero oculto una vez fue comparado con cambiar de raíz. A menos que sean expuestos nuestros reales motivos por lo que son, no podemos estar preparados para aventurarnos en el camino del auto-conocimiento. Como el fallecido Sri Chandrasekharendra Saraswati Mahaswamiji, el ‘Sabio de Kanchi’ dijo una vez en India, ‘El auto-conocimiento es el viaje más largo al lugar más cercano’. Su afirmación tiene la notable cualidad de mostrar que la mente y el alma humana tienden a perderse en el proceso de la experiencia, extraviándose en los senderos que persiguen el apego y la inclinación a los deseos, que parecen ser reales. La residencia de tal apego es siempre un ilusorio sentido del yo.
El Vivekachudamani arroja luz sobre este tema, destacando la naturaleza del peligro que involucra el estar ensimismado Para el sabio no existe otro peligro que la negligencia respecto a la forma real del yo. De éste surge la ilusión, de la ilusión ahamkara, de ahamkara la esclavitud y, de la esclavitud el dolor. (323, traducción de Mohini Chatterji).
La palabra sánscrita ahamkara se traduce algunas veces, como la facultad de ser el ‘constructor del yo”, que parece sugerir que el yo en nosotros está usando constantemente las experiencias de la vida para hacerse más fuerte y resistente, aprisionando así a la consciencia como una naturaleza secundaria. El propósito del sendero oculto es nada menos que destruir esta red de ilusión tejida por el yo. Naturalmente, un esfuerzo así posiblemente no puede interesarnos a todos.
Lo que vuelve al sendero oculto especialmente único en el orden de la Naturaleza, entre otros aspectos, es su proceso de probar al chela o discípulo. En Las Cartas de los Mahatmas se dice que a diferencia de los tiempos antiguos:
Ahora el aspirante es asaltado totalmente en el lado psicológico de su naturaleza. La serie de pruebas a las que se somete, en Europa y en la India, es la del Raja Yoga y su resultado es, como se ha explicado a menudo, desarrollar todo germen bueno y malo en él, en su temperamento. La regla es inflexible y nadie se libra, tanto que solo nos escriba una carta o que en la intimidad de su propio corazón formule un fuerte deseo de recibir comunicación y conocimientos ocultos. (ML 65, cronológica).
¿Estamos preparados para mirar de frente nuestro orgullo, celos, sentido de auto-importancia y arrogancia, viéndolos tal como son, tentáculos del yo personal? Si no lo estamos, entonces el hollar el sendero normal como lo presenta Subba Row, puede ser más recomendable, ya que las energías que entran en juego en el sendero oculto ciertamente magnificarían esas tendencias y les prestarían un poder que seguramente superaría al candidato no preparado. Como afirmó uno de los Maestros ‘El Ocultismo no es un juego’.
Otra palabra mencionada en la afirmación de Subba Row, previamente citada, es ‘iniciación’. Actualmente, se está haciendo un uso muy superficial de esta palabra, casi siempre acompañados de egolatría y exaltación propia. ¡Si usted tiene una tarjeta de crédito le sería incluso posible comprar una ‘iniciación’! Por otra parte, cuando leemos cuidadosamente ciertos pasajes de las Cartas de los Mahatmas no podemos dejar de sentir que la iniciación real puede implicar la entrada en las sagradas dimensiones de la vida y la consciencia, que el lenguaje y la mente común son incapaces de comprender, menos aún la experiencia.
El hermano N. Sri Ram compartió con nosotros su profunda comprensión de tal tema único:
La idea superficial acerca de la Iniciación es que una persona va a cierta habitación, alguien llega y le dice varias cosas, le dice que se ponga una túnica diferente y se le da un talismán, etc. Esta sería una visión pobre. Iniciación significa que el aspecto más profundo de uno mismo se mueve hacia la superficie y la Mónada toma el voto a través del Ego…
La palabra ‘iniciación’ significa ‘un comienzo’. Nosotros obtenemos un contacto definido con nuestra naturaleza espiritual en la Primera Iniciación, primero con Buddhi, luego con Atman. Este comienzo es realmente plantar una semilla. Después de obtener un pequeño contacto, uno comienza a ser más y más consciente de esa naturaleza. La semilla crecerá en el Árbol de la Sabiduría. Ese es el significado de la palabra sánscrita dvi-ja, nacido dos veces, una forma simbólica de referirse a nacer del cuerpo de la madre en el mundo físico y el segundo nacimiento, en espíritu.
(Texto completo en http://austheos.org.au/articles/articles-essays/initiation/)
Luego sigue otra afirmación de T. Subba Row en el artículo mencionado anteriormente:
La jerarquía de Adeptos es tan estrictamente un producto de la Naturaleza como lo es un árbol: tiene un propósito y función definidos e indispensables en el desarrollo de la raza humana: esta función es mantener abierto el sendero ascendente, a través del cual desciende la luz, sin cuya guía nuestra raza necesitaría dar cada paso por medio del penoso y eterno método de prueba y error en toda dirección hasta que la fortuna mostrara el camino correcto. De hecho, la función de la jerarquía de Adeptos es proporcionar piadosos maestros a las masas vacilantes de la humanidad.
Hace unos pocos años, en Australia, un estudio reveló que aproximadamente el 53% de los jóvenes en la edad que se extiende entre los 18 y 25 años se declararon ateos. Muchos otros también se declararon agnósticos. La actitud de los jóvenes hacia la religión ha cambiado drásticamente en los últimos cuarenta años. En muchos lugares del mundo la religión continúa recibiendo mala prensa, ya sea a través de escándalos que involucran a sacerdotes, monjes o swamis o, a causa de actitudes fundamentalistas que conducen a la violencia, agresión y finalmente terrorismo sectario.
A pesar de tales tendencias, los principios éticos consagrados en el gran mundo religioso continúan siendo eternamente válidos cuando hablan de compasión, bondad y la riqueza espiritual que glorifica una vida vivida más allá de los estrechos límites del egoísmo y el aislamiento psicológico. La expresión ‘mantener abierto el sendero ascendente a través del cual desciende la luz guía”, parece indicar que los genuinos y verdaderos maestros espirituales comunican a las personas un sentido de dirección perdurable, una dirección que no es ni una ideología totalitaria ni un credo, sino esencialmente una forma de vida que conduce a la completa e irreversible regeneración de la mente humana, dotándola de tal percepción transformadora en el propósito no creado que es el orden del universo.
Subba Row advierte:
Pero este sendero es notablemente peligroso para quienes no tienen el talismán que asegura su indemnidad; este talismán es una devoción perfectamente altruista, con olvido y renuncia de sí mismo para el bien religioso de la humanidad, un sacrificio que no es transitorio, sino que nunca debe tener un fin y, cuyo objetivo es la iluminación religiosa de la raza humana. Sin este talismán, aunque pueda ser muy rápido el progreso del chela por un tiempo, llegará un punto en que este avance ascendente será interrumpido cuando la moral real de excelencia hablará y, el hombre que progresó a lo largo del lento y firme sendero pueda ser el primero en fundirse en la luz del Logos.
Aunque el ideal descrito anteriormente parece extraordinariamente abrumador y casi más allá de la realización humana, uno de sus puntos centrales es la necesidad de ejercitar la constante honestidad en lo que incumbe a nuestros reales motivos en la vida. Es verdad que mientras que un absoluto altruismo puede estar más allá de la experiencia común de la mayoría de las personas, tenemos al menos la capacidad de detectar, a través de la inflexible indagación, motivos de auto-interés que buscan nuestra propia ventaja o, lo que es peor, aspiran a explotar o vencer a otros degradándolos, para nuestra mayor gloria y éxito aparentes.
El Buda le enseñó a sus discípulos que el yo personal es como un extraño que llega en plena noche ante el dueño de casa, se le da hospitalidad y después de algún tiempo mata al dueño de casa y se adueña de su propiedad. Quizás muchos seres humanos no perciben los peligros inherentes en el egocentrismo. Puede ciertamente conducir a una vida de padecimientos, para uno y para otros, destruyendo así la oportunidad para el auto-conocimiento y la auto-transformación. Y si uno intenta abordar el sendero oculto sin el talismán de una firme ausencia de egoísmo de propósito, los tentáculos del yo personal solo se harán más fuertes, magnificados por la energía siempre presente del sendero, que es la Verdad.
Esta escuela está recomendada como el mejor sendero para todos, una devoción a la virtud, una gradual separación de los intereses materiales más groseros, una separación de las fuerzas de vida del mundo externo y sus intereses y, la dirección de estas fuerzas hacia la vida interna del alma, hasta que el hombre puede retirarse dentro de sí mismo, por así decirlo y, entonces, vuelve a dirigirse hacia el Logos y la vida espiritual y se aleja del plano material; pasando primero al plano astral y luego al plano espiritual, hasta que finalmente alcanza al Logos y logra el Nirvana.
Libros importantes y clásicos sobre la vida espiritual, como los Upanishads, el Bhagavadgita, los Yoga Sutras de Patanjali, el Dhammapada, los Prajñaparamita Sutras, el Sermón de la Montaña, los poemas de Jalaluddin Rumi, entre muchos otros, presentan claras e inspiradoras enseñanzas acerca de cómo vivir una vida espiritual. Tales enseñanzas han sido probadas de forma segura por incontables generaciones de practicantes alrededor del mundo. Y ellas no involucran los rigores que se requieren en el sendero oculto, donde la devoción a la virtud es una de sus notas claves.
Por lo tanto, es más sabio no buscar el sendero del chelado; si el hombre está preparado para él, su Karma lo conducirá imperceptible e infaliblemente, porque el sendero del ocultismo busca al chela y no falla en encontrarlo cuando se presenta el hombre preparado.
El último consejo de Subba Row a los estudiantes, destaca nuevamente el tema del motivo: ¿por qué debería uno buscar el sendero oculto? Si tal búsqueda surge de un motivo personal, el peligro de un descarrilamiento ciertamente está allí. Pero un consejo igualmente significativo en el mismo párrafo precedente afirma que ‘el sendero del ocultismo busca al chela y no fracasará en encontrarlo, cuando se presente el hombre preparado’. Si hay una profunda resonancia en nuestra naturaleza interna para el propósito fundamental del sendero oculto, para ayudar en el trabajo de la regeneración de la consciencia humana, entonces nuestro karma puede proporcionar los ajustes necesarios y, la puerta puede abrirse a través de la cual puede hacerse el progreso hacia una vida de auto-sacrificio cuyo objetivo es traer la luz de la Sabiduría a la humanidad.
En el Acto II, Escena I de As You Like It (Como Gustéis), William Shakespeare puede haber insinuado este sendero más profundo cuando escribió:
Y así, nuestra vida, aislada del trato social, halla lenguas en los árboles, libros en los arroyos, sermones en las piedras y el bien en todas las cosas.
Una expansión tal de la sensibilidad propia en todos los aspectos de nuestra naturaleza puede verdaderamente hacernos ‘una sola fuerza benéfica en la naturaleza’. Lo han dicho quienes saben que el desenvolvimiento de tal fuerza o poder benéfico no conoce límites.
Parece no haber dudas de que el mundo necesita un mayor grado de beneficencia generalizada para vencer sus presentes desafíos.
Referencias [i][i] Esoteric Writings of T. Subba Row, de T. Subba Row, “The Occultism of Southern India”, Theosophical Publishing House, Adyar, Chennai, 2002, pp. 112-114.
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