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El Teósofo - Órgano Oficial del Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 137 - Número 04 -  Enero 2016 (en Castellano)

 
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La responsabilidad universal de un individuo

 

SAMDHONG RINPOCHE

Reimpreso de The Theosophist, mayo 2001.

Su Eminencia el Profesor Samdhong Rinpoche, ex Director del Instituto Central de Estudios Tibetanos Superiores

en Sarnath, Varanasi.

 

 

No les voy a hablar acerca de alta filosofía o religión o, acerca del misticismo tibetano que es muy comercial en estos días. Compartiré con ustedes algunos de mis pensamientos sobre los problemas humanos modernos diarios, particularmente los que impiden a la humanidad evolucionar espiritualmente. La mayor parte de las personas se han vuelto esclavas de las consideraciones monetarias y económicas y, carecen de libertad para pensar acerca de su propia responsabilidad y poder de acción para alcanzar mayores niveles de evolución. Aunque gran parte de mi vocabulario es sacado del budismo, el tema básico de mi exposición no es ni la enseñanza budista ni un tema religioso. Son solo problemas humanos comunes acerca de los que podemos reflexionar e investigar juntos.

 

Según la tradición budista el universo se manifiesta a través de la fuerza kármica colectiva así como también de la individual, de todos sus seres concientes. La fuerza kármica favorable produce formas que están en armonía con el proceso de la vida y, el universo vivo crea un universo no vivo en armonía con el.  Esta fuerza kármica positiva tiene el poder de transformar las formas que no están en armonía con el universo, en esas que sí lo están.

 

Durante la aparición, crecimiento y maduración de la vida de un planeta individual, hay cohesión entre sus formas vivas y su propia naturaleza. Esto se conoce como la Era de Oro o Satya Yuga. Pero después de un cierto período de tiempo, esta fuerza kármica positiva se aparta gradualmente y la fuerza kármica negativa no cohesiva, gana fuerza, lo que crea conflictos y contradicciones entre los seres vivos y los no vivos y causa que estos seres y el planeta mismo, desarmonicen con el universo, empujándolos a la decadencia y destrucción total. Esto se conoce como el Kali Yuga o Edad de la Decadencia.

 

Hoy día, este pequeño planeta Tierra está sufriendo de falta de cohesión que da lugar a conflictos y, sus seres concientes están sujetos a indecibles padecimientos y al temor. Básicamente, esto se debe a la fuerza kármica negra colectiva de los seres vivos, la que no es muy fácil de mejorar o corregir. Sin embargo, no podemos esperar a que la transformación de la fuerza kármica colectiva de la sociedad en conjunto resuelva los problemas que estamos experimentando en nuestras vidas diarias. Por lo tanto, debemos estar más atentos a un enfoque individual que a uno colectivo para regenerarnos nosotros mismos y al mundo en general.

 

El método de “salir de la corriente” es el único método práctico y posible para los individuos en la situación actual. Cuando la poderosa corriente de un torrente arrastra a alguien, puede que no pueda detener o invertir el flujo del torrente, pero tiene la libertad, la capacidad y quizás la responsabilidad de nadar hacia la orilla y con esto salir de la corriente. Cuando una persona puede hacer esto, podría ser capaz de ayudar y salvar a muchos otros. Ahora, cada uno de nosotros, individualmente, debe salirse de la corriente de la civilización moderna y cumplir con su responsabilidad universal. De esta manera, cada individuo puede armonizar con el universo y también poner el universo en armonía con él.

 

En el presente, parece no haber solución para los innumerables problemas que afligen a nuestro planeta y sus seres concientes. Mahatma Gandhi, el santo seglar de India, dijo correctamente que nuestros problemas son el resultado directo de la civilización moderna, su materialismo y su codicia. Entre los pensadores contemporáneos y líderes espirituales que he conocido, solamente él ha tenido la visión y el valor de condenar la desgracia de la modernidad en conjunto.

 

Una idea similar se expresó en las famosas palabras del jefe indio americano Seattle al Presidente de los Estados Unidos, hace unos ciento cincuenta años. Su discurso, una obra clásica de la literatura, y el librito de Mahatma Gandhi de 1909, Hind Swaraj, están escritos de una manera simple, aunque profunda, llamando a las cosas por su nombre y, diagnosticando la tragedia humana del presente y sus causas raíces, como también sus soluciones.

 

El mundo actual está enfrentando cinco grandes desafíos:

1. El aumento no controlado de la población humana, particularmente en los países del tercer mundo.

2. La disparidad económica siempre creciente entre ricos y pobres.

3. La violencia y la tortura, guerras y temor a la guerra, muchas formas de terrorismo, el uso de armas de destrucción masiva siempre en ascenso y, las consecuencias de las guerras.

4. La degradación del medio ambiente, tal como el calentamiento global, el deterioro de la capa de ozono y, la escasez siempre en aumento de aire y agua limpios, que son necesidades básicas para mantener los sistemas de vida.

5. Finalmente, pero no menos importante, la intolerancia cultural y religiosa. La religión, que debería ser la fuente de salvación y felicidad, se ha convertido en una fuente de conflicto y división.

 

Todos sabemos acerca de estos problemas, porque los experimentamos cada día en nuestras vidas. Cada uno de estos es un desafío que amenaza la paz, felicidad y bienestar de los seres vivos que puede terminar con la total destrucción, suya y de la Tierra. Cada desafío tiene diversas facetas entrelazadas e interrelacionadas Como mencioné anteriormente, la causa fundamental de estos problemas podría ser las fuerzas kármicas negativas colectivas e individuales; pero las condiciones inmediatas que facilitan la causa fundamental que generan sus efectos de forma completa es la llamada civilización moderna, ultramoderna y post moderna o, más exactamente, la falta de civilización, basada en la ciencia y en la tecnología.

 

El desarrollo de la ciencia y de la tecnología modernas ha proporcionado dos poderes nefastos y nunca vistos a una parte selecta de la humanidad. Estos poderes son:

 

1. La producción de productos superfluos que exceden las necesidades reales de la gente y,

 

2. El monopolio de esta producción en la forma de capital o la llamada pericia tecnológica.

 

Estos dos poderes han preparado el camino para que los pocos acumulen riqueza y exploten la Naturaleza y a los seres vivos, indiscriminada y constantemente. Unos pocos individuos ignorantes y hambrientos de poder, sin considerar las ideologías políticas ni sistemas sociales, están manejando estos poderes. La acumulación de riquezas por parte de estos pocos se ha vuelto más fácil y, el proceso natural de la distribución equitativa basada en la propia habilidad para producir, ha sido completamente destruida. La gente gradualmente se ha vuelto dependiente de otros por diferentes objetos, degradando la dignidad del trabajo y la voluntad de hacer trabajo físico. La producción masiva industrializada de productos exige consumidores y, la promoción del mercado es su consecuencia lógica.

 

Productores astutos encuentran útil explotar las emociones humanas negativas para su propia conveniencia, emociones tales como el deseo de comodidades físicas, atracción por la fantasía del tiempo libre y, la disminución del trabajo físico, las que son manifestaciones directas del apego (raga) y el deseo (trshna). La base de la multiplicación infinita de apegos y anhelos es la educación moderna y la estructura moderna social que inculca a la gente la competitividad desde la niñez y, genera odio (dvesha) en diversas formas. La competencia simplemente significa la victoria del yo sobre otros y, esto es nada más que egoísmo e indiferencia por los demás. De aquí que ninguna competencia puede ser libre o agradable. Desde la perspectiva budista, la competencia es inmoral y es una de las peores formas posibles del comportamiento humano. Para ser justos, la igualdad debería ser el objetivo principal, porque nadie compite para ser derrotado o para que otros ganen.

 

En el mundo actual la gente ha perdido el poder de discernir cuáles son y cuáles no son sus necesidades reales; qué cosas son buenas y cuáles son malas. Lo que es supuestamente bueno para nosotros es determinado por los fabricantes y ellos nos dicen cuáles son nuestras necesidades y esto también a nuestro costo. Usando terminología moderna, esta es una violación a nuestro derecho de libre determinación. Uno debería ser libre de determinar cuáles son nuestras reales necesidades, y cuáles son superfluas. Pero este derecho ha sido quitado. Se nos hace creer que necesitamos doce pares de zapatos y dieciséis trajes para movernos en la sociedad actual y mantener nuestra condición social.

 

Si una persona acumula riqueza para un consumo innecesario, necesariamente tiene que tomar de los demás, por lo que no es menos que un vulgar ladrón. Es imposible para tal persona practicar una vida correcta. Si uno no puede acumular riquezas, de acuerdo con las estimaciones modernas, uno no puede llevar ‘una vida digna’. Esta persona se ubica con esos que están bajo la línea de pobreza, para quienes debe encontrarse más ayuda, más fondos para el desarrollo y más oportunidades de empleo. Así que se necesita más ayuda, más préstamos, más pericia técnica, en los términos y condiciones determinadas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio o los gobiernos de las llamadas naciones desarrolladas. Así, las naciones del tercer mundo siempre estarán cargadas con el peso de la ayuda y las deudas resultantes, en una pérdida de soberanía política y cultural.

 

El sistema económico moderno no solo nos priva de nuestra sabiduría y discernimiento; también se lleva nuestro sentido de dignidad y de respeto de nosotros mismos. Actualmente, la mayoría de los jóvenes educados no son capaces de pensar en cómo ser sus propios patrones y ser auto-suficientes. Siempre buscan empleo, quieren servir a alguien y ser asalariados  a merced de algún capitalista. Todos los sistemas del presente, geopolíticos y socio-culturales están gobernados por un solo factor, es decir, la economía de mercado. Los otros ideales, políticos y sociales, tales como la democracia, los derechos humanos, la diversidad cultural y la libertad de consciencia son meras palabras, desprovistas de significado, se usan de forma ornamental y metafóricamente y, si es necesario, como de labios para afuera.

 

El colonialismo político del pasado terminó debido al despertar de las personas sometidas a tal dominio durante los últimos siglos. Hoy, esto se ha reemplazado por la colonización política que es mucho más peligrosa. La ocupación política puede ser destruida dentro de poco, pero requiere varias décadas o siglos recuperar el dominio económico, suponiendo que haya una oportunidad de recuperar la libertad económica.

 

Como las prioridades económicas han sobrepasado todo lo demás en el presente, esto hace al individuo egoísta, violento y falto de moral y de bases éticas. Las influencias negativas hacen que las personas se vuelvan egocéntricas y busquen riqueza. Los estilos de vida modernos han destruido las tendencias espirituales de la mayoría de las personas y los han vuelto irreverentes. Se ha ignorado la esencia de la religión y, la religión y sus instituciones están siendo mal usadas para aumentar y fortalecer el egoísmo, el odio, la intolerancia y el conflicto. La mayor parte de las personas piensan que la espiritualidad, la moralidad y la ética son obstáculos para el desarrollo y progreso material. Muchos dicen abiertamente que ‘la religión es un veneno’ en términos de progreso. Una pequeña minoría puede no estar totalmente de acuerdo con lo anterior, pero también sumisamente dicen que, puesto que tienen que sobrevivir, no tienen otra salida, y deben transigir. En ausencia de sabiduría y valor para oponerse al mal, la pregunta natural es, ‘¿Qué podemos hacer?’ Hay una pregunta muy importante. Aquí, recuerdo la afirmación del Tathagatha: ‘Uno es su propio Maestro, ¿quién otro podría ser?’ (atta hi attanonatho, ko hi natho para siya).

 

Es similar el principio de Mahatma Gandhi de Satyâgraha individual, e inspirado por dicho principio recomendé a los individuos a salirse del estilo de vida moderno materialista, con su excesivo consumismo inmoral y, comprender cuál es su responsabilidad hacia el bienestar universal. El macro universo está construido por micro universos de individuos y, todo lo que hace un individuo tiene relevancia y un efecto en el universo. Por lo tanto, por medio de la disociación individual del mal un universo inarmónico puede armonizarse y, un planeta que no está en sintonía con el universo puede recobrar su armonía con él.

 

Surgen algunas sugerencias prácticas del Noble Óctuple Sendero de Buda. Este Sendero no es solamente para la elevación espiritual, sino también para vivir de una manera correcta, para crear una sociedad integrada y pacífica, y por esto, que promueva la espiritualidad. El primer paso es tener una correcta visión y clara percepción de la sociedad de hoy, materialista y egoísta con todos sus desmerecimientos y también una visión de cómo disociarse de ella.

 

Después de obtener una visión así, el segundo paso debería ser la correcta determinación. Uno debería comenzar una forma de vida no violenta, no consumista y auto-controlada, aceptando y soportando todas las penurias e inconvenientes, incluyendo el dolor físico, que pueden ocurrir en el camino o pueden ser causados por las fuerzas negativas.

 

El tercer paso sería hablar acerca de ello sin temor. Los dos primeros pasos pertenecen al individuo. Compartirlo con seres vivos semejantes significa comunicar nuestra visión y determinación a través de la correcta palabra. Si uno no habla acerca de las enfermedades de nuestra sociedad violenta, uno podría ser considerado como parte de ella.

 

El cuarto paso sería consolidar y estabilizar el esfuerzo. La pereza y falta de cuidado no deberían permitirse para disuadir el esfuerzo de vivir rectamente, particularmente en el presente. Vivir correctamente requiere un gran esfuerzo. De lo contrario, uno puede fácilmente ser arrebatado por las fuerzas del mal.

 

El quinto paso y el más importante es correctos medios de subsistencia. Esta es la acción básica de ‘salirse’, como también de la verdadera realización, individualmente, de la responsabilidad universal. Es muy difícil hoy practicar un correcto y no contaminado medio de subsistencia. La enseñanza práctica de Mahatma Gandhi de ‘auto-suficiencia’ y los principios de autonomía de los pueblos, en mi opinión, son la única respuesta al modo de vida consumista actual.

 

El sexto paso es inculcar la correcta atención. En el mundo actual, la violencia y la deshonestidad son la norma. Sin la correcta atención, uno puede caer en el abismo materialista sin darse cuenta. El séptimo y octavo pasos, es decir, la correcta concentración y la correcta acción, son también firmemente requeridos por una forma de vida no-violenta.

 

En pocas palabras, si se pone en práctica el Noble Óctuple Sendero, uno puede surgir del presente sistema de vida malsano y llevar una vida ejemplar. Y quizás, de esta manera, nosotros como individuos podemos salir y cumplir nuestra responsabilidad universal individual.

 

Podemos poner en práctica las siguientes sugerencias para tener una mente espiritual o religiosa, una transformación de la mente:

 

1. Tenga en cuenta las faltas de la civilización moderna como un todo, su violencia directa, indirecta y estructurada y su naturaleza explotadora. Esta es la correcta visión.

 

2. Estar determinado a permanecer disociado de esta forma de vida codiciosa y egoísta a pesar de las inconveniencias y dificultades. Esta es la correcta determinación.

 

3. Reducir las necesidades al nivel básico mínimo y evitar todo desperdicio de recursos. Mahatma Gandhi dijo correctamente que la Madre Tierra puede satisfacer las necesidades de todos, pero no podrá nunca satisfacer la codicia de un solo individuo. Debemos comprender cuáles son las necesidades y anular la codicia.

 

4. Renunciar a las normas modernas de abundancia y aceptar selectivamente lo que es adecuado rechazar finalmente. La aceptación selectiva incluye los medios de comunicación, viajes, computadores y otros males menores sin los cuales uno no podría funcionar en el mundo moderno.

 

5. Innovar la tecnología apropiada y los medios y métodos para el consumo sostenible, o de lo contrario, puede que la tierra no sobreviva.

 

6. Fomentar una mente genuinamente espiritual que pueda transformar al individuo y con esto su universo. Este es el objetivo fundamental de la vida humana. Esto no necesariamente implica seguir alguna tradición religiosa conocida. Incluso un no creyente, alguien que no siga una tradición religiosa, puede tener una mente religiosa.

 

Actualmente, aún las personas que afirman ser autoridades en las tradiciones religiosas se han vuelto muy mundanas y vulgares y, estropeadas por varias emociones negativas. La práctica de una tradición religiosa se ha reducido a rituales y se ha institucionalizado, que es la razón por la que J. Krishnamurti rechazó firmemente toda tradición. No rechazó la esencia de la tradición, sino solamente la tradición prevaleciente. Por lo tanto, es necesario comprender lo que es una mente verdaderamente religiosa y qué es la religión real, libre de todo dogma y rituales, tradiciones y linaje. En una declaración muy breve Krishnamurti resume todas las enseñanzas religiosas y, me gustaría compartirla con ustedes:

 

“La religión es algo que incluye todas las cosas, no es exclusiva. Una mente religiosa no tiene nacionalidad. No es estrecha de miras, no pertenece a ningún grupo organizado particular. No es el resultado de diez mil o dos mil años de propaganda. No tiene dogma, ni creencia. Es una mente que se mueve de hecho en hecho. Es una mente que comprende el total de la cualidad del pensamiento, no solamente lo obvio, el pensamiento superficial, el pensamiento educado, sino también el pensamiento sin educar, el pensamiento y los motivos profundamente inconscientes. Cuando una mente indaga en la totalidad de alguno, cuando comprende a través de esta indagación lo que es falso y lo niega porque es falso, entonces la totalidad de esta negación produce una nueva cualidad en esa mente, que es religiosa, que es revolucionaria”.

 

La frase “es una mente que se mueve de hecho en hecho” es muy importante. Nosotros repetimos el lema: “No hay Religión más elevada que la Verdad”, pero en la vida presente, estamos atrapados en una u otra religión. La negación de la falsedad y la comprensión de la verdad, del hecho, que produce una revolución, una transformación, esta es verdaderamente una mente religiosa y debemos tratar de cultivar una mente así para el beneficio de todos los seres.

 

 

 

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