Vol. 136 - Número 10 - Julio 2015 (en Castellano) |
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Desde lo interno hacia lo externo: la naturaleza del universo
JOHN ALGEO (John Algeo es el Vice-Presidente internacional de la S.T., y Profesor Emérito de la Universidad de Georgia, EEUU, y posee muchas distinciones académicas.)
El tema de esta convención ha sido tomado de Luz en el Sendero, donde se encuentran escritas estas palabras: “Oír la Voz del Silencio es comprender que desde el interior viene la única verdadera guía.” Este enunciado también se encuentra en La Doctrina Secreta (1:274): “El Universo es modelado y guiado de adentro hacia afuera.”
Estas dos afirmaciones están íntimamente conectadas; dicen lo mismo en dos niveles diferentes. La segunda hace una aseveración general, una verdad acerca del universo como un todo. La primera hace una afirmación concreta, una directiva respecto a nuestra práctica individual. Ambas aserciones se refieren al macrocosmos y al microcosmos, al universo y a nuestra propia consciencia. La Doctrina Secreta continúa destacando esta correspondencia:
Como es arriba así es abajo, como en el cielo así en la tierra; y el hombre, el microcosmos y copia miniatura del macrocosmos, es el testigo vivo de esta Ley Universal, y del género de su acción.
Por lo tanto, según La Doctrina Secreta cada uno de nosotros es un ´testigo vivo´ de la verdad de guía interna. Pero toda luz arroja una sombra, y toda gran verdad puede ser malinterpretada y mal utilizada. En el Bhagavadgitâ, Sri Krshna, después de revelarle a Arjuna la verdad primordial de la vida, agrega estas palabras de advertencia: ´Nunca comentes lo que te he dicho, a quien carece de auto-control y dedicación, o a quien no escuchará, o a quien habla con malicia.´ (parafraseado de 18.67)
Necesitamos comprender la verdad universal correctamente y aplicarla a nosotros mismos cuidadosamente.
La verdad universal: El Universo es modelado y guiado de adentro hacia fuera.
Annie Besant dijo que la Teosofía es como un volumen de agua con hoyos poco profundos donde un niño puede caminar, y con profundidades en las que incluso un gigante puede nadar. Un concepto teosófico simple se puede comprender sencillamente, como los charcos para caminar, o de modo complejo, como un área profunda para nadar.
Podemos comenzar en lo poco profundo, con escrituras y tradiciones sabias. En el Sermón de la Montaña (Mat.7.16), Cristo dice: ´Los conoceréis por sus frutos´. Y continúa preguntando enfáticamente: “¿Juntan los hombres uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” Las plantas con espinas poseen espinas, no uvas; y los cardos producen flores pinchudas, no higos. Un viejo proverbio popular dice: ´De pequeñas bellotas crecen grandes robles´. Los robles no se parecen a las bellotas, ni las uvas a los arbustos con espinas, o los higos a los cardos. Pero la naturaleza interna de una bellota tiene un roble potencialmente en su interior. Por lo tanto el roble se modela desde el interior de la bellota hacia afuera para transformarse en un gran árbol. Es el dharma de una bellota volverse un roble. Las espinas no tienen la naturaleza de las uvas en su interior, ni los cardos tienen la de los higos. Esto es suficientemente simple, ¿no es así? Es el charco poco profundo en el que un niño puede caminar sin peligro.
Pero la verdad de dharma tiene grandes profundidades. Según el Diccionario Sánscrito-Inglés Monier-Williams, ´dharma´ puede significar muchas cosas, incluso ´naturaleza, carácter, condición peculiar o cualidad esencial´. Es una palabra con profundidades en las que incluso un gigante puede nadar.
La gran verdad universal “El Universo es modelado y guiado de adentro hacia afuera” está hablando de dharma. El Universo tiene un dharma, y todo lo que hay en él, incluyéndolos a ustedes y a mí. ´Dharma´ como nuestra ´naturaleza, carácter, condición peculiar o cualidad esencial´ significa tanto lo que realmente somos en el centro de nuestro ser, como lo que deberíamos hacer o en lo que deberíamos transformarnos en el transcurso de nuestras vidas.
En Occidente, es usual suponer que todo ser humano es el producto de sólo dos fuerzas: la natural y la de crianza, es decir, la herencia genética y el medio social. Y éstos son dos factores muy importantes, pero no son los únicos factores que nos definen.
Por ejemplo, el medio es más que la sociedad y la cultura en la que crecemos. El medio físico y psíquico de la tierra en la que vivimos, son también factores muy importantes. Crecer en la costa de la Bahía de Bengala, en Tamil Nadu es muy diferente a crecer en un valle de los Himalayas en el Tibet. Crecer en un mundo imbuido con el espíritu del Rey Arturo de la Inglaterra Celta, es muy diferente a crecer en un mundo imbuido con el espíritu de la diosa del sol Amaterasu Omikami y los cuarenta y nueve Ronin, o los caballeros sin señor, de Japón.
De igual modo, la herencia es más que los genes que recibimos de nuestros padres. Incluye los skandha-s y el dharma. Nuestros skandha-s son los frutos kármicos de nuestras acciones en encarnaciones anteriores que modelan nuestras formas, sentimientos, percepciones, predisposiciones y consciencia actuales. Son fuerzas del pasado que nos empujan desde atrás. Pero también existe una fuerza proveniente del futuro, nuestra vocación o llamado que nos tira hacia adelante, nuestro dharma. Al igual que el dharma del roble obtiene un árbol a partir de una bellota, también dentro de cada uno de nosotros hay un dharma que extrae un humano perfecto del semi-humano imperfecto que aún somos. Es nuestro dharma transformarnos en humanos completos.
La gran verdad universal “El Universo es modelado y guiado de adentro hacia fuera”, es una afirmación del hecho de que todo en el universo tiene un dharma modelando dentro suyo y guiando su desarrollo hacia una realización externa final de su meta dhármica. El futuro es nuestro. Sólo se necesita que seamos totalmente conscientes de ello. Esto es ciertamente muy profundo.
Mme Blavatsky también destaca que el universo “es guiado, controlado, y animado por una casi interminable serie de jerarquías de seres sencientes”(DS 1:274). Esta afirmación es aplicable a una controversia que tiene lugar actualmente en lugares del mundo occidental, donde, desde la Revolución Científica de los siglos XVI y XVII, dos visiones del mundo han competido por la supremacía. La más antigua de las dos es el teísmo cristiano, que imagina al mundo como habiendo sido creado desde afuera por un Dios trascendente personal. La más reciente es el materialismo científico, que descarta como irrelevante todo comentario respecto a la creación y a Dios, y mantiene que el universo sólo ocurrió, sin que mediara propósito o plan. Claramente estas dos posturas están en desacuerdo; ninguna tiene espacio para la otra. Pero existe una tercera visión del mundo, más antigua, la de la Sabiduría Antigua, la Filosofía Perenne, la Teología Prisca, el Sanâta Dharma, o como la llamamos, Teosofía.
La Teosofía sostiene que el universo está compuesto de materia dotada de consciencia, actuando enérgicamente. Está de acuerdo con la ciencia respecto a la hipótesis de que un Dios creador personal externo es innecesario y que no existe nada, sea lo que sea, fuera del universo, pero también sostiene que existe muchísimo dentro del universo que la ciencia carece de técnicas para percibirlo. Lo divino es inherente a lo mundano, no está separado de ello. La Teosofía está de acuerdo con la religión, que el universo es inteligente y tiene un propósito, y de ningún modo está limitado a la materia que la ciencia puede estudiar.
La Teosofía sostiene que el orden y el propósito son inherentes en la naturaleza misma del universo, su dharma, y que de ese orden universal participan seres conscientes, incluyendo humanos como nosotros, pero también seres pre-humanos y super-humanos. El universo está vivo en el interior. Y su vida interna modela y guía sus formas externas. El dharma del universo es desarrollarse desde formas más densas a más sutiles, desde una consciencia limitada a una expandida, y desde la fragmentación a la unidad de la conciencia espiritual. La visión del mundo de la Teosofía es tan enormemente profunda como las profundidades del océano, pero tan simple como la afirmación de que los grandes robles crecen de pequeñas bellotas.
La verdad práctica: “La única y verdadera guía viene del interior.”
El reconocimiento del dharma del universo nos lleva a la otra gran verdad, la verdad práctica, respecto a cómo podemos ser totalmente conscientes de nuestro propio dharma, cómo podemos ´comprender que desde el interior viene la única y verdadera guía´. Luz en el Sendero se refiere a la Voz del Silencio en tres oportunidades, conectándolo finalmente con ´la única y verdadera guía´, que procede del interior. En la primera referencia se nos asegura que, una vez que hemos experimentado ´la paz´, la Voz del Silencio estará siempre con nosotros.
Habiendo sobrellevado la tormenta y alcanzado la paz, es sólo posible aprender, aunque el discípulo esté inestable, dude y lo ignore. La Voz del Silencio permanece dentro de él, y aunque abandone el Sendero completamente, sin embargo un día resonará, y lo rasgará en pedazos, y separará sus pasiones de sus posibilidades divinas.
Esta es la misma promesa de logro supremo que nos da la siguiente afirmación. Dice:
Existe un sendero, empinado y espinoso, lleno de peligros de todo tipo, y sin embargo un camino que conduce al corazón mismo del Universo. Puedo decirte cómo encontrar a quienes te mostrarán la puerta secreta que sólo se abre hacia el interior, y se cierra rápidamente (es decir, firmemente) detrás del neófito para siempre.
Una vez que hemos ´pasado la tormente y alcanzado la paz´, una vez que hemos pasado la puerta secreta que se abre hacia adentro pero no hacia fuera, y que se cierra firmemente detrás nuestro, no hay vuelta atrás. Podemos demorarnos en el trayecto, pero nos hemos comprometido en un viaje sin regreso. Finalmente la Voz del Silencio nos hablará, y habla con un sonido que no puede ser ignorado. El mundo en el que vivimos a menudo parece ser un confuso laberinto. Pero el Sendero es un laberinto con sólo una opción: provee sólo un camino a transitar, por lo que mientras caminemos, llegaremos a la meta.
La segunda referencia en Luz en el Sendero a la Voz del Silencio, la relaciona con el Portal del Aprendizaje:
Tú que ahora eres un discípulo, capaz de ponerte de pie, de oír, de ver, de hablar, que has conquistado el deseo y alcanzado el auto-conocimiento, que has visto florecer tu alma y la has reconocido, y has oído la Voz del Silencio, ve al Portal del Aprendizaje y lee lo que allí está escrito para ti.
La tercera y última referencia es la que proporcionó el tema de esta Convención:
Oir la Voz del Silencio es comprender que desde el interior viene la única y verdadera guía; ir hacia el Portal del Aprendizaje es entrar al estado en el que el aprendizaje es posible. Luego muchas palabras se escribirán para ti, escritas en letras ígneas fáciles de leer. Porque cuando el discípulo está listo, el Maestro también está listo.
Oir la Voz del Silencio, aprender las intensas palabras de sabiduría, y experimentar la pronta presencia del Maestro, son tres metáforas que hablan de lo mismo: la guía desde el interior.
Porque “oír la Voz del Silencio es comprender que desde el interior viene la única y verdadera guía”, y debemos saber qué es esa Voz del Silencio y cómo podemos oírla. Para conocerla, la mejor fuente es indudablemente el gran libro espiritual, La Voz del Silencio. Pero antes de sumergirnos en las profundas aguas de ese magnífico libro, mojemos nuestros pies en aguas poco profundas.
A la mayoría de las personas les gustaría tener alguien que sepa mucho, que les diga qué está bien, y qué deberían hacer. Quieren respuestas simples para problemas complejos. Los fundamentalistas religiosos creen que lo que dicen las escrituras es absolutamente correcto y totalmente claro. Pero no es ninguna de las dos cosas. Muchos aspirantes quieren que un gurú les diga exactamente qué pueden hacer para alcanzar moksha, quieren diez pasos fáciles hacia la iluminación. Pero tales pasos no están establecidos, por lo tanto ningún gurú los puede dar. La gente no quiere complicaciones u opciones. Sólo quieren saber qué está bien, asumiendo que siempre hay solamente un camino correcto. Pero la vida es compleja, y lo recto es relativo. Eso es lo poco profundo y fangoso.
Sumerjámonos ahora en las profundidades de La Voz del Silencio. Ese libro habla bastante sobre el gurú, el guía, o el Maestro. Y a menudo parece estar refiriéndose a alguna autoridad fuera de uno mismo, una persona sabia, la encarnación del arquetipo del Anciano Sabio. Para estar seguros, todos nosotros hemos tenido maestros que nos han señalado el camino para que lo sigamos. Y, lo sepamos o no, todos nosotros también hemos servido de maestros a otros. Sin embargo, el maestro que estamos buscando, el maestro cuya voz es la Voz del Silencio, no es alguien que está fuera de nosotros; como dice La Voz: “Maestros hay muchos; el Alma-Maestro es una, Âlaya, el Alma Universal. Vive en ese MAESTRO como SU rayo vive en ti.”(verso 221)
El verdadero maestro, el gran maestro, no es ningún otro ser humano, e incluso ningún ser superhumano. Una explicación al verso 14 de La Voz lo aclara. Se lee: “El ‘gran Maestro’ es el término usado por lanoos o chelas para indicar nuestro ‘Yo Superior’.”
Y el último verso del primer fragmento es totalmente explícito:
¡Observa! Te has vuelto la luz, te has vuelto el Sonido, tú eres tu Maestro y tu Dios. Tú eres Tú mismo el objeto de tu búsqueda: la Voz sin falla, que resuena a través de las eternidades… (verso 99).
Por lo tanto, como dice Luz en el Sendero: “Oír la Voz del Silencio es comprender que desde el interior viene la única y verdadera guía.”
Sin embargo, regresemos ahora a la advertencia que Sri Krshna le dio a Arjuna: Debemos ser muy cuidadosos para comprender estas sabias e intensas palabras, porque todas las palabras, incluso las palabras sabias, pueden ser malinterpretadas. Recuerden que la primera cualidad del Sendero es viveka, discernimiento, la habilidad de discernir lo verdadero de lo falso. Las palabras pueden ser verdaderas, pero nuestra comprensión de ellas puede ser falsa. ¿Cómo reconocemos la Voz del Silencio? Sería muy lindo tener una prueba clara, fácil y confiable para conocerla. Pero nada en la vida es claro, fácil y confiable.
Dentro nuestro existen muchas voces. La psicología jungiana habla sobre un arquetipo de persona. ´Persona´ es una palabra latina (que también da origen a la palabra inglesa ´person´) que significa fundamentalmente ´máscara´, tal como los actores la usaban en el teatro griego y romano; por lo tanto también significa un ´rol´ que los actores desempeñaban en un drama, o un papel que cualquiera desempeña en la vida, y por ende una ´personalidad´. Cada uno de nosotros tiene, no sólo una, sino muchas personas o máscaras. Somos diferentes personas al interactuar con nuestros hijos o nuestros padres, con nuestros amigos o con extraños, con quienes confiamos o con quienes no, con nuestros superiores o nuestros subordinados, etc. También tenemos varias y diferentes personas o máscaras que nos presentamos a nosotros mismos, pensamos acerca de nosotros de modos diferentes.
Cada una de las muchas personas que existen en nuestro interior tiene una voz. Y esas voces nos hablan tan pronto como asumimos un rol, perteneciente a una máscara personal particular. Ninguna de ellas, sin embargo, es la Voz del Silencio. La Voz del Silencio viene de un lugar mucho más profundo en nuestro interior. Viene de lo que H. P. Blavatsky llamó nuestro arquetipo especial, nuestra individualidad, el mânasaputra o ´niño de Sabiduría´ en nuestro interior. Y esa fuente de la Voz del Silencio es nuestro verdadero y único Maestro.
¿Cómo reconocemos esa Voz? Si tenemos que preguntar, no la hemos escuchado. Es inconfundible, como la Voz del Trueno en el Brhadâranyaka Upanishad, al que T. S. Elliot se refiere en la parte final de su poema “La Tierra Perdida” (The Waste Land). El relato en los Upanishads dice:
El padre divino, Prajâpati, tenía tres clases de hijos: los dioses, los humanos, y los demonios. Cuando todos completaron sus estudios con su padre, cada uno de ellos fue a él para recibir la instrucción especial apropiada.
Primero vinieron los dioses y dijeron, ¨Dínos lo que necesitamos saber¨. Prajâpati exclamó como un trueno la sílaba ¡DA! Y preguntó, ¨¿Han comprendido?¨ Los dioses contestaron, ¨Hemos comprendido que tú nos has dicho Damyata¨, que significa ´Contrólense´, dado que los dioses son naturalmente indomables y auto-indulgentes.
Luego vinieron los humanos y dijeron, ¨Dínos lo que necesitamos saber¨. ¨Dínos lo que necesitamos saber¨. Prajâpati exclamó como un trueno la sílaba ¡DA! Y preguntó, ¨¿Han comprendido?¨ Los humanos contestaron, ¨Hemos comprendido que nos has dicho Datta¨, que significa ´Den´, dado que los humanos son naturalmente egoístas y avariciosos.
Finalmente vinieron los demonios y dijeron, ¨Dínos lo que necesitamos saber¨. Prajâpati exclamó como un trueno la sílaba ¡DA! Y preguntó, ¨¿Han comprendido?¨ Los demonios contestaron, ¨Hemos comprendido que nos has dicho Dayadhvam¨, que significa ´Sean compasivos´, dado que los demonios son naturalmente crueles e insensibles.
La Voz celestial del Trueno les repite a todos: ¡DA! ¡DA! ¡DA! Contrólense, den, sean compasivos.
Cuando escuchamos la Voz del Silencio, es como ese estruendo del trueno, inconfundible e irresistible, y nos dice lo que necesitamos saber. Lo que nos dice es tan auto-evidente que no podemos dudarlo, o estar inseguros al respecto. Nadie puede darnos una lista de normas por medio de las cuales podemos reconocerla. Ninguna lista es necesaria para conocer la Voz del Bramante Silencio. Es irresistible.
Todo gran libro es único, sin embargo todos los grandes libros son semejantes. Todos los grandes textos tienen el mismo y básico mensaje para nosotros, pero todo gran texto transmite ese mensaje en su propio y único modo. Los grandes textos que hemos estado considerando tienen un mensaje básico que incluye dos grandes verdades:
El Universo es modelado y guiado desde el interior hacia afuera. Oír la Voz del Silencio es comprender que desde el interior viene la única y verdadera guía.
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