Vol. 136 - Número 10 - Julio 2015 (en Castellano) |
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La ética vegetariana: Su efecto sobre la salud interna
Tim boyd
No soy un experto en materia de dieta vegetariana. Como la mayoría de la gente razonablemente preparada, estoy consciente de cierta información pero no es mi campo.
Otros estarán más informados sobre estudios científicos y médicos que indican los beneficios saludables de una dieta vegetariana tales como menor hipertensión, tasas de cáncer, enfermedades cardíacas, etc. Otros pueden hablar del dramático impacto ambiental de cambiar a una dieta vegetariana (sustancialmente disminución de los rastros de carbono, menor polución del aire, del agua y del suelo). Éstas son ideas importantes que nos afectan como individuos y al mundo que habitamos.
¿Mi título? Soy vegetariano y soy consciente. Mi contribución será brevemente considerar el tema desde el punto de vista de los efectos de una dieta vegetariana sobre nuestra salud interna - la condición de nuestra conciencia.
¿Soy idóneo para esto? Soy vegetariano y soy consciente. Me hice vegetariano hace muchos años. Cuando era adolescente el vegetarianismo en Estados Unidos no era nada comparado al movimiento en que se ha convertido ahora. Se habían hecho pocos estudios. Personalmente yo no conocía ningún vegetariano. Tenía simplemente el fuerte sentimiento de que era lo correcto para mí. En mi caso fue solamente después de adoptar completamente la dieta vegetariana que comencé a investigar las razones que la sustentaban. Comencé como un vegetariano ignorante.
El ejemplo de mi hija es diferente. Debido a que mi esposa no estaba completamente convencida de que una criatura pudiera obtener la nutrición necesaria de una dieta libre de carne, nuestra hija fue criada comiendo carne. Un día, cuando ella tenía doce años, nosotros estábamos regresando a casa por la autopista. En los Estados Unidos, a los animales que son llevados al matadero se les transporta en camiones con los lados semi-abiertos. Al conducir al lado de los camiones uno puede ver los animales adentro. En nuestro camino a casa estábamos pasando uno de esos camiones que transportaba cerdos. Mi hija vio los animales y con voz animada dijo: "¡mira qué lindos cerdos!". Fue un momento inocente de aprecio por estos animales que ella veía sólo de vez en cuando por vivir en la ciudad. Yo le hice una pregunta…"¿a dónde crees que van esos animales?" yo no sermoneé ni dije nada más. Ella se quedó muy callada en el asiento trasero mientras seguimos nuestro camino. En el restaurant ella, cosa rara, ordenó una comida sin carne. A la mañana siguiente manifestó que desde ese día en adelante ella sería vegetariana. Ya han pasado diez años.
Hay un dicho en los Estados Unidos: "eres lo que comes". Es una afirmación simple de sentido común de que los materiales que usamos para construir el cuerpo determinarán sus debilidades y fortalezas. La misma idea se aplica en la construcción de un edificio o para programar una computadora. Materiales de baja calidad conducen a estructuras débiles. En el caso del cuerpo, llevan a la enfermedad.
Como estudiante de la sabiduría antigua encuentro esta simple expresión profunda por un número de razones. Cuánto más nos enfocamos en la importancia del cuerpo físico y su salud, todos nos damos cuenta que nuestro ser físico y la salud del cuerpo son solo una dimensión de nuestro ser total. Esto no requiere un entendimiento profundo de la idea de campos o niveles de conexión para reconocer que como seres humanos vivimos y funcionamos en muchos niveles. El físico es el más obvio, pero todos nos damos cuenta del flujo de sensaciones, sentimientos, pensamientos, e incluso el inexplicable y ocasional sentido de alegría y expansión repentino que puede inesperadamente arrastrarnos como una ola. Somos seres multidimensionales en un universo multidimensional. Nos nutrimos o sufrimos por falta de alimento en muchos niveles, el ser físico es sólo uno. Nosotros alimentamos las emociones con música, relaciones humanas, con películas. Alimentamos la mente con ideas, conversaciones, libros, incluso navegando en la web. Alimentamos el espíritu estando en contacto con la naturaleza, con libros sagrados, rezos, o sólo permaneciendo en silencio.
En todos estos, la calidad de los "cuerpos" (emocional, mental, espiritual) que nosotros construimos estará determinada por los "alimentos" que comemos. Alimenta las emociones con música que solo excita las pasiones, con relaciones de baja calidad, adictivas o abusivas, y nuestra naturaleza emocional se atrofia. Llena la mente con imágenes e ideas pornográficas, con la distracción continua de navegar en la web, chatear sin sentido, y el rango de acción y flexibilidad de la mente disminuye. Por supuesto, lo opuesto es también cierto. Alimenta las emociones y la mente con ideas elevadoras y puras y se volverán expansivas y armoniosas.
Al considerar el efecto de una dieta basada en la alimentación con carne, hay un par de preguntas que debemos hacernos: ¿qué es lo que comemos cuando comemos carne? Ésta pregunta se puede responder de muchas maneras. Es una fuente de proteínas. Provee ciertas vitaminas y minerales necesarios para el cuerpo. Pero es más que eso. Es un alimento que tiene ricas tradiciones de preparación, cultivo y usos. Está asociado a la familia, recuerdos, festividades religiosas y celebraciones nacionales. Todo esto es cierto, pero se necesita interrogarnos un poco más profundamente. ¿Cuál es la fuente de los alimentos de carne? "animales" es la respuesta fácil, y si nosotros no queremos sentirnos incómodos, nuestra averiguación podría detenerse allí. Pero ¿qué es un animal? ¿tiene consciencia? ¿tiene sentimientos? ¿sufre? ¿anhela seguridad, compañía con los de su especie, felicidad y bienestar? La respuesta a todas estas preguntas es "sí".
Hay una afirmación categórica generalizada que es central a la práctica y comprensión del buddhismo que dice: "todos los seres anhelan la felicidad". En el buddhismo, la definición simple de amor es el anhelo para todos los seres de experimentar felicidad. Nosotros no necesitamos estar bien informados sobre la masiva brutalidad implícita en la crianza y matanza de estos seres vivos, reducidos a "unidades de producción" en el lenguaje de la industria de la carne, para saber que al comer alimentos de carne estamos participando en un proceso que inflige intenso sufrimiento a millones de vidas cada momento de cada día. Ésta es una conciencia básica que surge en el momento que nosotros nos permitimos preguntar y considerar abiertamente estas cuestiones.
El problema real que enfrentamos es que cuando nos permitimos considerar el asunto, el mismo requiere que nosotros hagamos una elección consciente, y si nosotros elegimos detener nuestra participación o continuar contribuyendo a la desdicha de otros seres, hay consecuencias.
Yo tengo varios amigos que crecieron en una granja. Todos ellos tienen historias acerca de pedir algún animal de granja como mascota, cuando eran niños, un pollo, una cabra, o un cerdo. Me han contado cómo les ponían un nombre, jugaban con ellos y llegaban a quererlos. Después, en todas estas historias, llegaba el momento, un momento de realismo brutal al saber que su amigo animal era criado para matarlo. A menudo las historias cuentan del pequeño "chickee", o "freddie", o "sally" que les servían en el plato para cenar. Éstas son historias corrientes, y aunque con el tiempo los recuerdos se desvanecen, cuando aparece la aceptación de que "ésta es la costumbre", el horror infantil de aquel momento de comprensión se disipa. Porque estas preguntas sobre la naturaleza y fuente de la carne como alimento son obvias, el tipo de preguntas que son completamente obvias a la inocencia de un niño, son preguntas que requieren gran esfuerzo para reprimirlas.
La elección que nos fuerzan a tomar no es meramente un asunto físico. Se hace al nivel de sentimientos, pensamientos, e incluso del espíritu. Para continuar inclusive nuestra pequeña parte en este proceso de creación-sufrimiento se requiere una profunda negación de la realidad. Nosotros estamos obligados a negarnos considerar, negarnos a preguntar, negarnos a ver lo que es correcto frente a nosotros.
Es esta negación la que tiene el mayor efecto en nuestra salud interna.
Algunos dirían que la grandeza del ser humano yace en nuestra habilidad de pensar. Esto es lo que nos diferencia de todos los otros reinos de la naturaleza. Pero cuando recordamos a las personas que consideramos como los más grandes, personas como Jesús, Buddha, Madre Teresa, Gandhi , San Francisco, todos ellos eran ciertamente grandes pensadores, pero su perdurable grandeza yace en su capacidad de amar sin límites.
Nuestra negación limita nuestra capacidad de amar. No puede crecer hasta su completo potencial. Es imposible amar, y a la vez infligir sufrimientos a los que amamos, a sabiendas e innecesariamente. La mayoría de nosotros estamos luchando para aprender a amar completamente a nuestro pequeño círculo de familia y amigos. Un amor pequeño, un amor limitado nos alcanza a la mayoría de nosotros para sentirnos bien. A la vez, en alguna parte dentro de todos nosotros está el sentido de que nuestra capacidad de amar es mucho más grande que lo que demostramos comúnmente. Ésta es la vida que estos grandes seres nos dicen que yace delante de nosotros, si la eligiéramos. "Las cosas que yo hago aún más grandes, tú las harás"; "la naturaleza del Buddha en todos los seres"; "la identidad fundamental de todas las almas con el Alma Suprema Universal" son solo algunas de las maneras en que nuestras potencialidades ocultas se han expresado en la sabiduría de las tradiciones del mundo.
La dieta mundial deberá cambiar hacia una propuesta más vegetariana. Esto es inevitable por dos razones : (1) porque las demandas de una creciente población, ya más de siete billones, da lugar a exigencias excesivas sobre los recursos de animales del mundo, y (2) porque alrededor del mundo, un incontable número de personas está formulando estas mismas preguntas y está llegando a respuestas que demandan elecciones responsables. Ya los océanos son incapaces de reponer los peces llevados para alimento y fertilizantes. El degradante impacto ambiental de las áreas de ganado, granjas de pollos y cerdos se está volviendo insoportable con rapidez.
La dieta mundial cambiara porque así debe ser. La pregunta más importante es "¿cambiaremos nosotros?", o ciegamente vamos a seguir los patrones que nos imponen las circunstancias.
Sócrates dijo: "la vida que no se examina no vale la pena vivirse”. Sin considerar los alimentos que nosotros elegimos comer, permitámonos el esfuerzo necesario de preguntar y responder las cuestiones profundas sobre cómo podemos vivir concienzuda y conscientemente en el mundo. Solamente de esta manera podemos crear una condición de salud interna capaz de transmutar las condiciones externas de nuestros tiempos.
Oh, vida oculta que vibras en cada átomo, Oh, luz oculta que brillas en cada criatura, Oh, amor oculto que todo lo abarcas en la unidad, Que cada ser que se sienta uno contigo, Sepa que él también es uno con todos los demás.
Annie Besant, "mantram universal"
Al comer carne nosotros compartimos la responsabilidad del cambio climático, la destrucción de nuestros bosques y el envenenamiento de nuestro aire y agua. El simple acto de volvernos vegetarianos logrará un cambio en la salud de nuestro planeta.
Thich Nhat Hanh El mundo que tenemos: Una aproximación buddhista a la paz y la ecología.
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