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El Teósofo - Órgano Oficial del Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 136 - Número 06 -  Marzo 2015 (en Castellano)

 
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Alocución para miembros nuevos

 

TIM BOYD

Charla dada después del cierre de la Convención Internacional,

Adyar, 31 de diciembre 2014.

 

Como miembro antiguo de la Sociedad Teosófica, recuerdo el sentimiento de entusiasmo, y el surgimiento de la aspiración que sentí cuando me uní a ella. Internamente sabía que había dado un paso importante. Todos tenemos variadas razones para ingresar a la ST. Para algunos de nosotros se debe a que nuestros padres eran miembros. Crecimos en un hogar donde el valor del trabajo que esta organización lleva a cabo y su acceso a la Verdad, nos estimularon constantemente. No fue algo que tuvimos que pensar o analizar. La Teosofía penetró la atmosfera de nuestro hogar, y se volvió parte del carácter de nuestro ser. Hay otros que recibieron la enseñanza de la Sociedad más tarde en la vida, y encontraron en ella una poderosa estructura conceptual, rica en información acerca de los planos de la Naturaleza, del significado de la evolución espiritual, y una historia de grandes personas que se asociaron con esta sabiduría y con el movimiento de la Sabiduría Eterna a través de los tiempos. Hay otros que contactaron las enseñanzas, o a alguna persona activa, en profunda conexión con estas verdades y encontraron que algo los movía. Algo dentro de ellos respondió a la vida que fluía a través de ese individuo.

 

Una vez que ingresamos como miembros, comienza el verdadero trabajo. Nadie que encuentra su camino aquí es un alma joven. Para tener una apreciación de esto debe haber tenido muchas vidas de esfuerzo hacia el desenvolvimiento. No llegamos aquí por accidente. Muchos ingresan con la idea de que ahora se encuentran entre un grupo de personas santas que han vencido los obstáculos del mundo y pueden ser consideradas como guías perfectos en el sendero espiritual. Sin embargo, se encuentran en medio de personas como nosotros, gente que ha tenido una experiencia que confirma una Verdad profundamente sentida, pero que está lejos de ser perfecta. Al unirnos a la ST le decimos ‘Sí’ a algo: “Sí, hay una Verdad perdurable, plena, siempre presente, ‘sí’ creo que puedo unirme a esa verdad y expresarla en mi vida. Y, ‘sí’ los Tres Objetivos de la Sociedad Teosófica suenan verdaderos a mi consciencia interna”.

 

Incluso si dos de los tres Objetivos no me suenan como verdaderos, es suficiente con tal que el primero lo haga: que esta Sociedad fue creada para formar un núcleo de la Fraternidad Universal de la Humanidad sin considerar ninguna de las divisiones creadas por los seres humanos, de raza, credo, sexo, casta o color. Nos referimos solamente a un pequeño número de diferencias en el primer Objetivo de la ST, pero todos sabemos que los niveles de discernimiento y limitación en nuestro pensamiento son infinitos. Por lo tanto, nosotros decimos ‘sí’ a eso, que es una posibilidad, que también es posible moldear nuestra vida de tal manera que pueda expresar esta gran Verdad, primero en nosotros mismos, luego en nuestros hogares y  finalmente en el mundo.

Esta no es una enseñanza de otro mundo que exige que abandonemos a nuestra familia y amistades, y nos recluyamos en algún lugar aislado. El nuestro es un camino mucho más difícil hacia la Verdad que sólo retirarnos e ir a una caverna. Lo que se exige de cada uno de nosotros es que encontremos algún grado de comprensión precisamente donde estamos, en medio de todos los conflictos y contiendas que toda vida normal implica. La Verdad no está ausente de la ‘vida normal’. No es retirarse del mundo. Para nosotros, el gran desafío es que este sendero exige que aprendamos a incluir al mundo con todas sus imperfecciones. Esta es una tarea mucho más exigente y difícil. Su belleza es que decimos ‘sí’, sabiendo todo esto.

 

‘Sí’ es una palabra poderosa. Sabemos que esta palabra es la expresión de un estado de consciencia que se puede describir como un estado de apertura. Esto significa que estamos deseosos de reconocer que es una parte de nuestra condición, como seres humanos, que haya temores a enfrentar y que, en el curso normal del mundo, el temor es la emoción fundamental predominante que parece mantenernos separados. También significa que hay un compromiso a reconocer, y que este reconocimiento disipa los falsos ídolos de temores, discriminación, odios, que parecen ser la marca común de este mundo.

 

La ST es una organización poderosa y su poder no está sólo en sus miembros. Entró en existencia, desde una fuente mucho más profunda. Los Maestros de Sabiduría, los Mahatmas, los Hermanos Mayores, son los verdaderos fundadores de este movimiento. Nosotros, sus miembros, somos ciertamente imperfectos. En nuestro trabajo dentro de la ST es útil recordar que siempre hallaremos imperfecciones y dificultades con las diferentes personalidades que se encuentran dentro de esta organización, pero detrás de cada persona que ingresa, se yergue algo más grande. Si podemos educarnos para buscarlo, ciertamente veremos las señales de una presencia guiadora, el Yo Superior que despierta.

 

Cuando ingresé a la ST, el paso que estaba dando fue descrito como la formación de otro eslabón en una cadena de oro, un eslabón más se había agregado a esta cadena. Es una cadena que se extiende desde el más bajo al más elevado nivel de consciencia, desde un pasado distante a un futuro inimaginable. Nuestro reconocimiento de este llamado interno se escucha necesariamente, y la respuesta apropiada nos llega continuamente. Es la propia vida que responde, presentándonos la guía necesaria en cada momento. Nuestro trabajo es escuchar, eliminar las divisiones y ver con ojos nuevos. Nosotros aceptamos el trabajo de despertar, como desde el sueño, profundizando nuestra consciencia. Este trabajo nos favorecerá en el curso de nuestra vida y será una fuente de bendición para nosotros, para la gente que nos rodea, y para este mundo. Como miembros nuevos de la Sociedad Teosófica, este es un paso importante que están dando. Los elogio por el paso, por vuestra valentía y buena voluntad. En cualquier forma que yo pueda ayudar, de cualquier manera que esta Fraternidad, de la que ahora son parte pueda serles útil, no deberían vacilar en hacerlo saber, externa o internamente.

 

Me gustaría que todos los que estamos reunidos aquí, nos pongamos de pie y enviemos nuestro silencioso agradecimiento a estos nuevos miembros que han dado tan maravilloso paso…Digamos juntos, con nuestros nuevos hermanos la Oración Universal escrita por Annie Besant, la que como miembros nuevos dirán a menudo con el pasar del tiempo:

 

Oh, Vida Oculta, que vibras en cada átomo,

Oh, Luz Oculta, que brillas en cada criatura,

Oh, Amor Oculto, que todo lo abarcas en la unidad,

Que cada ser que se sienta uno contigo,

Sepa que por lo tanto, es también uno con todos los demás.

 

 

 

 

Cada miembro es importante en su lugar, no hay nadie tan insignificante que no pueda ser una célula vital en el cuerpo vivo de la Sociedad, y en su crecimiento. Esto no significa que todos deban hablar o dar conferencias, pero si lo hacen, lo que digan debería ser definitivamente digno de ser expresado. Un individuo puede decir sólo una palabra en el momento y lugar correctos, y dirá más que muchas palabras expresadas al azar. Todos piensan, sienten y se contactan con otras personas. No podemos evitar dejar una huella constantemente, donde sea que estemos. La única pregunta es ¿cuál será la naturaleza de la huella que dejemos, de la influencia que les trasmitamos a quienes contactamos? ¿Cuál será la condición de nuestros pensamientos, la calidad de nuestras emociones, la naturaleza de nuestras acciones?

 

Al hacer de la Teosofía un poder transformador en nuestra propia vida, podremos no sólo hacernos muchos más felices a nosotros mismos de lo que podríamos ser, sino que también podremos compartir con otros la felicidad que hemos creado para nosotros mismos.

S. Sri Ram

 

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