Vol. 135 - Número 12 - Septiembre 2014 (en Castellano) |
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El visionario mundo de Stockhausen
Alan Senior Profuso conferencista sobre Arte, Música y Teosofía. Editor de Circles, la revista de la Sociedad Teosófica en Escocia.
El compositor alemán Karlheinz Stockhausen (1928 -2007) tenía puntos de vista similares en muchos aspectos a aquellos de Alexander Scriabin, y había estudiado filosofía en un rango que oscilaba desde Schopenhauer y Nietzsche a Teosofía y antroposofía, que también influyeron a Holst, Bax, Schoenberg, Rudhyar y Cage, de hecho a todos aquellos compositores que creían que el secreto del universo sería resuelto por una intuición exultante más que por el intelecto. Pero tenemos que penetrar en el mundo de Stockhausen, con sus 253 obras de ejecución individual, de una manera bastante abierta.
La pieza de tres horas, Sternklang (Sonido de las Estrellas) de 1971, debería ser ejecutada al aire libre, dijo Stockhausen, preferentemente en un gran parque con los veintiún músicos dispersos, pero que pudieran escucharse los unos a los otros, mientras el público pasea por allí… Esto fue lo más aproximado que pudo obtener en el auditórium esférico en la Feria Mundial de 1970 en Osaka, Japón, que había sido considerada como el escenario ideal para la representación de su “música espacial” con la combinación de sonidos multi-direccionales y electrónicos producidos junto con la ejecución de los músicos. Dentro había diez hileras de amplificadores de sonido, más de cincuenta en total, algunos ubicados debajo de la audiencia, y Stockhausen había presentado una dosis diaria de cinco horas y media de sus obras por seis meses, a una audiencia estimada en más de un millón de personas. Quizás fue el equivalente al templo irrealizable de Scriabin en los Himalayas para la representación de su Misterio. Todo esto era música indeterminada, algo imprevisible, pero en las manos de Stockhausen se convirtió en una oportunidad controlada. Estaba combinada con elementos provenientes de un generador de impulsos con filtro de sonidos y magnetófonos multi-canal que producían capas (o “nubes”) de sonido, que los músicos a menudo combinaban al azar. Por tanto, había aquí un innovador que siempre buscaba nuevos sonidos nunca escuchados antes, y anhelaba un edificio esférico permanente, adecuado para su música espacial, armado todo alrededor con amplificadores, con la música proviniendo de arriba, de abajo, y de todos los puntos cardinales.
Stockhausen ha sido descrito como audaz, carismático, eternamente creativo, fascinante y espiritualmente elevado, pero también inquietante y provocativo… técnicamente brillante, con aspiraciones espirituales controversiales, en realidad, un gurú visionario. Como Scriabin, desarrolló lo que él llamaba “música intuitiva” por medio de la cual él esperaba que la mente superior pudiera contactar al espíritu cósmico universal. El compositor estadounidense, artista y astrólogo Dane Rudhyar una vez preguntó: “¿Cuándo el sonido se convierte en música?” y hoy ha habido cambios en lo que constituye los sonidos musicales y las respuestas de aquellos que los escuchan, nuevos sonidos en nuevas circunstancias, agregados a una categoría ampliada donde el conocimiento técnico ha alterado el modo en el que reaccionamos. La tecnología ha producido combinaciones originales de vibraciones perceptibles al oído, que con el objeto de ser experimentadas totalmente, como Rudhyar observó,
requiere el crecimiento embrionario de una nueva mente y una voluntad consagrada a alcanzar la transformación psíquica e intelectual … para estimular, despertar, romper cristalizaciones, y hacer vivir un tipo de vida más intensa, creativa y transformadora … en otras palabras, una nueva clase de conciencia.
Stockhausen se llamó a sí mismo un aventurero, un inventor, un experimentador, y un descubridor. Para él, vivir en una sociedad dominada por imágenes visuales, el mundo del sonido era mucho más espiritual, y dijo que éste es el motivo por el que los músicos son tan importantes para la evolución humana. En los años sesenta, cuando su música realmente emergió, fue caracterizada (si lo recuerdan) por:
la expansión transpersonal de la conciencia, el cuestionamiento de la autoridad, un sentido de atribución de poder, los movimientos anti-guerra y feministas, y la experiencia de la belleza sensual y la comunidad.
La canción de Bob Dylan “The times they are a-changing”, le hablaba a los jóvenes que anhelaban un mundo mejor y diferente, pero desafortunadamente hubo otros que ayudaron a promover la cultura de la droga. Los Beatles mientras tanto fueron influenciados por Maharishi Mahesh Yogi, aunque la letra de la canción de George Harrison “Within you and without you” (Dentro y Fuera de ti) puede igualmente haber provenido de Krishnamurti: “Traten de darse cuenta que todo está dentro de ustedes mismos, nadie más puede hacer que ustedes cambien, y ver que son realmente muy pequeños, y que la vida fluye dentro y fuera de ustedes.”
La contribución de Stockhausen provino de varias escuelas de ocultismo en una época que también promovía “una consciencia global” antes que la globalización económica. No sólo fomentó la música Oriental-Occidental, sino que absorbió el orientalismo, y aspiraba a una unidad musical global. También fue conciente que muchos físicos, cosmólogos y genetistas estaban observando cómo estábamos moviéndonos lentamente hacia un concepto del mundo unificado. Stockhausen declaró que hacer música es una actividad espiritual, los sonidos creados eran un vehículo para que las personas descubrieran su ser interno y lo que habían olvidado de sí mismos (quería significar que somos esencialmente seres espirituales). Todo lo demás, enfatizaba, es secundario y técnico. “En nuestra era árida, rígida, agresiva y dualista, necesitamos unidad en la música como una necesidad urgente, o moriremos como civilización.”
Una filosofía positiva, no pesimista era importante para Stockhausen, en la cual los pensamientos amorosos siempre superen a los pensamientos sobre la muerte. La muerte, de varias maneras había dominado los años de su infancia. Había visto el quiebre mental de su madre, quién fue “institucionalizada”, y luego asesinada por los nazis. Durante su entrenamiento musical en los años cuarenta se despidió de su padre quien murió en el frente ruso, mientras que él, a los dieciséis, fue reclutado como camillero en Alemania, y se ocupó de cientos de muertos o moribundos al final de la guerra. En ese entonces a veces cantaba a los soldados moribundos con sus melodías favoritas americanas, “Te para dos” (que Shostakovich también adaptó en Rusia) y “Rosa madreselva”. No es de extrañar que, con este escenario lúgubre y casi surrealista, él “escapara de la realidad” como lo expresó un comentarista. Pero en vez de ser quebrado por tales experiencias llegó a ver la muerte bastante menos importante de lo que la gente generalmente supone que es, y creía lo que los teósofos siempre han sostenido, que el alma del hombre es inmortal, sin límites, con la muerte considerada no como el final de la vida sino como una transición de una etapa a otra, con la certeza de la consecución final. ´Posteriormente, sus estudios de Budismo también lo condujeron a la idea de Nirvâna, donde lo individual no existe más debido a que habría conciencia del Ser … como él dijo, “la única muerte real en el Universo.”
La mente pura trasciende la muerte, dijo, porque está más allá del tiempo y nos libera de la dualidad. “El tipo de música y la cantidad de música que uno ha oído a lo largo de la vida es decisiva para el estado del alma después de la muerte.” Esto señala la influencia de Rudolf Steiner y al desarrollo necesario del escuchar meditativo. Stockhausen quería no que estuviéramos concientes de la música sino ser concientes como la música, “somos la música”. Esto significa que si estamos completamente absortos en el proceso de escuchar, nunca seremos los mismos luego de haber escuchado música. Y creía que los interminables films ultra-violeta producidos por Hollywood finalmente serían rechazados, con cada vez más personas que descubran la meditación serena como algo completamente diferente, porque el mundo visual fracasa en alcanzar sus almas. Este es el motivo por el cual trató, al final de su vida, de crear la “música cósmica”, música con el objetivo de hacer contacto con el mundo supra-humano, “formas cósmicas de experimentar el mundo”, como lo expresó, con la música considerada como el mejor medio para ese proceso visionario. Por lo tanto la música era para él una vasija para que las personas se sintonizaran con el mundo supra-natural y, ciertamente, con su verdadero ser, pero el oyente debe aproximarse a esta música sin ningún condicionamiento previo, y descubrir nuevos estratos dentro de sí mismo, sin compartimentos ya creados.
Stockhausen a menudo hablaba de supra-humanidad, cuando las personas se transforman a sí mismas en otra cosa, espíritus superhumanos que operan a un nivel más elevado, donde la conciencia alcanza una nueva dimensión. Esto se produjo por haber aprendido en una época, de Sri Aurobindo, cuya filosofía tiene conexiones con el Ubermenschen de Nietzsche (ver El Teósofo, Vol.130, Nº 12, Sept. 2009, p. 447-452). El enfatizó que los músicos deben estar en completo dominio de sí mismos, llevando el tipo de vida necesario para ejecutar música intuitiva de alta calidad. Y, como el compositor norteamericano Alan Hovhaness, él creía que sus intuiciones estaban guiadas por el reino angélico y confiaba en esta experiencia interna de estar siempre acompañado y protegido por un ángel, sin importar lo que le pasara a él. Creía, también, que la preparación espiritual de los intérpretes (algo que Scriabin había apoyado) llevaría a que la música transportara a la audiencia dentro del reino espiritual, con los sonidos actuando como un recipiente para aquellas fuerzas cósmicas que atraviesan todo, más allá de cualquier nivel mental. Este es el amanecer de una era espiritual, dijo, más allá de las religiones e ideologías exclusivistas, a medida que nos movemos gradualmente hacia la conciencia global. “Pero no sucederá”, agregó, “hasta que terminemos con el punto de vista completamente materialista y fatalista que subyace detrás del dominio militar, y las actitudes auto-defensivas.”
El Vishnu Purana describe el drástico estado de las cosas que se experimentan en el presente, identificadas como el Kali Yuga o final de los tiempos, y uno puede fácilmente reconocer aquí las alarmantes circunstancias que se experimentan actualmente en todo el mundo moderno:
La prosperidad y la religiosidad disminuirán día a día hasta que el mundo esté completamente en ruinas. Las posesiones son las únicas que definirán el rango. Sólo los ricos pueden asegurar la devoción. La pasión será el único nexo entre los sexos, la falsedad la única manera de triunfar. Las mujeres serán degradadas a objetos de lujuria.
Pero la enseñanza nos dice que:
cuando las prácticas enseñadas en los Vedas y las instituciones de la ley hayan casi cesado, un aspecto de ese Ser Divino que existe en la figura de Brahma descenderá a la tierra. Por su irresistible poder él destruirá … a todos aquéllos cuyas mentes estén dedicadas a la inequidad. Él entonces reestablecerá la rectitud, y las mentes de aquellos que vivan al final de la Edad Kali serán despertadas, y serán tan diáfanas como el cristal.
Esperemos que sí.
Stockhausen siempre sintió que su música era una búsqueda de la unidad para traernos hacia el Uno esencial, y para ayudar a soportar los golpes y los desastres que se presentan, luego de los cuales vendrá un renacimiento. Pero los músicos deben ahora desarrollar una técnica “para alcanzar el nivel intuitivo en todo momento, una actividad grupal para crear una atmósfera de paz, que requiere un inmenso esfuerzo espiritual para combatir las fuerzas negativas y destructivas en la sociedad”. Este fue el motivo por el cual compuso tanto para coros, para ayudar a despertar una nueva conciencia de la unidad de la familia humana. Los cantantes, dijo, deben estar colmados del espíritu divino, y tienen que transmitir un profundo regocijo en la vida, convertirse en la música que se canta, para proveer un alimento espiritual. Todo esto demanda una apertura de uno mismo a la intuición, “de tal manera de infundir a cada nota con intención espiritual, lo cual demanda ejercicios espirituales preparatorios específicos” (de nuevo repitiendo las intenciones de Scriabin para The Mystery). Entonces, cuando lo ejecuten, harán contacto con “energías cósmicas” y la conciencia universal. Implica, enfatizó, una meditación constante y la transformación de las vidas de los músicos y de la audiencia y el rechazo del materialismo para una vida espiritual. El más elevado de los objetivos, pero, ¿cómo puede responder la audiencia actual?
El proceso también incluye el concepto de oportunidad en la producción de esta música intuitiva, y también habló de éxtasis creativo, que de nuevo lo conecta a Scriabin. Constantemente hablaba de no hacer música sino de transmitir las vibraciones que recibía, con el yo fuera de operación, tratar de conectar al intérprete a la “fuente inexhaustible”. Por lo tanto aquí tenemos la idea de “música de más allá”, con los músicos “sintonizados como receptores” para obtener esas vibraciones de una esfera superior, y luego transformarlas en sonidos al estar completamente abiertos en un estado de constante percepción. Luego, esto le permitiría a las vibraciones del universo, penetrar nuestra existencia humana individual. Él expresó: “la música debería, sobre todo, ser un medio de mantener la conexión del alma con el más allá”.
Stockhausen describía nuestro planeta como una escuela, sus habitantes en diferentes etapas de desenvolvimiento, y con todos teniendo algo que enseñar a los demás, ya sea superior o inferior en la escala evolutiva. Y la nueva música era el medio de atraer a las personas hacia lo elevado, de desarrollarlos en seres superiores, motivo por el cual algunos no podían captar su complejidad y polifonía crecientes. El verdadero significado de cada pieza, cada sonido, sólo se convertiría en importante para el oyente cuando él o ella fuera transformado por los ritmos mas complejos de la música, diseñada para provocar cambios significativos en la conciencia. Stockhausen absorbió muchas ideas ocultas y declaró que este planeta fue cultivado por formas superiores de existencia que establecieron una cultura aquí y que regresan periódicamente, digamos, cada 10.000 años, para ver cómo van progresando las cosas. “En mi opinión,” dijo, “la cultura de este planeta ha sufrido un desarrollo enormemente decadente, y estamos ahora una vez más a punto de despertar, de recordar …”
Stockhausen predijo épocas difíciles por delante de todos nosotros, devaluación, pobreza extrema, gobiernos militares, guerras con China, las naciones árabes, y los africanos, con la paz alcanzada sólo a través del absoluto agotamiento. Entonces declaró, en tono de broma, que después de la muerte ¡pensaría dos veces respecto a volver a encarnar! La única paz que preveía en forma inmediata sería creada en el interior, ayudada al escuchar música serena y tranquila. Pero declaró que eventualmente se retiraría a la constelación Sirio, importante en la mitología egipcia, y que algunos creen que tiene una conexión especial con el destino de la Tierra; un lugar “donde todo es música”, el lenguaje de los seres más elevados, y que un día se convertirá en nuestro lenguaje universal. Esta fascinación con las estrellas produjo, en 1977, una composición vocal de ocho canales de 1 ½ horas llamada Sirius, que tuvo cuatro versiones diferentes.
Sirio y las Pléyades parecen haber sido una gran fuente de inspiración para Stockhausen. Por lo tanto, uno podría preguntar: ¿qué son aquellas “dulces influencias de las Pléyades”, referidas en el Libro de Job? La respuesta, para algunos, yace en la literatura oculta y la creencia de que aquellos totalmente sintonizados con las energías transmitidas por esas estrellas pueden liberarse de todos las obstrucciones en sus cuerpos sutiles, astral, etérico y mental. Ignorando la abundancia del llamado “conocimiento estelar” de los canalizadores “sintonizados”, algunos de los cuales declaran que los OVNIs vienen a la Tierra desde este sistema, Alice Bailey escribió que las Pléyades tienen una influencia en la conciencia de los buscadores seleccionados que han experimentado el “vacío sagrado”, o un quedarse vacío, que los prepara para el contacto con la Mente Divina a través de una acrecentada percepción intuitiva, la cual fue diligentemente buscada por Scriabin. En A Treatise on Cosmic Fire (Un Tratado del Fuego Cósmico) de 1930 de Bailey, encontrarán referencias a estas ideas, desde la influencia de las Pléyades como la fuente de la energía eléctrica en nuestro Sistema Solar, a Sirio visto como “el origen de la mente Logoica”, con la obra completa de la Gran Logia Blanca (la Jerarquía Espiritual) controlada desde Sirio, todo esto es más significativo para aquellos que han recibido el curso de siete años en la Escuela Arcana, un curso fundado por Alice y su marido Foster Bailey “para servir a la humanidad y cooperar con el Plan Divino, expandir la conciencia y desarrollar los poderes del alma.”
Muchos “hombres simiente” (para usar uno de los términos de Dane Rudhyar) se dice que han recibido “grandes ondas” de la energía Pleyadiana, que han estimulado el centro del corazón y transformado sus conciencias en un grado tal, que son capaces de “vivir la Sabiduría” y convertirse en vehículos que comparten estas “ideas semilla” con otros. En el proceso han eliminado sus egos a través de la transformación interna, mientras que han superado todos los condicionamientos inhibitorios e ilusorios de la mente racional inferior. Recordarán que Alcyone, la estrella más brillante en las Pléyades, fue el nombre que se le dio a Krishnamurti en su adolescencia. Representa esta cualidad transformadora de la conciencia que conduce a la habilidad de obrar y funcionar al nivel de la mente superior, y ayudar en la liberación de la humanidad del condicionamiento que la aprisiona, uno de los intereses principales en las enseñanzas de Krishnamurti, junto con el desapego, buena conducta, y amor, las claves de su primer libro, A los Pies del Maestro. (No era poco común en aquellos días que se le dieran nombres de estrellas a los miembros de la Sociedad Teosófica que se creía habían alcanzado un elevado nivel espiritual).
Todo esto puede parecer que es un “escape de la realidad” pero el aspecto más importante de esta “influencia estelar” para Stockhausen y otros, fue el sonido y la vibración, más la creencia de que Sirio, las Pléyades y nuestro propio Sol están fuertemente conectados; y se decía que Sirio era “la fuente de la mente del Logos”, la deidad o principio de la creación o la emanación, “el divino principio que gobierna el universo” de acuerdo al filósofo estoico del siglo III a. C., Zeno. La teosofía identifica tres Logos diferentes, inmanifestados y manifestados, y el tercero es la Deidad Creativa que dio nacimiento al universo. Con ideas como éstas impregnando su conciencia, podemos ver por qué Stockhausen creyó que la función y significado de la música no es para entretenimiento sino para servicio sagrado, para ser usada en respuesta a aquellas cuestiones fundamentales ignoradas en nuestra cultura actual, sobre las razones de nuestra existencia. Entonces, dijo, las restricciones del tiempo y espacio serán obliteradas cuando “el ojo interno se abra para producir una extensión imaginativa al mero escuchar”, la música multidimensional con coreografía, luces, vestimenta, difusión de sonido, lo inesperado y lo imprevisible, con los músicos a menudo volviéndose mimos y ejecutando de memoria. Como Varèse, él consideró nuestros instrumentos, interpretaciones y condiciones acústicas demasiado primitivas y subdesarrolladas para las diferentes vibraciones con las que ansiaba trabajar, y sintió que sus diversas ideas nunca se realizarían. Sin embargo sus ambiciones culminaron en un vasto proyecto operístico, Light (Luz), en siete secciones, cada una a ser ejecutada en los siete días de la semana, como veremos. Pero a veces volvía a notaciones más convencionales en sus partituras, especialmente en su más íntima música de cámara.
Gruppen (Grupos) de 1957 fue llamada una de las primeras obras maestras e inspiró, junto con las conferencias semi-científicas y en parte visionarias del compositor, enorme admiración e inspiración a toda clase de personas, desde profesores de conservatorio hasta estrellas de rock “ultramodernas”. Los Beatles utilizaron sonidos similares en su música e incluyeron el retrato de Stockhausen, entre otros, en la cubierta del LP “Sergeant Pepper´s Lonely Hearts Club Band”. Las audiencias quedaron impresionadas cuando vieron al compositor tranquilamente meditando en el escenario antes de que la música comenzara, lo cual sin dudas también atrajo a los entusiastas del joven Maharishi y al “grupo psicodélico”. Pero la música, una vez que comenzaba, era todo menos meditativa…
Gruppen fue llamado de diferentes formas, como “un laberinto tonal”, “una proeza visionaria de expansión mental a través de una sala de espejos” y “un caos controlado”. Ciento nueve músicos eran divididos en tres grupos orquestales, cada uno con su propio conductor. Pero esta pieza conflictiva es segura y virtuosa, y hay muchos pasajes calmos y tranquilos intercalados con música muy fuerte, inquieta y armaduras con tiempos constantemente cambiando. También fue enteramente nuevo, dinámico y liberador, en parte influenciado por la Alpine Symphony de Richard Strauss, cuando a veces tienes la sensación de secciones de la orquesta contestando una a la otra a través del valle en los Alpes Suizos, donde Stockhausen realmente concibió la composición. Pero la audiencia para Gruppen sólo podía recibir una perspectiva acústica limitada al permanecer sentada en un lugar, y su “sensación espacial”, donde surge la música, luego diverge (a la manera de sonido en movimiento), no puede realmente capturarse en un grabador, ni siquiera con sonido envolvente. Esto fue escrito antes de que apareciera la espiritualidad New Age y la contracultura, inspirada por la filosofía y la música clásica india, cuando los conciertos contenían “shows de luces”, arte psicodélico, actores, bailarines, artistas visuales, poetas, y la participación de la audiencia, todo introducido durante los años sesenta en un espíritu de espontaneidad para ayudar a romper los esquemas de muchas formas musicales. Por lo tanto esta composición de múltiples capas, con más de una orquesta ubicada en diferentes partes de un salón de conciertos, fue precursora de las muchas fases experimentales e innovaciones musicales que vendrían.
Karlheinz Stockhausen fue siempre experimental en su música, que no perteneció a ningún género, escuela o moda. Pero condujo a algunas duras críticas tales como “música caótica, experimental, y barata”, o a “ mi hijo de cuatro años hacía mejores sonidos al golpear algún metal en la calle”, o hasta “¡música que usaría para espantar al ratón de mi casa!”. Thomas Beecham, cuando se le preguntó si había encontrado algún Stockhausen, dijo: “No, pero pienso que una vez pise a algunos.” Tales reacciones muestran las dificultades en aceptar la fase experimental de Stockhausen. Pero él fue siempre sincero y serio respecto a su búsqueda de sonidos nuevos, significativos. Estos comentarios pueden ser superficiales, pero han tendido ha influenciar la opinión de la gente sobre los llamados “ruidos” del compositor, que no son a menudo ruidosos, sino minuciosamente íntimos, tranquilos y extremadamente creativos, aunque no los describiríamos normalmente como música, pero sí bien organizados.
Jill Purce, quién habló en la sede nacional de la Sociedad Teosófica en Inglaterra, fue pionera en el movimiento Internacional del Sonido Sanador; ella es un exponente de los cantos sobretono y trabajó con Stockhausen por tres años. El Canto sobretono se originó en Mongolia y esta mezcla de armónicos naturales emitidos desde una nota fundamental produce un sonido único y es la base del Stimmung de Stockhausen de 1968. Pero la idea de seis voces cantando sin palabras por 75 minutos, acompañados por música electrónica, sigue siendo extraño, desconcertante y difícil de comprender para mucha gente. No obstante, Jill Purce cree, como el compositor, que la intensa concentración que se necesita durante el canto crea procesos psicológicos que permiten a los participantes “ingresar al mundo del espíritu”. Es interesante que Matthew Fox (escritor, investigador dominico y Director del Instituto en Cultura y Creación Espiritual en Oakland, California) informó situaciones similares con miembros de su coro de mujeres cuando ejecutaban antífonas de la abadesa del siglo doce Hildegard de Bingen. Él dijo que nunca había encontrado un cantante que no hubiese tenido experiencias místicas, interpretándolas, dado que tenían que hiperventilar para llegar a las notas, lo cual a veces los pone en trance. “Hildegard no ignoraba el poder de la respiración para poner a las personas en estados alterados de conciencia”, él dijo, “mucho más saludable y económico que la cocaína para contactar lo trascendental.”
El Hymnen (Himnos) de Stockhausen de 1966-68 dura alrededor de 114 minutos y nuevamente lo muestra como alguien que toma riesgos, dado que vivir “en abundante expectativa” haría que las cosas resultaran bien. Se había interesado en la música de todos los países y razas, e incluyó alrededor de 40 himnos en Hymnen. Aquí, nada es lo que parece, una distorsión de lo familiar con transformación continua (electrónicamente) para desencadenar todo tipo de respuestas emocionales a medida que los himnos surgen uno del otro. Los himnos nacionales tienen que ver con la historia y los tiempos, pasado, presente y futuro. Pero también representan separación, nacionalismo y a veces aislamiento. Al combinarlos, Stockhausen estaba sugiriendo integración y, verdaderamente, conciencia global. Están continuamente transformándose, como nosotros debemos transformarnos antes de librarnos de nuestra estrechez mental, para sentir “la unidad de todos los pueblos y naciones en una armoniosa familia humana.” Ese fue el mensaje de Stockhausen para una “sociedad profundamente enferma”, y esas frecuentes distorsiones reflejan el grado de destrucción que debemos experimentar antes de que haya paz mundial. Haciéndose eco de Rudhyar, declaró: “Tenemos que atravesar estas crisis … no hay otro camino.” Pero fue conciente de que hay muchos grupos en todo el mundo, aunque pequeños, esforzándose por un futuro mejor. “Creo que a pesar de la gran crisis física, la purificación debe llegar … que el próximo paso traerá espiritualización en una gran escala.”
Entre las instrucciones y preparaciones que dio Stockhausen para las dos últimas piezas, una invita a los intérpretes a ayunar solo por cuatro días, otra a imaginar energías dentro del cuerpo (pleno de significado, quizás, para aquellos con experiencia en yoga y meditación). Otra instrucción apela a que ellos despejen todos los pensamientos, y a esperar “la voz del silencio”, luego realizar sonidos simples “hasta que sientan el calor que irradia de ustedes.” Estados de ánimo, improvisación, indeterminación, sugestión y evocaciones, todas aparecen en el proceso, las cuales, aunque dependen del trabajo en equipo, crearían un fuerte sentido de libertad.
Toquen un tono por tanto tiempo, escribió entre un grupo de instrucciones no autoritarias, “…hasta que escuchen sus vibraciones individuales. Sostengan el tono y escuchen los tonos de los demás, a todos ellos juntos, no a los individuales, y lentamente muevan vuestro tono hasta arribar a una completa armonía, y el sonido completo se volverá gradualmente un reluciente fuego dorado y puro…”
Este fue un intento de tocar música intuitiva en un grupo, absolutamente atemporal y centrado en el ahora. No está relacionado a la improvisación en el sentido ordinario, o a la mente subconsciente, sino a lo supra-conciente, cuando la mente superior, más allá del pensamiento, “entra en los intérpretes.” Luego, dijo, los músicos son capaces de tocar “desde el vacío” sin estilos pre-establecidos o tradiciones. Y agregó que en la música intuitiva el concepto del compositor como escritor de la música ya no era suficiente.
Stockhausen nunca quiso repetirse a sí mismo, y las nuevas realizaciones sucedían continuamente, todas completamente diferentes. Sabía cuán dificultoso era para los músicos romper con su entorno, entrenamiento y técnicas, y que se le dijera: “No piensen en nada, luego comiencen a tocar.” También implicaba la cesación de emociones y condicionamientos. Toda influencia externa tenía que ser reemplazada por calma interna para lograr esa unidad con los otros intérpretes y con suerte llevar a cabo esa transformación de la vida de la cual hablaba continuamente. “Tomará tiempo”, dijo, “no tan solo con esta generación sino también con la próxima.” Luego, con el mismo lenguaje usado por Rudhyar, agregó: “Tengo mucha confianza en que surgirá de estas semillas.”
Se sabe que Stockhausen había estudiado el acercamiento indio al sonido, el cual hablaba de la primera manifestación del espíritu, al decir cuántos mantras y repeticiones de ciertos sonidos parecen estar conectados a diferentes planos y centros de conciencia. Se dice que los mantras y poemas en los Vedas y los Upanishads están conectados con estos planos elevados de conciencia, o incluso que abren la conciencia a las influencias divinas, con la música, que tiene “poderes iniciáticos”, de tal manera que lo Real puede ingresar “creando iluminación al que está preparado,” dijo Sri Aurobindo en su poema épico Sāvitri. Los escritos de Sri Aurobindo fueron una gran influencia, especialmente su “Visión Supramental del Tiempo” que intentó restaurar la sabiduría védica, el Sanātana Dharma, la eterna Verdad del Ser, o la evolución de la conciencia. Esto implicaba una transformación hacia la supra (mayor) mentalidad, por medio de la cual, la mente superior descendería al mundo… no en algún futuro lejano, dijo Aurobindo, sino ahora. Tal desenvolvimiento de la mente a la supermente le llamó “Conciencia Verdadera para dominar el ser conciente”. Este filósofo místico también habló de “un Oscuro Presente pero un Brillante Futuro” para la humanidad. Pero dijo que requeriría aspiración y esfuerzo personal para hacer girar al alma desde lo egoísta a lo trascendental y universal:
Para el buscador espiritual este cambio de conciencia es lo único que él busca y nada más importa. …Lo Supramental o la Verdad Suprema no puede ser alcanzada de un salto, ni siquiera en muchos saltos; uno tiene que buscar un progreso calmo, paciente y firme a través de muchas etapas intermedias sin quedar apegado a …. una Verdad menor.
Por tanto los mantras, aliados con la correcta clase de música eran para el compositor productos de la mente superior, que siempre buscó contactar y de escuchar “música de más allá”. Las vibraciones, ondas o ritmos podrían entonces “eclipsar” al compositor de tal manera que fuera capaz de capturarlos y hacer audible los sonidos-imágenes o sonidos-colores e ideas de la mente intuitiva o iluminada. De ahí el uso por parte de Stockhausen del término “música intuitiva”, la cual, decía, “viene a la conciencia con una especie de halo de eternidad”. Estas eran las ideas que trató de transmitir a la audiencia en la premier de Mantra de 1970, compuesta no para coro sino para dos pianos modulados en anillo, címbalos antiguos, y bloques de madera, con una radio de onda corta que producía código morse, que no podría ser hecho fácilmente ahora dado que el código morse está en desuso.
El inmenso proyecto final de Stockhausen, Licht (Luz) comenzó en 1977 y subtitulado “Los siete días de la semana”. Como el Mistery proyectado por Scriabin, la ejecución sería un evento de siete días (el siete siempre indica finalización en la literatura oculta), y su invención de un sistema lingüístico también refleja los intentos de Scriabin, cuando ambos compositores se dieron cuenta que los lenguajes existentes eran inadecuados para sus objetivos. Además, Stockhausen deseaba que los aspectos pictóricos y dinámicos fueran inseparables de la música, de tal manera que los requerimientos para la puesta en escena eran complejos y difíciles de montar. La palabra “luz” se refiere a los diversos estados de la manifestación y conciencia cósmica en la literatura esotérica. Stockhausen era completamente conciente de que la luz se usaba como una descripción de un logro espiritual, la realización de verdades trascendentales, o como la luz interna que se menciona en el Nuevo Testamento, donde Cristo declara: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12), y “Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.” (Juan 12:36), y “Dejen que vuestra luz brille ante los hombres, que ellos puedan ver vuestras buenas obras…” (Mateo 5:16). Apareció frecuentemente en las obras de otros compositores, siempre como una manifestación iluminada del logro espiritual. De modo que cada día en la ópera de Stockhausen, era un aspecto de la luz, y también los colores que se reflejaban en las piedras, joyas, plantas, animales, razas humanas, planetas y estrellas, estaban sacado de “la ciencia de las correspondencias” en la filosofía esotérica. Esto se basó en el principio de las similitudes esenciales entre estructuras y sistemas, importante en el estudio del lado interno de la Naturaleza, y Stockhausen probablemente conocía la Tabla de Correspondencias de Blavatsky que conecta jerarquías, principios, sentidos, colores, elementos, etc.. Kandinsky también buscó definir “lo auténtico” a través del color en su arte, al declarar que los matices de los colores despiertan emociones extra-finas en el observador. Stockhausen baso su esquema en los siete planetas de las tradiciones antiguas e históricas, asociados con los días de la semana; por ejemplo, el lunes era nacimiento y fertilidad, el martes conflicto y guerra, el miércoles reconciliación y cooperación, el jueves viaje y aprendizaje, etc.
Este ciclo de siete operas, algunas duraban 5 horas pero quedando incompletas, tomaría más tiempo de ejecutar que los Ciclos del Anillo de Wagner y también fue influenciada por el ceremonial y ritual del Teatro Japonés Noh, con más conexiones con lo Judeo-Cristiano, los Vedas, el dios Hindú Agni y la “supramentalidad” de Aurobindo. Cada uno de los personajes Michael, Eve, y Lucifer tienen su propio color (exotérico y esotérico) y sus propios instrumentos. Michael es descrito como “el semblante de Cristo” y el “Hijo Creador”, gobernador de nuestro universo local, y en el argumento de Stockhausen representa las fuerzas progresivas de desenvolvimiento; Lucifer es el antagonista, y Eva actúa hacia una renovación de la “cualidad genética” de la humanidad a través de la re-creación de una raza humana esencialmente “musical” … Stockhausen pudo haber sido conciente de la insistencia de Blavatsky de que Lucifer era el Portador de Luz, parecido a la leyenda de Prometeo, el que trajo inteligencia a la humanidad contra los deseos de Zeus. Pero él eligió representarlo como el espíritu cósmico de rebelión y anarquía, con el color negro.
Cada día de la semana tiene temas basados en la experiencia humana. El miércoles, llamado el Día de la Colaboración y Reconciliación, planteó tantos problemas de puesta en escena que fueron casi imposibles de resolver… tal como la escena sobre una jungla africana con los sonidos de animales salvajes. La vista más complicada de todas es donde dieciséis miembros de los cuartetos de cuerdas abordaban cuatro helicópteros. Mientras volaban en diferentes direcciones, su música tenía que ser transmitida por medio de cuatro micrófonos, y cuatro cámaras proveían un video conectado al auditorio donde había instaladas múltiples pantallas de video, de tal manera que el público podía ver y oír a los cuatro cuartetos tocando sincronizadamente … música muy polifónica y exigente.
Desde su muerte en 2007 hemos oído muy poco de su música, a pesar de los esfuerzos promocionales de su hijo trompetista y compositor Markus, y sus campeones Pierre Ovules y Kent Nagano. Quizás, como algunos piensan, su presencia y dirección real fueron necesarias para captar el sentido de las piezas a gran escala, y para inspirar tanto a los intérpretes como a las audiencias. Otros dicen que las obras son en general muy largas, “algunas secciones interesantes entremezcladas con largos tramos de interminable tedio” era una de las críticas. Entonces escuchar estas piezas interminables pueden dejar a la gente sin participación, la música pierde su fortaleza estructural necesaria para las grandes composiciones, y Stockhausen permanece incomprensible para muchos amantes de la música. También, él había admitido libremente que la mayoría de sus colegas, con quienes había trabajado, no compartían su visión espiritual y aspiraciones; ni estaban dispuestos a esforzarse para alcanzar ese “conocimiento superior” que él imaginaba. Pero estaba convencido que la síntesis del sonido y la música espacial, con sus sutilezas dinámicas y habilidad para transformar los sonidos conocidos en algo completamente diferente, sería dominante en las décadas futuras, con estos sonidos moviéndose en todas direcciones y a diferentes velocidades alrededor de la audiencia, si idealmente se ejecutaba en un auditorio esférico. Y sintió, también, que el uso de nuevas combinaciones y nuevos medios conducirían a experiencias espirituales y conciencias más elevadas, a expandir nuestras percepciones y sensibilidad; entonces, y sólo entonces, la nueva música sería apreciada. Mientras tanto, dijo, estamos justo al principio de este nuevo arte.
Sin embargo, millones continúan visitando su sitio web, lo que muestra la vasta influencia que él continua ejerciendo, mientras que su ex profesor Olivier Messiaen lo proclama, junto con Pierre Ovules, como un líder en el futuro de la música. “Solo la música,” dijo Stockhausen, “es capaz de provocar experiencias de proceso de tiempo supernaturales y de volar a través del espacio ilimitado, y de hacerte realmente sentir que eres un ser espiritual, no identificado especialmente con el cuerpo.” Por lo tanto la música, para él, tenía como único propósito el ser sacudido en las profundidades de la propia alma por la belleza, riqueza de imaginación, inteligencia, poder, delicadeza, sutileza … o incluso sentir que uno mismo es sacado fuera del cuerpo. Y su uso de la palabra “belleza” es interesante cuando se relaciona al concepto del pintor ruso, Nicholas Roerich, quién expresó:
El arte unirá a toda la humanidad. El arte es uno, indivisible. El arte tiene sus muchas ramas, sin embargo son todas una. El arte es la manifestación de la síntesis que viene. Las Puertas de la “Fuente Sagrada” deben estar ampliamente abiertas para todos, y la luz del arte influenciará muchos corazones con un nuevo amor. Al principio este sentimiento será inconciente, pero después purificará la conciencia humana …
Lectura adicional:
Towards a Cosmic Music, Karlheinz Stockhausen, tr. Tim Nevill (Element books, Dorset, 1989). Stockhausen, una Biografía, Michael Kurtz (Faber & Faber, 1994) The Music of Stockhausen, Jonathan Harvey (University of California Press, 1975) In Quest of Spirit (Thoughts on Music), Jonathan Harvey (University of California Press, 1999) Other Planets: The Music of Karlheinz Stockhausen, Robin MacOnie (Scarecrow Press Inc. 2005) .-.-.-.-.-.-.
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