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El Teósofo - Órgano Oficial del Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 135 - Número 10 - Julio 2014 (en Castellano)

 
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El sueño de Ravan

y la constitución del Hombre

 

Mary Anderson

Ex Vice-Presidente internacional de la Sociedad Teosófica y conferencista internacional políglota..

 

Estamos familiarizados con la constitución del ser humano como trina (Mónada, Individualidad y Personalidad), como cuaternaria (tres upādhi-s más Atmā), como septenaria (siete principios), etc. Las diferentes presentaciones de la constitución humana no son contradictorias. Son como las diferentes vistas de una montaña: si la vemos desde el norte, puede parecer empinada e imponente, mientras que desde el sur podemos ver sólo cuestas suaves. Al este puede haber bosquecillos, al oeste pastizales, pero es la misma montaña. Tiene más de un aspecto, y así también el hombre.

 

Además, conocemos el concepto de los estados de conciencia, los Avastha-s como cuádruples: despierto (jāgrat), sueño (svapna), sueño sin ensueño (suśupti), y el estado trascendental (turiya). También estamos familiarizados con las tres guna-s o cualidades de la materia y de nuestra naturaleza: tamas (inercia), rajas (pasión), y sattva (armonía).

 

Pero puede ser útil e innovador considerar una presentación de estos estados y de aquellos aspectos que pueden ser menos familiares y que unen estos conceptos, y de esta manera quizás arrojar nueva luz sobre ellos.

 

En 1853 aparecieron en The Dublin University Magazine una serie de artículos titulados “El Sueño de Ravan”, más tarde publicado como libro. El autor es desconocido pero debe haber sido conocido por Madame Blavatsky, quién imprimió un extracto del libro en The Theosophist de enero de 1880.

 

Ravan, el rākshasa, o Rey demonio de Lanka, secuestró a Sita, la esposa de Rama, y esto condujo a la guerra relatada en el Rāmāyana.

 

Es interesante que Ravan fuera un ferviente devoto de Vishnu, quién encarnó como Rama.  Annie Besant relata su historia en su libro, Śri Rāmachandra, el Rey Ideal. Ravan, como portero del cielo de Vishnu, rechazó la entrada a alguien que tenía el derecho a entrar. Como castigo fue obligado a elegir entre dos alternativas: 7 vidas en la Tierra, vidas intachables de pura devoción a Vishnu, o tres vidas en la tierra como un enemigo de Vishnu, “recogiendo en sí mismo el mal de la tierra para que pudiera ser destruido” (p.83). Con el objeto de retornar más rápidamente a Vishnu, su Señor, él eligió la última alternativa y así continuó su vida como el demonio Ravan, y su muerte en batalla en manos de Rama, quien era como mencioné, una encarnación de Vishnu.

 

Cito del libro El Sueño de Ravan, reflexiones de Ravan de forma poética:

 

“ … O si ese Rama no es un hombre,

sino el mismísimo  Señor supremo,

Yo y mi armada ¿lo desearía asesinar …?

Si he de ser muerto por el Espíritu Supremo,

Obtendré el reino vaikunta.

[Es decir, el reino celestial de Vishnu]

Si no, anhelaré este reino de Inmensa alegría;

Marcharé, por lo tanto, en contra de Rama.”

 

Así reflexionaba el monarca de todos los Rākshasa-s,

Teniendo a Rama por Hari, el Señor Supremo,

“Con intenciones hostiles a Hari voy; ¡no pronto

Al Supremo por devoción se gana!”

                                    (El Sueño de Ravan, pp. 14-15)

 

Y un comentario sobre esto:

 

Así la muerte fue elegida y la fatal resolución tomada, sobre bases que deben parecer extrañas a las mentes Europeas, en otras palabras, que esa batalla hostil y la muerte a manos de Vishnu, encarnado en la persona de Rama, lejos de ser un castigo al alma, era su triunfo, era en realidad la unión con la Deidad; un camino más rápido y noble para su obtención que el lento y algo agotador sendero de Devoción”. (ibid., p.15)

 

Se ha dicho que el sufrimiento en manos de los demás, como resultado de una vida de maldad, puede ser más favorable para la vida espiritual de los sufrientes que alguna felicidad derivada de una buena vida. Aprendemos tanto de la felicidad como del sufrimiento, pero más del sufrimiento, si lo podemos soportar y aprender sus lecciones. Esta es por supuesto una idea peligrosa y no debe ser una excusa para ser crueles con los demás o caeremos en un muy resbaladizo sendero descendente, del cual podemos trepar nuevamente sólo por medio de esfuerzos superhumanos y gran sufrimiento. Pero este concepto nos hace comprender el rol de tales figuras como Mefistófeles, o el diablo, y su prole. El tentador prueba nuestra resistencia y nos fortalece ¡a quizás resistir la tentación la próxima vez! El abogado del diablo agudiza nuestras mentes para argüir en contra de lo que vemos como indeseable o aún malo.

 

Ravan tuvo un sueño que lo dejó perplejo y llamó a toda su corte para que lo interpretara. El Sabio Ananta Rshi asumió esta tarea, aunque finalmente, de acuerdo con el libro ¡nadie lo entendió!

 

Consideremos ahora lo que el Sabio Ananta Rshi dijo, al interpretar el sueño de Ravan, sobre aquellos conceptos que nos son familiares: la constitución del hombre, los estados de conciencia, y las tres guna-s:

 

Para conocer, ¡oh Titán! la naturaleza verdadera del hombre y las varias condiciones de ser, bajo las cuales existe y de conciencia, bajo las cuales percibe (ibid., pp. 209-10).

 

Primero declara que el hombre es una dualidad, el yo espiritual, su verdadero modo de ser: Sva Rupa, que es Sat-chit-ānanda o Ser, Conciencia, y Bienaventuranza, y luego su condición de vida, que comprende un cuerpo interno sutil o alma y un cuerpo externo material, que existen en los dos estados de sueño y vigilia. Entre estos dos se encuentra el golfo de Lethe o inconciencia total, un sueño profundo y sin ensueños. Así ya tenemos una referencia a los Avastha-s o estados de conciencia. 

Al considerar la constitución del hombre, se brinda una segunda visión: el Hombre es una trinidad prismática, que es cubierta y observada por una unidad primordial de luz, un cuerpo externo material, un cuerpo interno sutil o alma, y una entidad, ni cuerpo ni alma, llamada aquí el cuerpo Causal porque es el pecado original de la ignorancia de su verdadera naturaleza el que es la causa que lo precipita desde el espíritu a la condición de vida.

 

Estos tres cuerpos que existen en el estado de vigilia, sueño y sueño sin ensueño son todos observados por el espíritu que está detrás y aparte de ellos “en la vigilancia sin parpadeos del éxtasis” (ibid., p.212). De esta manera el hombre es considerado como un cuaternario, que corresponde a los cuatro estados de conciencia:

 

Para resumir el descenso del hombre o involución:

1-    El estado primero o espiritual fue de éxtasis;

2-    Desde el éxtasis al auto-olvido en sueño profundo;

3-    Desde el profundo sueño el despertar de la inconciencia, pero aún dentro de sí, en el mundo interno de los sueños;

4-    Del sueño pasa finalmente al estado de plenamente despierto y al mundo externo de los sentidos . . . (ibid., p.216).

 

De nuevo:

 

Las intuiciones universales, eternas, omnipresentes que (son) eternamente con el espíritu en el primero (el estado trascendental), son completamente olvidadas en el segundo por un tiempo (sueño sin ensueño) y (en el sueño) emergen invertidas, limitadas y traducidas en divididas intelecciones sucesivas o reunidas en una inteligencia que lucha por abrirse camino y todavía desorganizada, tiene referencia de lugar y tiempo, y un mundo histórico externo, que busca, pero que no puede comprender al mismo tiempo fuera de sí mismo. En el tercero se vuelven imaginadas por medio de una fantasía creativa en fantasmas de personas, cosas, y eventos, en un mundo de luz y sombra dentro de nosotros, que es visible aún cuando los ojos están cerrados en sueños … En el cuarto (el estado despierto, conciencia en el cuerpo físico). … la objetividad está completa. Son incorporadas por los sentidos en realidades sólidas y externas en un mundo fuera de nosotros. (ibid., pp. 216-17)

 

Las guna-s también están conectadas con estas esferas y con estos aspectos de los seres humanos. Existe una secuencia lógica maravillosa en las guna-s: Vivimos, como dice HPB, en un mundo de dualidad, sujeto a periodicidad, o el péndulo que se balancea de un extremo a otro. Así tamas, o indolencia, pasividad, da lugar o mejor dicho, llama  a su opuesto: rajas, o actividad, pasión, violencia. Finalmente, el péndulo, balanceándose entre tamas y rajas, llega a la quietud en sattva, o armonía, que tiene la paz de tamas sin su indolencia, y el dinamismo de rajas sin su violencia.

 

En los Titanes, demonios o rākshasa-s, de quién Ravan es un ejemplo eminente, predomina rajas. La necesidad y la inevitabilidad de rajas se explica como del modo siguiente:

 

El problema a resolver en el caso del Titan Ravan …(y por cierto en toda alma humana en el curso de su evolución) … es: ¿cómo cambiará tamas en sattva o podrá ser impregnado y gobernado por ella?, ¿cómo la materia reascenderá y se convertirá en Espíritu? …¿el instinto ciego y el tosco deseo …serán sublimados en los eternos principios concientes, auto-renunciación, e idealismo puro de la vida divina (es decir, sattva)? Sólo de una manera, y esa manera se encuentra a través de rajas, la vida pasional, la vida de sufrimiento. El resultado de todas las pasiones de nuestra naturaleza, incluso el amor … es sufrimiento y pena … sólo a través de los tormentos del fuego puede el carbón negro de la mina transmutarse en luz … Pena y angustia … constituyen el fuego purificador que purga la escoria de nuestra naturaleza Titánica y la transmuta en el puro sattva, donde la pureza, la bondad y la verdad predominan … El apetito burdo y el impulso ciego son suplantados primero por la pasión … y la pasión obrando a través de la pena … su propia extinción, finalmente surge y es absorbido en el amor y la absoluta renuncia. (ibid., pp. 51-3)

 

Este es por cierto el camino de la cruz.

 

Es interesante que los grandes amores sucesivos de Ravan pueden considerarse como que representan a las tres guna-s. Su primer amor, Mandodari, le ofrece comodidades materiales. Ella es el complemento de la cualidad tamas en la naturaleza de Ravan. “El tamas también se alimenta del bien: contiene en sí mismo potencialmente a ambos, el rajas y el sattva, que sólo requiere evolucionar a partir de él … es la base necesaria … sin la cual ellos no tendrían lugar …” (ibid., p. 53). “Mientras la naturaleza de tamas … sea predominante en Ravan … Mandodari es su necesaria y tutelar coordenada … Desprovista de pasión o sentimiento heroico … ella posee la simple, irreflexiva, espontánea bondad de la naturaleza …”(ibid. p. 55).

 

Pero cuando esta etapa pasa, cuando la influencia del apetito y el impulso bruto es superado, y Ravan está maduro para entrar en la más elevada senda de la pasión verdadera y el sentimiento heroico, sólo a través del cual él puede ajustarse para la aún más elevada esfera de la vida ideal, alimentada por un amor espiritual, entonces una naturaleza más elevada debe ser puesta en relación con él (esta es Zingarel) … con un sentido intuitivo de lo correcto y de la verdad que derribaría montañas de razonamiento con una palabra; con un noble menosprecio por toda divergencia o defecto, que lo acicatearía a emular el propósito del bien absoluto y heroico, con una inteligencia que apreciaría y estimularía la suya, etc. (ibid., p.57)

 

Cuando este momento llega, Mandodari, aunque ya no es más su compañera, aún le ofrece bondad y bienestar a Ravan, y hasta a Zingarel.

 

Quizás el capricho de Ravan con la gentil y virtuosa Sita representa el comienzo de su aproximación a sattva, la guna de la armonía. Más allá de sattva, más allá de todas las guna-s, aunque no mencionado en este libro, existe un estado trascendental que corresponde quizás a la conciencia de turiya. Esto puede describirse con las siguientes palabras:

 

Allí el Cuando es un eterno Ahora

El Dónde un eterno Aquí

El Qué y el Quién son uno –

 

“Un ‘Eso–Yo’ universal, So-Ham, lo impersonal fusionándose con los personal, lo personal retornando a lo impersonal, y sintiendo su identidad con eso” (p.243). Pero, como las cosas están en el presente: “El Verdadero Ser es fragmentado por el prisma de Māyā en muchísimos desarrollos fenoménicos, y sólo en ese momento puede ser contemplado por el Espíritu que se fragmenta él mismo, y cae en el intelecto finito …” (pp.243-4).

 

Aquí tenemos el proceso de manifestación del Uno en los muchos, que nos conducirá en definitiva al regreso de los muchos al Uno.

Las guna-s y el estado más allá de las guna-s corresponden a la constitución humana. El cuerpo físico en sí mismo, al ser de materia física, es tamásico, o indolente, kāma-manas es, por decirlo así, la misma encarnación de rajas, o pasión. Estos dos forman la personalidad. Sattva, o armonía, y la sabiduría de la armonía correspondería a buddhi-manas, o el Ego espiritual o Individualidad. Y el estado más allá de las tres guna-s correspondería a ātma-buddhi, o la Mónada, la Chispa de la Llama Divina del Uno.

 

Las guna-s, o cualidades de la Naturaleza, así como los Avastha-s, o estados de conciencia, están también representados en las Tres Salas en La Voz del Silencio:

 

Tres Salas, O cansado peregrino, conducen al final de los trabajos. Tres Salas, conquistador de Mara, te conducirán a través de  tres estados al cuarto …

 

Estas Salas son:

  1. La Sala de la Ignorancia, que representa “sólo el mundo fenomenal de los sentidos y de la conciencia terrestre”, y por lo tanto, al mundo tamásico de materia y el mundo de jagrat, o conciencia de vigilia;
  2. La Sala de la Instrucción, que representa “la región astral, el mundo psíquico de las percepciones super-sensorias y de las visiones engañosas, el mundo de los médiums … el mundo de la Gran Ilusión”, y por tanto el mundo rajásico de las emociones y svapna o conciencia en el sueño.
  3. La Sala de la Sabiduría, que presenta “la región de la plena conciencia espiritual más allá de la cual no hay más peligro para el que la ha alcanzado.” Por lo tanto este es el mundo sattvico de la armonía y susupti o sueño sin ensueño.
  4. “Más allá (de este) se extienden las aguas sin orilla de akshara, la indestructible fuente de omnisciencia”, llamada también el Valle de Bienaventuranza. Esto correspondería al estado más allá de las guna-s y a la conciencia trascendental de turiya.

 

Todo esto nos muestra también cómo las diversas enseñanzas de la Teosofía están interconectadas. No podemos hablar de ningún aspecto de la enseñanza de la Teosofía sin tener, tarde o temprano, que referirnos a otro aspecto, por cierto, en definitiva, a todos los otros aspectos.

 

Si hablamos de karma, debemos introducir el concepto de reencarnación, porque no podemos imaginar cómo podría haber en definitiva justicia si prevemos una única vida en la tierra. Alguien que cree en una única encarnación en la tierra no puede creer en una justicia total, aunque él o ella crean en una existencia celestial para compensar los sufrimientos terrenales. Una enseñanza arroja luz sobre la otra. Los mismos principios están obrando en todos lados. De acuerdo al Axioma Hermético, “Como es lo Interno, es lo Externo; como es lo Grande así es lo Pequeño, como es arriba, así es abajo; sólo existe UNA VIDA Y UNA LEY y aquel que obra es UNO”.

 

Luego siguen las palabras: “Nada es Interno, nada es Externo; nada es GRANDE, nada es Pequeño; nada es Alto, nada es Bajo, en la Economía divina.” En otras palabras, detrás de los múltiples patrones está la UNIDAD.

 

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Cuando las fuerzas de la resistencia están creciendo demasiado fuertes debido a que los hombres se complacen en ellas, entonces ellas amenazan con retardar a la evolución, a la sazón un avatara viene a restaurar la proporción correcta, y las fuerzas del mal son reunidas juntas, generalmente culminan en un solo individuo, y este individuo aparece como el oponente del avatara. Ravana juega esta parte en el Ramayana. Ramachandra representa al bien, Ravana al mal, y luchan entre ellos, y Ramachandra triunfa. Luego del triunfo del bien, el mal muestra que también tiene su raíz en Ishvara, porque Ravana, asesinado por Rama, asciende al cielo de Vishnu.

 

Annie Besant

Sri Ramachandra, el Rey Ideal

 

 

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