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El Teósofo - Órgano Oficial del Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 135 - Número 04 - Enero 2014 (en Castellano)

 
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Conversaciones con Radha Burnier

 

PEDRO OLIVEIRA

Actualmente miembro de la Sección Australiana de la ST, trabajó en Adyar y otros lugares.

 

 

  Desde 1983 hasta poco antes de su fallecimiento tuve el gran privilegio de conversar habitualmente con Radha Burnier, Presidente de la Sociedad Teosófica.  La mayor parte de estas pláticas tuvieron lugar en Adyar, Sede Internacional de la Sociedad, mientras me desempeñé como Secretario internacional de la ST entre 1992 y 1996.  Otras se llevaron a cabo desde 2001 hasta la actualidad.

  Poco después que Radha Burnier fuera elegida, en junio de 1980 como Presidente de la Sociedad Teosófica, comencé a traducir sus artículos publicados en El Teósofo, empezando por su discurso inaugural que se publicó en la edición de agosto de 1980 de esta revista.  Este trabajo continuó durante casi cinco años y cada uno de sus artículos se publicó en O Teosofista, la revista de la sección brasileña, incluyendo sus escritos en "Desde la Atalaya”. Más tarde, una recopilación de sus artículos se publicó bajo el título Sociedade Teosófica Hoje (La Sociedad Teosófica Hoy).  Siendo un joven teósofo conocí, en julio de 1981, en Río de Janeiro a Eunice y Félix Layton.  Le comenté a Félix acerca de mi trabajo de traducción de artículos de la Presidente.  Él dijo: “Esa es la mejor manera de llegar a conocer la mente de una persona”.

  En abril de 1983, la Presidente visitó mi ciudad natal de Porto Alegre, en el sur de Brasil.  Durante el almuerzo en la casa de su anfitriona, le hice la siguiente pregunta: "En La Clave de la Teosofía HPB menciona la llegada de un nuevo portador de la antorcha que vendría en el siglo XX”.  ¿Cuál es su opinión acerca de esa declaración?”.  Ella respondió: “En mi opinión, el nuevo portador de la antorcha es Krishnaji.  Sé que algunos miembros no están de acuerdo con esto, pero esa es mi opinión”.  Durante esta visita, ella dio una conferencia pública para más de 400 personas en una institución educativa en la ciudad, además de dirigirse a los miembros de la ST.

  En agosto de 1987 volvió a visitar Porto Alegre, y dio una conferencia pública en el Auditorio de la Asamblea Legislativa del Estado, colmado totalmente. Le mencioné que había leído recientemente en una revista teosófica, que le habían ofrecido el cargo de Presidente Emérita del Centro Internacional en Naarden, Países Bajos. Su respuesta fue muy firme: “Les he informado que no voy a prestar mi nombre para una función nominal.  Si quieren que el Centro tenga una conexión real con Adyar, deberían estar de acuerdo en que el Presidente de la ST sea también el Presidente del Centro”.  En 1988, en una reunión en Naarden, la Presidencia del Centro se le ofreció formalmente a la Sra. Radha Burnier como Presidente de la Sociedad Teosófica, consolidando así el vínculo entre el Centro y Adyar.

  En octubre de 1989, asistí a la Escuela de la Sabiduría en Adyar, con Rohit Mehta como director. Tuve algunas breves reuniones con la Presidente en su oficina y me invitó a ser uno de los oradores en un simposio de la Convención acerca de N. Sri Ram, ya que en diciembre de 1989 se cumplía el centenario de su nacimiento.  El simposio fue presidido por el Sr. Achyut Patwardhan.

  En julio de 1990 asistí a los seminarios sobre “Regeneración Humana”' en Naarden.  Estos seminarios atrajeron a personas de diferentes países y generaron gran interés.  Mientras estábamos allí, mencionó que se necesitaban más oradores internacionales en la ST y que tal vez yo podría ayudar en este trabajo. Cuando le dije que aún estaba luchando con poder expresarme correctamente en inglés ella me dijo que podía hacerme entender y que eso era suficiente por el momento.  Agregó que iba a arreglar para  que diera algunas charlas en Europa el año siguiente camino a Adyar.

  En noviembre de 1991 visité y di charlas en Inglaterra, España, Portugal; también estuve en el Centro de Naarden en Holanda, donde participé en un coloquio. Cuando llegué a Adyar en diciembre de 1991 para la Convención del Centenario de HPB, la Presidente me dijo que le gustaría conversar después de la Convención.  El 6 de enero de 1992 me acerqué a su casa y nos sentamos en la terraza con vista al mar.  Ella dijo: "Creo que la gente de tu edad debe venir a Adyar y permanecer durante dos años más o menos.  Aquí pueden aprender acerca de la importancia que tiene Adyar en el trabajo de la ST, la obra que Annie Besant hizo por este centro y también aprender sobre la labor más profunda de la Sociedad.  Me gustaría que vengas a trabajar como secretario de la Sociedad durante dos años. Después podrás trabajar en cualquier parte”.  Le dije: “¿No piensa que soy demasiado joven para este cargo?”.   Ella respondió: “Eres joven, pero no demasiado”.

  Llegué a Adyar el 26 de marzo de 1992 y al día siguiente visité a la Presidente en su oficina.  Dijo: "Estoy a punto de enviar la notificación de tu nombramiento (como secretario internacional) a todos los departamentos. Pero antes de hacerlo, hay algo que tengo que decirte. Servirás a la Sociedad como Secretario mientras que seas joven. Algunas personas pueden llegar a adularte, diciéndote que tus charlas son muy buenas, etc.  Recuerda esto: no importa lo que la gente diga, tú eres lo que eres. Si somos honestos con nosotros mismos, veremos que hay muchas impurezas dentro nuestro de las que nos tenemos que ocupar”.  Sus palabras me impactaron y todavía recuerdo la firmeza en sus ojos cuando ella me habló.  En pocas palabras, éste fue uno de los consejos más importantes que he recibido en mi vida.

  Entre marzo de 1992 y octubre de 1996, año en que me fui de Adyar, solía encontrarme con regularidad en su oficina.  Ella fue muy clara al indicarme que debía consultarle acerca de los asuntos de importancia.  Por lo tanto, iba a su oficina varias veces por semana para mostrarle alguna correspondencia y pedirle consejo sobre ciertos asuntos difíciles, antes de abordarlos. Uno de los aspectos más valiosos de mis visitas a su oficina no sólo era su consejo en asuntos administrativos sino también las conversaciones que tuve con ella sobre varios temas, que iban desde Adyar, Annie Besant , N. Sri Ram, el trabajo esencial de la ST, y su relación con Krishnaji. A continuación voy a tratar de reproducir algunas de las conversaciones que tuve con la Presidente durante uno de los períodos más importantes en mi vida.

John Coats, sexto Presidente de la ST, murió el 26 de diciembre de 1979.  Según lo establecido por el Reglamento de la ST se llevó a cabo una elección internacional en la que Rukmini Devi Arundale y Radha Burnier fueron las únicas candidatas.  La Sra. Burnier fue elegida en junio de 1980 y asumió el cargo el 17 de julio de 1980.  Cuando se anunciaron los resultados de la votación, la Sra. Burnier estaba en Suiza y al ser informada decidió ir a Saanen para ver a Krishnaji.  Sunanda Patwardhan quien, junto con otros, estaba con Krishnaji en ese momento dijo que él estaba exultante con la noticia.  Le dijo a la Sra. Burnier, frente los sonrientes acompañantes: “Radhaji, ahora que tú eres la Presidente yo soy el Vice–Presidente” ante la sonrisa de quienes estaban presentes.  Él había dicho que si Radhaji era elegida Presidente de la ST visitaría nuevamente Adyar ¡después de un intervalo de cuarenta y siete años!  En octubre de 1980 fue recibido por la Presidente, el Vice Presidente y muchos trabajadores de la ST en la puerta principal del recinto.  De allí se dirigió, con paso vigoroso, hacia los Parsi Quarters, la residencia de la Presidente.

  Más tarde, Krishnaji expuso a Radhaji que la EE debería ser cerrada.  Ella argumentó: “¿Por qué cerrarla? La tarea de la EE no se trata de indicar a sus miembros, tal como ocurrió en la década del 20, acerca de su estado interno, probación, Iniciación, etc.  La EE imparte enseñanzas a sus miembros únicamente acerca de la naturaleza de los requisitos para transitar el Camino espiritual”. Radhaji mencionó que después de escuchar sus puntos de vista Krishnaji no volvió a tocar el tema.

  Mientras caminaba junto a ella y con los demás, Krishnaji  le dijo al ver el Jardín de los Recuerdos: "Algo no está bien".  Luego le preguntó qué tipo de ceremonias se celebraban en Adyar; ella le respondió que sólo las habituales tales como los rituales masónicos, el Ritual de la Estrella Mística, reuniones EE, etc.  Él continuó: “No es ninguna de esas”.  Luego le preguntó: "¿Algo ha sido modificado aquí?” Radhaji le dijo que durante la presidencia de John Coats se habían hecho muchos cambios, incluyendo dos pilares que habían sido desplazados de su ubicación original, cercana a la estrella de seis puntas hacia la entrada.  Krishnaji dijo: “Eso es!, había joyas magnetizadas bajo esos pilares.  No deberían haber sido trasladados”.  Después de una ausencia de cuarenta y siete años de Adyar él era consciente de un cambio que había tenido lugar sin que él lo supiera.

  Después ella le ofreció jugo de naranja y hablaron durante un rato en su casa.  Krishnaji partió de Adyar en auto junto a Radhaji que lo acompañaba.  Cuando el coche estaba a punto de llegar a la puerta principal él le preguntó: “¿Qué vas a hacer ahora? “ Radhaji dijo: “Voy a caminar de regreso”, a lo que Krishnaji respondió: “No, vamos a llevarte de vuelta”.  Cuando el coche partió de la puerta principal Krishnaji le preguntó: “Radhaji, ¿tu crees en los Maestros?” Radhaji respondió “Sí”.  Krishnaji, dijo con énfasis: “¿Qué quieres decir con "Sí"? ¿Sabes  que la vida de Annie Besant fue totalmente diferente a causa de esto?”.  Hubo un momento de silencio y Krishnaji volvió a preguntar: “¿Entonces Radhaji: ¿crees en los Maestros?”. Radhaji respondió: “Sí, Krishnaji, yo sí creo en los Maestros”.  “Bueno” dijo él.

  Una mañana, después de trabajar sobre temas administrativos, la Presidente me comentó: “Annie Besant una vez le dijo a mi padre que hay una mano detrás de la ST, protegiéndola. Esta mano se encuentra todavía aquí y, en el futuro, si la ST lo merece, esa mano todavía estará allí”.  La certeza en sus ojos me hizo sentir que ella estaba hablando de algo que ella conocía, y no meramente citando la opinión de alguien más.

  En otra ocasión, mencionó que cuando ella y Krishnaji  caminaban  por la playa de Adyar vio a dos niños de una kuppam (villa) de las inmediaciones aproximándose a ellos.  Ella se dijo: “No voy a permitir que estos niños toquen a Krishnaji, probablemente estén sucios”.  Cuando los chicos llegaron hasta ellos, Krishnaji abrazó a ambos con afecto.  La Presidente me dijo que con su gesto Krishnaji silenciosamente le enseñó a abandonar ideas preconcebidas.

  También mencionó que había una especie de mito de que a Krishnaji no le gustaban las personas obesas, posiblemente debido a su magnetismo. Se había dispuesto un almuerzo en los Parsi Quarters, había un par de invitados, entre ellos una señora excedida de peso. Los organizadores se aseguraron de que la dama en cuestión se sentara lo más lejos posible de Krishnaji.  La mesa estaba puesta, los invitados habían llegado y todos estaban esperando a Krishnaji.  Cuando apareció, saludó a los invitados y se sentó justo al lado de la dama en cuestión, dándole la máxima atención durante todo el tiempo que duró la cena. Radhaji me mencionó que Krishnaji tenía que estar consciente de lo que estaba ocurriendo, aunque nada se le había mencionado a él. También sentía que al estar cerca de dicha señora estaba enseñando a todos los presentes a no tener prejuicios de ningún tipo.

  En una ocasión, en Adyar, estábamos almorzando en la casa del Sr. Ranjit Tolani. Varios miembros de la ST estaban presentes. Eventualmente la conversación llevó a un incidente relacionado con Krishnaji. Radhaji nos dijo que ella deseaba haberle hecho a Krishnaji muchas más preguntas de las que le había hecho debido a que ella sentía que él sabía mucho.  Pero había una pregunta en particular que quería hacerle.  "Señor, en tus conversaciones y en tus libros a veces has dicho que los Maestros no son importantes y que pueden incluso no existir. Sin embargo, tenemos documentos y cartas firmadas por ti cuando eras más joven que acreditan que los viste.  ¿Qué tienes que decir sobre esto?".  Aclaró que ella estaba hablando de los dos Maestros ligados con la formación de los ST, M. y KH.   Ella dijo que  Krishnaji se quedó en silencio durante algún tiempo y lo único que dijo fue: " Ellos fueron dos de muchos."

  Años más tarde, cuando un grupo de Síndicos de la Fundación Krishnamurti India se encontraban en Calcuta, habían partido a excepción de Mr Achyut Patwardhan quien dijo a Radhaji: “Voy a chequear que todos los arreglos para la charla de Krishnaji de hoy estén en orden.  Por favor tráigalo a la sede a la hora indicada”.  Cuando llegó el momento Radhaji subió las escaleras y llamó a la habitación de Krishnaji. No hubo respuesta.  Ella decidió entonces esperar unos minutos más y golpear nuevamente. Cuando lo hizo, tampoco hubo respuesta, volvió a golpear con más fuerza.  La puerta se abrió y cuando miró a Krishnaji se dio cuenta de que no estaba en este mundo. Sus ojos estaban llenos de luz.

  Luego él le pidió a ella que sostuviera su mano y él siguió sosteniéndola en el auto  durante todo el camino hasta el lugar de la celebración.  Su charla fue magnífica e inspiró a todos los que asistieron.

  Una vez en su casa en Adyar, en 'Parsi Quarters', ella me mencionó su comprensión de quién era Krishnaji. “Había un Krishnamurti, el hombre”, dijo, “muy avanzado en el sendero y muy sensible. Además había otro K, cuya conciencia estaba abierta a esa otra conciencia, la conciencia de Maitreya si se quiere.  Uno podía ver claramente cuando esa otra conciencia se hacía presente durante sus conversaciones, por ejemplo, pero también en algunos otros momentos de su vida. Fue un gran privilegio para la Sociedad haberlo  presentado al mundo”.

  Después de dejar Adyar, en septiembre de 2011, me mantuve en contacto con Radhaji por teléfono.  A medida que pasaba el tiempo, su salud se iba debilitando aunque su compromiso con lo que la ST representa, siempre fue claro, evidente y constante. Su legado único de sabiduría y fuerte devoción a los objetivos y propósitos de la Sociedad Teosófica permanecerá vivo en las mentes y los corazones de miles de miembros que apreciaban su desinteresada dedicación al trabajo de los Maestros.

 

Es una gran pena que no seamos conscientes de nuestra incapacidad de escuchar no sólo lo que una persona dice, sino lo que él o ella es, es la misma que para escuchar lo que comunica un árbol, el árbol también se comunica. Cuando no escuchamos, no nos relacionamos. Pero para una mente que percibe y es receptiva, hay una sutil forma de comunicación que no depende de palabras o gestos. Uno puede sentarse tranquilamente bajo un hermoso árbol, o en la orilla del mar, sin decirle una palabra a nuestro compañero, pero aún así puede haber comunicación.

Percibimos el mensaje de su mismo ser y por lo tanto estamos mutuamente conectados. Al escucharnos, comunicarnos y conectarnos, se forma un estado interno, sin el cual la vida pierde su riqueza.

Radha Burnier

 

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