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El Teósofo - Órgano Oficial de la Presidenta Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 135 - Número 01 - Octubre 2013 (en Castellano)

 
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¿Por qué estudiar La Doctrina Secreta?

 

RADHA BURNIER

El año 2013 marca los 125 años de La Doctrina Secreta

 

 

La Doctrina Secreta de H. P. Blavatsky ha sido editada varias veces. Aquí podemos ver una prueba del camino recorrido por los principios y doctrinas de la filosofía esotérica hasta llegar a la conciencia humana, aunque la demostración de sus efectos en las relaciones humanas no sea demasiado visible en este mundo actual tan cruel y tan belicoso.

 HPB dejó claro que estaba presentando al mundo solamente una parte de lo que le habían enseñado a ella. Sin embargo, el ocultista T. Subba Row, su contemporáneo, parece haber afirmado que reveló demasiado. Iba a ser su colaborador en la producción de La Doctrina Secreta pero se retiró por diferencias de opinión sobre varios temas. Ella misma escribió:

 

Había varias partes de La Doctrina Secreta que durante innumerables siglos tuvieron que permanecer ocultas a los ojos profanos. Pero el motivo era que, para la multitud no preparada, aquellos secretos de tan tremenda magnitud equivalían a darle a un niño una vela encendida en un polvorín. (introducción  a la D.S.)

 

Ella continuó diciendo que la gente entiende la necesidad de ocultar “secretos  como los del Vril, o fuerza destructora de rocas”, pero no ven motivos para no dar información puramente filosófica como la evolución de las cadenas planetarias. Ella señaló:

 

El peligro era que doctrinas tales como las de la Cadena Planetaria, o las siete Razas, dan pistas en seguida… a las fuerzas ocultas séptuples, y las de los planos superiores tienen un tremendo poder. Entonces cualquier división septenaria da en seguida una pista a poderes ocultos tremendos, cuyo abuso podría ocasionar un mal incalculable a la humanidad; una pista que tal vez no lo sea para la generación actual, especialmente para los occidentales, que están muy protegidos por su ceguera y su incredulidad ignorante y materialista de lo oculto… (loc.cit.)

 

Por el motivo mencionado precedentemente, La Doctrina Secreta no contiene el saber popular de los siglos (guptavidya) en su totalidad, sino sólo “un selecto número de fragmentos de sus principios fundamentales”. Incluso el hecho de comprender totalmente lo que a ella se le permitió transmitir implica una auto purificación y una preparación tan grande que nadie, sino unas pocas personas atrevidas osarían intentarlo. “Los misterios siempre se han convertido en una disciplina y estímulo para la virtud”. Incluso cuando se alcanzan la pureza y la  virtud, sigue vigente el hecho de que las verdades más profundas no pueden ponerse en palabras; tienen que experimentarse.

Aunque HPB nos ha dado alguna información sobre la naturaleza septenaria del universo y tal vez otras pistas de ese tipo, afortunadamente no han sido reconocidas como tales por la “generación actual de Saduceos”. Por esto, a pesar de la búsqueda agresiva de poder y éxito, que es un rasgo dominante de la sociedad moderna, el peligro que  mencionó HPB no es inmediato. La Doctrina Secreta tiene como objetivo ser una clave para un conocimiento más profundo, pero en la máxima medida, cada uno tiene que proveerse de otra clave: una mente purificada abierta a la percepción intuitiva. 

HPB utilizó un extenso número de fuentes para dejarle claro al lector la universalidad de la obra. A la mente dudosa no se le deja ningún resquicio para escapar del hecho de que sólo hay una sabiduría primigenia y universal, que no está en posesión de ningún grupo religioso determinado ni de ningún grupo escogido de gente. El poder de su intelecto y de su pluma también ha dejado claro como la luz del día, que la filosofía   esotérica reconcilia todas las religiones pero “elimina todas las prendas humanas   externas”.  

No sólo el origen, la historia y el significado del conocimiento religioso quedan iluminados por La Doctrina Secreta, también la ciencia en general y las teorías científicas actuales en particular se presentan en su propia perspectiva en muchos   pasajes. HPB se refería a esto cuando decía: 

 

La autora espera que, por más superficialmente que se hayan tratados los comentarios sobre las Siete Stanzas, hemos presentado lo suficiente en esta parte cosmogónica de la obra para mostrar que las enseñanzas arcaicas son realmente más científicas (en el sentido moderno de la palabra) que ninguna otra escritura antigua que pueda ser juzgada en su aspecto exotérico. (I. 321, 6 vol.)

 

Añade que:

 

Los “científicos” y los “pseudoeruditos” deberían asumir la responsabilidad de las numerosas teorías ilógicas ofrecidas al mundo. En su gran ignorancia, el público, mientras acepta ciegamente todo lo que emana de las “autoridades” y considera su deber considerar cada afirmación procedente de un hombre de ciencia como un hecho demostrado, al público, decimos, se le enseña a despreciar cualquier cosa procedente de fuentes paganas”. (I. 321)

 

Lástima que esta tendencia continúe. Pero el esoterista es el precursor y guía del científico,  como así también del hombre de religión y filosofía. Resulta interesante leer en La Doctrina Secreta lo siguiente:

 

La ciencia nos enseña que tanto los organismos vivos como los muertos del hombre y del animal son un hervidero de bacterias… Pero la ciencia nunca ha ido tan lejos como para afirmar, con la doctrina oculta, que nuestros cuerpos, así como el de los animales, plantas y piedras, están totalmente constituidos por estos seres; … la ciencia química puede muy bien decir que no existe diferencia entre la materia que compone al buey y la que compone al hombre. Pero la doctrina oculta es mucho más explícita y dice lo siguiente:

 

No sólo los compuestos químicos son los mismos, sino que las mismas Vidas invisibles infinitesimales componen los átomos del cuerpo de la montaña y de la margarita, del hombre y de la hormiga, del elefante y del árbol que lo protege del sol. Cada partícula, ya se la llame orgánica o inorgánica, es una vida. (I.304-5)

 

La ciencia parece estar empezando a descubrir esta verdad, tal como sugería Lewis Thomas en sus populares ensayos. Escribía sobre “los orgánulos como organismos” y decía:

 

Mi mitocondria comprende una gran proporción de mí mismo. Visto de esta manera, podría tomárseme como una colonia móvil y muy grande de bacterias que respiran y hacen funcionar un sistema complejo de núcleos, microtúbulos y neuronas para placer y sustento de sus familias, además de trabajar, en este momento, con una máquina de escribir. (The Lives of a Cell, 1975. p.85). 

 

La Sabiduría Arcaica que ha existido desde hace siglos seguirá existiendo en el futuro   también, independientemente de los altibajos de la civilización de la tierra. Tal como afirma el Veda ekam sat viprâ bahudhâ vadanti (La verdad Una es enseñada por los sabios de muchas maneras). Otros aspectos de La Doctrina Secreta serán revelados a partir de otras fuentes en otro momento. Los transmisores de la sabiduría son todos dignos de reverencia, pero ninguno debe ser considerado como “el último profeta” y la sola y única autoridad. El gran río del conocimiento vivificador seguirá fluyendo. HPB habría sido la última en erigir una barrera y cortar la corriente o en pretender ser una autoridad final infalible.

 

Ningún teósofo verdadero, desde el más ignorante hasta el más culto, debería reclamar infalibilidad por nada que pueda decir o escribir sobre temas ocultos… todos los que pretendemos enseñar a otros más ignorantes que nosotros, estamos sujetos al error… No se puede evitar… mientras el artista sea imperfecto, ¿cómo puede ser perfecta su obra? “Interminable es la búsqueda de la verdad”. Amémosla y aspiremos a ella por sí misma, y no por la gloria o beneficio que una diminuta parte de su revelación nos pueda otorgar. Porque ¿quién de nosotros puede presumir de tener toda la verdad en la punta de los dedos, ni siquiera sobre una pequeña enseñanza de Ocultismo? (IV. 211)  

 

 

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