Vol. 134 - Número 11 - Agosto 2013 (en Castellano) |
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El Yo, la Psique, el Intelecto y la Inteligencia
S. RAMU Gerente de la Editorial Teosófica en Adyar
El yo humano puede estar bajo muchas influencias, tres de las cuales son la psique, el intelecto y la inteligencia.
La psique, asociada con el cerebro inferior (sistema límbico, etc.), es una fuerza poderosa, el resultado del condicionamiento biológico y la evolución genética, constantemente cambiada y programada para lograr lo siguiente: a) auto-preservación (de la desintegración del cuerpo y de la extinción de la vida en el cuerpo); b) auto-protección (de dolor y amenazas); c) auto-extensión o auto-perpetuación (por medio del sexo y la procreación); d) auto-gratificación (por medio del placer, la comodidad y el entretenimiento).
El intelecto (la facultad de juicio o el mecanismo de hacer elecciones, y que está asociado con el cerebro superior) está formado e influenciado por la introducción de varios datos, tales como crianza, educación, religión, ley, cultura, etc.
Es seguro que hay coordinación y conflicto entre las fuerzas del intelecto y de la psique. El intelecto también está siendo constantemente desafiado por fuerzas externas, y por lo tanto está en conflicto con ellas, dado que el intelecto de cada uno trata de hacer que ese yo sea más adecuado y poderoso que el otro. La actitud y el comportamiento son a menudo los resultados del inter-juego entre la psique y el intelecto, y los desafíos externos que el intelecto enfrenta.
Dos puntos a considerar en esta coyuntura son: la manipulación y el predominio del intelecto por medio de las fuerzas de la psique para lograr sus objetivos, incluso al punto de dañarse a sí misma, y los modos inteligentes del intelecto de facilitar la gratificación de la psique pero sin dañar o destruir el yo (o su imagen, la imagen es útil para auto-protección) y pesar riesgos y recompensas.
Gran parte del comportamiento violento e incontrolado se puede atribuir a la psique que domina al intelecto, y las muchas formas astutas y arteras de explotación, sin que la persona parezca violenta externamente, se puede atribuir al funcionamiento del intelecto, que se ayuda con sus motivos elaborados (tales como demanda religiosa, nacionalismo, filosofía política, y superioridad intelectual, de género o racial, etc.).
El intelecto puede también asumir un rol más dominante y poderoso en un “yo”, que conduce a la auto-negación y a la supresión forzada de los deseos de la psique.
El ego no es una entidad sino una actividad. Es una combinación de la psique y del intelecto. Por lo tanto, disminuir el dominio del ego o eliminar las fuerzas de la psique o del intelecto por medio del esfuerzo, no es la solución; sin embargo, al ser consciente del funcionamiento de estas fuerzas por medio de la auto-observación ayuda al yo a trascender las influencias de estas fuerzas fácilmente. El esfuerzo implica un proceso, y los procesos funcionan sólo en la ciencia material y en los esquemas del intelecto, ninguno de éstos ha resuelto los problemas y predicamentos fundamentales del yo, tales como artificialidad, egoísmo, violencia, odio, prejuicio, explotación, etc.
Entonces, básicamente, los problemas del yo no se pueden resolver por medio de un flujo libre de las fuerzas de la psique ni de un intelecto astuto y agudo, ni tratando de suprimirlos; y tampoco por un punto intermedio entre el tira y afloje de estas fuerzas. El punto intermedio tiene su propio campo de tensión.
Más allá de la psique y del intelecto, y limpio del desorden que las fuerzas de la psique y del intelecto puedan crear, el yo tiene su propio estado de inteligencia.
La consciencia es la cualidad fundamental del yo y el principio subyacente a todas las otras cualidades del yo. Sin consciencia, nada es. La consciencia se puede describir como el campo en el que el yo opera, pero no se pueden separar, al igual que la fuerza y los campos de fuerza no se pueden separar en física.
Los contenidos de la consciencia hacen la (cualidad de) la consciencia, dice J. Krishnamurti. Las fuerzas de la psique y del intelecto pueden, en diferentes proporciones, ocupar el campo de la consciencia, y distorsionar sus percepciones, limitar su percepción y crear desorden en el campo. Pero cuando el campo está limpio de influencia de estas fuerzas y del desorden resultante, no existe ninguna presión para hacer elecciones intelectuales, sólo permanece la consciencia pura sin elecciones, en el que el yo está en su estado natural de inteligencia, paz y dicha.
Nota El yo es todo el ser, pero no una sola entidad-personalidad, en el sentido de nuestra personalidad como diferente a la esposa, al padre, al comprador, al vendedor, al empleado, al empleador, al vecino, etc. Mientras el “yo” se pueda referir a todo el ser, “yo soy esto o aquello”, está incompleto.
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