Vol. 134 - Número 09 - Junio 2013 (en Castellano) |
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La Visión de una India Libre -¿Un Espejismo? J.S.VERMA El Sr. J.S. Verma fue ex Presidente del Tribunal de Justicia de la India. Disertación sobre Annie Besant dada en la Convención Internacional, Adyar, 2012. (Nuestras condolencias por su inesperado deceso – abril 2013)
Introducción La posible respuesta al interrogante al parecer fue dada por Annie Besant en el Prólogo de la Tercera Edición (1908) de su Autobiografía, donde dijo: el reconocido éxito de “la gran oleada de vida espiritual de la cual la Sociedad Teosófica es la cresta” es que el “resurgimiento de antiguas creencias ha generado un nuevo auto-respeto, orgullo por el pasado, confianza en el futuro, y, como resultado inevitable, una gran oleada de vida patriótica, el comienzo de la reconstrucción de una nación”. Un siglo más tarde enfrentamos el mismo dilema. Los deberes fundamentales de cada ciudadano enumerados en el artículo 51 A de la Constitución de la India nos recuerdan que tenemos el deber y la obligación “de respetar y perseguir los nobles ideales que inspiraron nuestra lucha por la libertad” que comprendieron la fe de Annie Besant en la reconstrucción de nuestra nación para lograr su independencia. La India Libre concebida durante la lucha por la libertad podía resumirse como la promesa Constitucional de los principios rectores de la política estatal que contenían los principios fundamentales de gobernanza para construir un Estado benefactor, con la maquinaria para el cumplimiento de dicha promesa. Recordar esa promesa, el verdadero funcionamiento de la maquinaria, las deficiencias en su funcionamiento, y las soluciones correctivas para alcanzar la meta son el centro de esta charla. La Visión de una India Libre En su sesión de Lahore (1929), el Congreso Nacional de la India puso de manifiesto su meta de “Poorna Swaraj” o libertad total; y en la sesión de Karachi delineó los “derechos fundamentales” que debían estar contenidos en estos. Eso fue con anterioridad a la Carta de la ONU (1945) y la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948). La Constitución de la India (1949) incorporó una Declaración de Derechos como derechos fundamentales en la Parte III; y al igual que la Constitución Irlandesa (1937) contiene en la Parte IV un listado más extenso de los derechos sociales y económicos del individuo que conforman los principios fundamentales de la gobernanza, denominados principios directivos de la política estatal. Juntos, los derechos fundamentales y los principios directivos corresponden a las disposiciones del DEHR y de los dos Pactos de 1976: el ICCPR y el ICESR. Además, La Constitución de la India contiene en los artículos 32 y 226 la solución constitucional de hacer cumplir lo derechos fundamentales. Algunos derechos no derogables enumerados en el Artículo 4 del ICCPR fueron también convertidos en no derogables en la India mediante la enmienda del artículo 359 de la Constitución de la India tras la Emergencia (1975-77). Por lo tanto, hay consistencia entre el derecho constitucional de la India libre y los concebidos en la Ley Internacional de Derechos Humanos que reconoce y reafirma la perspectiva global de los derechos humanos. La India libre concebida por el Dr. Rajendra Prasad se refleja en los principios directivos de la política de estado promulgado en la Parte IV de la Constitución. Al hablar en la Asamblea Constituyente del 15 de agosto de 1947, su visión puede resumirse de la siguiente manera: Tomemos la determinación de crear condiciones en este país para que cada individuo sea libre y se le provean los recursos para desarrollarse y alcanzar su máximo potencial; para que pobreza, miseria, ignorancia y enfermedad desaparezcan; para que la distinción entre altivo y humilde, entre rico y pobre se desvanezca; para que la religión no sea solo profesada, predicada y practicada libremente, sino que se convierta en una fuerza que una al hombre con el hombre y no sea usada como una fuerza de perturbación y alteración que divida y separe; para que la “intocabilidad” sea olvidada como una desagradable pesadilla; para que se ponga fin a la explotación del hombre por el hombre; para que se provean instalaciones y se celebren acuerdos especiales para los adivasis de la India y para todos aquellos que menos tienen, y así se les permita estar a la altura de los demás; para que esta tierra no solo tenga suficiente comida para alimentar a su proliferante población sino que una vez más se convierta en una tierra de ríos de leche que fluyan; para que hombres y mujeres rían y trabajen por lo que valen en los campos y fábricas; para que cada aldea y cabaña resuene con la dulce música de la artesanía del pueblo y las sirvientas estén atareadas mientras cantan al compás de la melodía; para que el sol y la luna brillen sobre hogares felices y rostros de amor. El Dr. Sachidanand Sinha, el Presidente Provisional de la Asamblea Constituyente, en su discurso inaugural, citó al filósofo-jurista estadounidense Joseph Storey: Que la juventud estadounidense jamás olvide que posee (en su Constitución) una noble herencia, conseguida con el trabajo, el sufrimiento y la sangre de sus antepasados; y que es capaz, si se la mejora con sabiduría, y es fielmente salvaguardada, de transmitir a la posteridad todas las bendiciones sustanciales de la vida: la dicha pacífica de la libertad, propiedad, religión e independencia . . . Ha sido creada para la inmortalidad, si es que el trabajo del hombre aspira con justicia a dicho título. Sin embargo, puede perecer en un instante por la estupidez, la corrupción, o la negligencia de sus únicos guardianes: EL PUEBLO. En la sesión final de la Asamblea Constituyente, su Presidente, el Dr. Rajendra Prasad, vaticinó: Más allá de lo que la Constitución pueda o no proveer, el bienestar del país dependerá de la manera en que el país sea administrado. Eso dependerá de los hombres que lo administren . . . y todo lo que la india necesita en la actualidad es un grupo de hombres honestos que antepongan el interés del país al propio …. Requiere hombres de fuerte personalidad, hombres de visión, hombres que no sacrifiquen el interés del país en general…. Solo esperamos que el país pueda producir tales hombres en abundancia. ¡Lamentablemente, la situación actual indica que la esperanza es nula! Amyrta Sen se hizo eco de este sentimiento en The Idea of Justice (La Idea de Justicia): No existe garantía automática de éxito por la mera existencia de instituciones democráticas…El éxito de la democracia no es meramente una cuestión de poseer la estructura institucional más perfecta que podamos concebir. Depende indiscutiblemente de nuestros verdaderos patrones de comportamiento y el funcionamiento de interacciones sociales y políticas. No cabe posibilidad alguna de dejar el asunto solo en las “seguras” manos del virtuosismo institucional. El funcionamiento de las instituciones democráticas, como todas las demás instituciones, depende de las actividades de agentes humanos al utilizar las oportunidades para que se cumplan razonablemente… Granville Austin, en su Working of a Democratic Constitution: The Indian Experience (Funcionamiento de una Constitución Democrática: la Experiencia India), observa: Los ciudadanos de la India han tomado la Constitución como el texto —el escrito sagrado, incluso un nuevo Dharma astra— para la vida pública. El imperio de la ley es un principio que pone límites al ejercicio del poder público. Gobernar según el Imperio de la ley concibe la proyección de principios fundamentales implícitos en esa doctrina. La ley pública hace que los funcionarios públicos cumplan con sus deberes públicos. Ese es el concepto del control legal al gobierno bajo imperio de la ley, el cual es el cimiento de la democracia. Esto está fuertemente arraigado en nuestra filosofía constitucional como una característica básica que forma parte de la estructura básica indestructible de la Constitución: Keshavananda Bharati vs. State of Kerala, AIR 1973 SC 1461. La meta de una India libre es el talismán de Mahatma Gandhi, quien indicó la prueba de fuego del deber público para “secar las lágrimas de los ojos”; para que beneficie a los más débiles de la sociedad; y que cada poblado se torne una unidad auto-suficiente de gente empoderada con sociedad igualitaria sin distinción de sexo; y que cada poblado se torne una unidad auto-suficiente de gente empoderada con justicia igualitaria sin distinción de sexo. Jawaharlal Nehru, en su emotivo discurso sobre la libertad a medianoche, que transmitía un fervor nacional, prometió mantener la “cita con el destino” y cumplir la promesa considerablemente. La promesa se hizo en nombre de todas las generaciones de “Nosotros, el Pueblo de la India”. Es hora de evaluar el progreso realizado en el cumplimiento de esa promesa e identificar e implementar medidas de saneamiento para neutralizar los inconvenientes. Escenario Actual Dos libros recientes proporcionan una buena descripción del escenario actual, el cual está muy lejos de ser la India Libre concebida durante la lucha por la libertad. Uno es un libro de Patwant Singh, que denomina a las actuales Fault Lines of Democracy (Fisuras de la Democracia), la Segunda Partición. El otro, de Gur Charan Das, señala que India Grows at Night (la India Crece durante la Noche), mientras la gobernanza duerme. El estado de “gobernanza”, justificado por el título, está sucintamente descripto en éste. Otro libro contextual de Gur Charan Das es The Difficulty of Being Good (La Dificultad de Ser un Persona de Bien), que compara los dilemas de la vida moderna con los de los episodios del épico Mahâbhârata. En mi opinión, señala el deber de la gente de bien de actuar positivamente y no permanecer como espectador pasivo del mal; con toda razón cuestiona la inercia de Bishma cuando Draupadi era despojado de sus vestiduras, bajo la creencia equívoca de que él estaba ligado por su promesa a los Kauravas a estar con ellos. Edmund Burke también había dicho que todo lo que se necesita para que el mal triunfe es que la gente de bien no haga nada. El actual escenario parece ser una repetición de una inercia semejante en aquellos cuya voz es de peso, y, por lo tanto, el silencio no es una opción en ciertas situaciones. En particular, hay dos áreas que merecen mencionarse puntualmente. Una es la creciente intolerancia con la arrogancia de quienes están en el poder o son acaudalados y se consideran por encima del imperio de la ley; y la otra es la galopante corrupción acompañada de un despliegue vulgar de riqueza mal habida. El derecho a la libertad de expresión del hombre común se ve seriamente coartado si ésta ofende al poderoso, con la maquinaria estatal siempre dispuesta a torcer el imperio de la ley para adularlos. La obsequiosidad y la arbitrariedad están en crecimiento. Comentarios inofensivos que expresan disenso son castigados con arrestos ilegales que generan una atmósfera de temor sin una Declaración de Emergencia según la Constitución. Muchos de esos arrestos por parte de los partidos gobernantes de las distintas tendencias se están convirtiendo en la práctica habitual. La falta de remordimiento en el uso de la arbitrariedad sumada al descarado intento por justificarlo lo empeoran aún más. El cimiento de la democracia es una flagrante erosión del imperio de la ley. Se debe poner freno a la amenaza al sistema de gobierno democrático inclusivo. Como reacción a la corrupción desenfrenada en la vida pública ha surgido una cruzada en su contra, lo cual ha movilizado la ira pública. Los medios adoptados en esta cruzada por parte de un sector irresponsable de la sociedad civil, también se están tornando no democráticos. Debido a su frustración, el hombre común apoya estos medios. Esta reacción también es una amenaza para los sistemas de gobierno democráticos, que en vez de fortalecer las instituciones democráticas nacionales tienden a debilitarlas. Las manifestaciones callejeras del pueblo podrían terminar en anarquía. No es suficiente el incremento registrado tanto en el PBI como en el número de personas con un alto poder adquisitivo (HNWI), muchos de los cuales se encuentran entre los más acaudalados del mundo, si gran parte de la población del país continúa luchando por sobrevivir. Niega la promesa constitucional de un etos igualitario con justicia distributiva. La cualidad de la distribución del crecimiento del PBI es tan importante como la cantidad del crecimiento. El crecimiento del PBI necesita centrarse en los dictámenes de la justicia distributiva para corregir el creciente y dispar desequilibrio entre el rico y el pobre, los que más tienen y los necesitados, mediante el diseño de ambiciosos planes, esquemas y programas de desarrollo humano. Esto no puede dilatarse más. Si fracasamos aquí, todo lo que se ha dicho con respecto a honrar la promesa constitucional sonará a malabarismo verbal e hipocresía, mientras un gran número de personas continúa padeciendo indigencia y humillación. No hace falta seguir describiendo el escenario actual, citando más ejemplos, los cuales abundan y son de público conocimiento. Basta decir que las razones enumeradas por Edward Gibbon en The Decline and Fall of the RomanEmpire (Decadencia y Caída del Imperio Romano) guardan una alarmante semejanza con la actual dispensación. El resultado de esto es que la persona de bien está siendo marginada, y los indignos son quienes toman las decisiones. Se debe revertir esta tendencia de manera inmediata. El progreso realizado en ciertas áreas a pesar del malestar es indicativo del verdadero potencial sin utilizar que se encuentra disponible para cumplir el sueño de una India Libre. Se debe aprovechar al máximo el potencial revirtiendo esta tendencia. Medidas Correctivas. Para que la visión constitucional sea llevada a cabo y preservada, se necesita un Pueblo alerta, que cumpla su papel participativo en la gobernanza de un sistema democrático. Esta declaración está basada en la profunda exhortación en Política de Aristóteles (325-322 BC): El mejor medio . . . para asegurar la estabilidad de las Constituciones —pero que en la actualidad es por lo general negada— es la educación de los ciudadanos en el espíritu de la Constitución. La educación de un ciudadano en el espíritu de la Constitución . . . consiste en realizar las acciones por las cuales . . . una democracia podrá sobrevivir . . . Vivir según la ley de la Constitución no deberá considerarse esclavitud, sino más bien salvación. Un claro mensaje es que la persona de bien no vacile y cumpla sus deberes para prevenir o enmendar una injusticia cuando sea necesario. El papel participativo del pueblo en la gobernanza conlleva este cumplimiento del deber. Los deberes fundamentales de cada ciudadano están enumerados en el Art. 51 A que se anexó como Parte IV A de la Constitución de la India. Simplemente reitera los valores del etos indio, los cuales se les recordaron a los ciudadanos cuando estos fueron testigos de su decadencia un cuarto de siglo después de que la Constitución había sido adoptada. Una fiel adhesión con compromiso a estos valores por parte de cada ciudadano es el remedio para superar el cinismo y la frustración establecida en la sociedad civil y llevar a cabo la visión de una India Libre. Para que esto suceda debemos honrar el consejo de Mahatma Gandhi: “Sé el cambio que deseas ver en el mundo”. C. Rajagopalachari, afectuosamente llamado “Rajaji”, expandió el consejo de M.G., poniendo énfasis en que la rectitud individual es la base del carácter nacional, cuya superación es la panacea para todos los males. Él dijo: El carácter nacional es la piedra angular sobre la cual descansa el destino y el futuro de nuestros asuntos públicos, no este o aquel “ismo”. El carácter nacional depende de, y de hecho es, rectitud individual. Primero debe tener lugar la honestidad individual antes de que podamos esperar un progreso en los asuntos nacionales. Si el árido campo de la política y la administración en la India ha de tener nueva vida y crecimiento, se necesita el monzón de la pureza en el carácter nacional. Y el monzón está compuesto de pequeñas gotas que caen y se unen para formar lluvia. La pureza de carácter individual por sí sola basta para revivir el campo árido; recuperemos pronto nuestro buen carácter y todos estaremos bien: la política, la administración y la situación económica. El objetivo y trabajo de la Sociedad Teosófica se han encauzado en esta dirección. Se necesita acelerar ese trabajo en el cual la sociedad civil debe contribuir efectivamente. Este método, además de mejorar las cualidades de la sociedad civil, posee un impacto duradero y es consistente con el etos democrático en contraposición a cualquier medio extra-constitucional o no democrático de devaluar las instituciones democráticas. Conclusión Para convertir el espejismo del desierto en un oasis, la visión de una India libre envuelta en la promesa constitucional debe realizarse con el medio indicado: Renacimiento de Valores, que también es el mandato constitucional en los antes mencionados deberes fundamentales enumerados en el Art. 51 A, que son los mismos de la filosofía Teosófica. La respuesta al problema la dio Annie Besant hace un siglo (1908): la solución es “la gran ola de vida espiritual de la cual la Sociedad Teosófica es la cresta” junto a la “ola de vida patriótica”. El debate puede ser resuelto por cada ciudadano que practique el deber fundamental de “respetar y perseguir los nobles ideales que inspiraron nuestra lucha por la libertad”. La conmemoración anual del 26 de noviembre como el Día de la Ley se ha convertido en un ritual. Necesita convertirse en un día del juicio en el cual cada ciudadano prometa cumplir la promesa constitucional. En este Día de la Ley, 26 de noviembre de 2012, gran número de eminentes personas de distintos estratos sociales se reunieron en el Constitution Club de Nueva Delhi y prometieron cumplir con los derechos constitucionales de cada ciudadano, entre otras cosas, se enumeran a continuación: . . . resolvemos ejercer la soberanía conferida por la Constitución al pueblo de la India. Haremos uso de todo medio pacífico y democrático a nuestra disposición para cumplir las obligaciones según los principios directivos de la Constitución de la India sobre medios de vida, seguridad social, bienestar, protección contra el hambre y la desnutrición, establecimientos educacionales y de salud, salario mínimo e igualdad de oportunidad sin consideración de su sexo, etnia, religión y casta. Si cada ciudadano renueva y honra esta promesa, será un justo tributo a la memoria y contribución de Annie Besant.
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El hombre que aspira a su propio engrandecimiento subestima todo lo demás. Rabindranath Tagore
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