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El Teósofo - Órgano Oficial de la Presidenta Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 134 - Número 01 -  Octubre 2012 (en Castellano)

 
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La causa raíz del conflicto

 

P. Krishna

 

Charla dada por el Prof. P. Krishna en el Congreso sobre “Paz y conflicto”  realizado en la Sección India, Varanasi, Marzo 2010

 

Aprendimos de Krishnamurti que si queremos realmente comprender algo no debemos formarnos opiniones sobre él, ni asumir un punto de vista particular, se debe comenzar con preguntas y confiar en la observación de los hechos. Las profundas cuestiones fundamentales se exploran con una percepción pasiva que puede descubrir las verdades que subyacen en todo un asunto. Aproximarse de esta manera es necesario, especialmente para un teósofo, porque el lema de la Sociedad Teosófica afirma que la verdad es la religión más elevada. Para un teósofo es importante explorar en lo desconocido. Entonces lo que se considera contribuye a la sabiduría en nuestra mente, transforma la visión con la cual uno observa la vida. Si exploramos las raíces del conflicto de esta forma, se debe cavar profundamente, no tan solo comprender las ramas, para lo cual puede usarse el estudio y el análisis intelectual.

¿Qué queremos significar exactamente con paz y conflicto? Ahora mismo la mayoría de las personas dirían que estamos atravesando un período de paz porque no hay ninguna guerra mundial desarrollándose. ¿Entonces es la paz tan solo el intervalo entre dos guerras? ¿Y qué queremos significar con guerra? Generalmente llamamos guerra sólo cuando se comienza a disparar y existe un conflicto armado. ¿Pero es realmente paz lo que hay antes que una guerra comience? ¿Acaso el odio entre dos comunidades, ya sean nacionales, religiosas, de casta o idioma, no es una forma de guerra psicológica que aumenta en sus manifestaciones externas y finalmente conduce a la guerra física? ¿Dónde trazo la línea a partir de la cual digo que es un conflicto? No existe un borde bien delineado, existe una línea sólo en la manifestación exterior de ese odio. Dado que uno conduce al otro, las raíces del conflicto no yacen tan sólo en los aspectos concretos de la situación que generaron el conflicto. Esos hechos no son irrelevantes, pueden ser verdaderos, pero no parecen ser la raíz del conflicto.

Por lo tanto, si estamos hablando sobre una paz perdurable y no tan sólo una temporaria, la cuestión adquiere una importancia mucho más profunda. Tenemos que penetrar hondamente para entender. Si no lo hacemos, entonces nuestra existencia se convierte en una serie de conflictos y hemos desarrollado varios mecanismos para resolver conflictos. El conflicto no es un problema nuevo para la humanidad. Hemos leído sobre el Mahābhārata, que es prehistórico, pero por más lejos que vayamos en la historia conocida, siempre hemos tenido guerra y conflicto en diferentes partes del mundo  y aún los tenemos hoy. Se soluciona en un lugar y estalla en otro. Cuando se presenten las circunstancias adecuadas, estas erupcionarán en un nuevo conflicto, ya sea pequeño o grande. Pueden tener éxito en controlarlas, pero la causa raíz del conflicto no yace en esas circunstancias porque éstas son siempre variables.

¿Entonces dónde está la causa raíz del conflicto? ¿No sería importante examinar de dónde provienen estas semillas y si se pueden eliminar? Puede  que no sepamos la respuesta, pero debemos hacernos esa pregunta seriamente. De lo contrario estamos meramente aceptándolo como parte inevitable de la vida. Se puede decir que es innato a la naturaleza humana, y que no puede eliminarse. Lo hemos estado haciendo por cinco mil años de diferentes maneras. Hemos intentando reformas políticas, estamos probando reformas económicas, lo hemos intentado con leyes, también hemos organizado religiones basándonos en las enseñanzas de un gran sabio, tratando de seguir el mensaje de amor y compasión, llamándonos a nosotros mismos seguidores de Gandhi, Jesús o Buddha, etc., pero nada ha tenido éxito. Al final de todos esos intentos estamos dónde estamos hoy, expuesto a diario en las pantallas de televisión y en los periódicos. Este no es un problema simple. ¿Por qué los seres humanos no han sido capaces de resolver este problema por miles de años aunque hayan progresado enormemente en cada rama del conocimiento y la técnica? Pensamos que somos muy inteligentes y de cierta manera lo somos. Pero no hemos sido capaces de resolver los problemas de los conflictos y las guerras.

Podemos plantear esta cuestión a través de una analogía: tener dolor de cabeza todos los días y tomar cada vez una aspirina para deshacerse de él. ¿Diríamos que esa es una manera inteligente de vivir? No estoy diciendo “no se ocupe de los síntomas”. Si tiene un terrible dolor de cabeza, puede estar necesitando tomar una aspirina, de lo contrario no podrá ni siquiera pensar con claridad. Por lo tanto, la aspirina puede ser necesaria, pero si se vuelve dependiente de la aspirina, nunca podrá deshacerse de la enfermedad subyacente. Entonces estamos considerando ¿cuál es la enfermedad? Pese al hecho de que pensamos que somos muy inteligentes, y que esa inteligencia se ha manifestado en el campo del conocimiento, de la ciencia y la tecnología, etc., ¿por qué no ha sido capaz de resolver este problema? Hemos desarrollado varios tipos de aspirina para tratar el dolor de cabeza, pero no hemos sido capaces de erradicar la enfermedad. ¿Será eso siempre una utopía, nunca se convertirá en una realidad? ¿Qué podemos intentar que no hayamos hecho en los últimos cinco mil años? ¿Es meramente cuestión de probar lo mismo de una manera mejor?

Nos corresponde a nosotros hacernos las preguntas más fundamentales y profundas que tienen que ver con educarnos a nosotros mismos y quizás también con educar a la humanidad para que viva más sabiamente. Se ha dicho en todo el mundo que los seres humanos son el pináculo de la evolución, que somos por lejos superiores a todas las otras formas de vida que nos han precedido. Creo que tenemos que cuestionarnos ese supuesto. Por supuesto que somos más inteligentes, nuestro entendimiento es mayor que el de los animales, pero ¿hemos usado nuestra capacidad de pensar, de imaginar, de planear, etc., para el mejoramiento de la humanidad, para el mejoramiento de nuestro planeta, o hemos sido más destructivos? Respecto al daño ambiental, leemos todos los días: calentamiento global, catástrofes ecológicas, etc., pero además de nuestro planeta, ¿qué le hemos hecho a los de nuestra propia especie? Ni los animales o las plantas han destruido a otras clases de especies o a su propio tipo en la medida en que nosotros lo hemos hecho. Y aún así pensamos que somos superiores, ¡que somos más inteligentes!

¿Estamos definiendo a la inteligencia en términos de poder? Quizás somos más poderosos que los animales porque podemos matarlos y aprovecharnos de ellos. Si llamamos a eso inteligencia, entonces no fue inteligente echar a los británicos de India.  Existe una definición biológica dada por Darwin que dice que la inteligencia es lo que conduce a la supervivencia. Aún basados en esa definición biológica limitada, ¿podemos afirmar que somos más inteligentes?  ¿Estamos yendo hacia la supervivencia o hemos llevado a todo el planeta y su medioambiente al borde del holocausto como ningún animal u otra especie hizo?

Sucederá, por la misma razón que Darwin dio, concretamente que una especie desaparece cuando no es capaz de adaptarse ella misma a su ambiente y no puede vivir en armonía con él. Nos hemos vuelto demasiado “inteligentes” para sobrevivir porque la supervivencia no requiere de esta clase de inteligencia que estamos cultivando. Las hormigas y las cucarachas han sobrevivido más tiempo que nosotros, pero no han llevado al mundo al nivel de la extinción. Entonces ¿somos realmente inteligentes o sólo hemos definido la inteligencia de manera poco inteligente? Los dejo con esta pregunta fundamental.

La educación universitaria  condiciona nuestra mente a pensar a lo largo de ciertos surcos estrechos. Nos aparta de las realidades fundamentales del mundo en el que vivimos al aislar en compartimentos estancos nuestro conocimiento. Este tipo de inteligencia puede no ser la inteligencia que conduce a sobrevivir y por consiguiente, puede no ser verdadera inteligencia. No estoy pidiéndoles que crean esto. Tenemos que investigar, averiguar si eso es verdad. Por lo tanto hay muchas preguntas que debemos hacer si realmente queremos encontrar la raíz de todo el problema del conflicto. Podemos continuar resolviéndolo a un nivel superficial, lo cual se vuelve necesario, precisamente porque no lo hemos resuelto esencialmente y por lo tanto nunca finaliza realmente.

 Con el pasar de los años la manifestación del problema ha crecido. La guerra es ahora mucho más peligrosa de lo que era antes, pero la enfermedad subyacente es la misma: el odio entre comunidades humanas a partir del cual se genera el conflicto. Se afirma que la guerra comienza en la mente de los hombres y eso es verdad. Allí es donde se origina y donde tenemos que enfrentarla. El resto sigue como una causalidad lógica. Así como existe la causalidad en la naturaleza estudiada por la ciencia, también hay causalidad en nuestra psiquis. A menos que busquemos la causa raíz y la eliminemos, el resto sigue como un corolario lógico, una secuencia inevitable. Por lo tanto, no es simple filosofía hacer esta indagación, es una necesidad urgente.

Entonces, ¿dónde comienza esta división entre las comunidades? Comienza al decir “somos diferentes a ellos”. Cada comunidad siente: “somos diferentes a los demás”. ¿Cómo define y traza esa línea divisoria la mente? Esta es otra pregunta fundamental. ¿Quiénes son los “nosotros” y quiénes son los “ellos”? ¿Sobre qué fundamento la mente traza esa línea? ¿Eran las personas de Pakistán nuestro pueblo antes de 1947, y los queríamos como a nuestros hermanos, y hoy, ya no son más nuestros hermanos? Por lo tanto, ¿es sólo cuestión de dibujar una línea en la tierra o la línea está adentro de mi cabeza? Veo que los perros cruzan la frontera sin necesidad de ninguna visa, la brisa sopla a través de esos límites, las selvas cruzan la línea, las cadenas de montañas pasan a través. ¡No existe un límite así en la tierra! Entiendo que es una creación de nuestro propio pensamiento y también, por supuesto, de nuestra historia. Avancemos más.

Incluso si veo que la otra persona es diferente a mí, ¿por qué crea eso división? Esa es otra pregunta que necesitamos examinar atentamente. ¿Cuándo una diferencia se vuelve una división y por qué? Las diferencias son naturales. Somos todos diferentes a los demás: en edad, en salud, en conocimiento, en color de piel, en forma y tamaño. Todo en la naturaleza es diferente de cualquier otra cosa. Por lo tanto, la diferencia es natural. La diferenciación también es natural. Si no puedo distinguir un árbol de un edificio, algo está mal en mí. Pero, ¿Cuándo se vuelve eso una división? ¿Es este un proceso inevitable o es un proceso psicológico creado por mi propia mente? Entonces ¿es algo existente en la Naturaleza, o es una ilusión construida por mi mente?

La ilusión es algo que no tiene una existencia en la Naturaleza, sino que es simplemente una creación de mi propia mente, de mi imaginación, o algo a lo que le doy tremenda importancia cuando realmente no es importante. De modo que ¿proviene el conflicto de la ilusión, o el conflicto surge de los hechos? El hecho es que todos somos diferentes de los demás. ¿Es la división un hecho también, o es una creación de mi propia mente, de mi forma limitada de pensar?

¿Es un hindú muy diferente a un musulmán? Esa es una fuente de conflicto en nuestro país de enorme importancia en la actualidad. Lo estoy tomando como un ejemplo. ¿Son estos dos seres humanos por cierto realmente muy diferentes, o es que ellos sienten que son muy diferentes porque sólo piensan que lo son?  El pensamiento se puede cambiar. Si ellos se dan cuenta que su pensamiento es falso, finalizará. La ilusión puede terminar por medio de la percepción de la verdad. Si descubres que lo falso es falso y la verdad es verdad, entonces lo falso termina. Por consiguiente, si la causa está enraizada en la ilusión, se puede eliminar, pero cuando la causa no está enraizada en la ilusión no puedes eliminarla. Por lo tanto, es importante investigar esto.

Para hacer una analogía, si me caigo y me quiebro los huesos, causa dolor. No es un dolor psicológico, no es la creación de mi mente. El sabio sufre ese dolor tanto como yo. Pero también siento mucha auto-compasión que el sabio no siente. Así, el sufrimiento psicológico tiene que ser separado del dolor, que es biológico. El sufrimiento psicológico puede surgir de la ilusión, de una construcción mental que no tiene realidad, mientras que el dolor biológico es un hecho. Cuando se examina esto, se encuentra que hay deseo, apego, miedo, los instintos que son los mismos en todos los seres humanos. Entonces, ¿qué es lo diferente? Sólo el conocimiento, la capa superficial de condicionamiento adquirido a medida que crecemos en esta vida. Es diferente porque nací en una familia diferente, en una cultura diferente, un país diferente, y el otro en condiciones distintas. Esa capa superficial se llama el condicionamiento de la mente, el conocimiento adquirido en esta vida. Eso es lo único diferente.

Por lo tanto, al hindú se le ha dicho algo respecto a Dios, él cree eso y trasmite eso como verdad. Él realmente no sabe qué es Dios. Al musulmán se le ha dicho también algo sobre Dios. Él tampoco sabe lo que es Dios, pero cree eso y lo trasmite como la verdad. Por lo tanto, son estas ilusiones las que nos dividen. Si tuviéramos la humildad de decirnos a nosotros mismos: “Realmente no sé lo que es Dios”, lo cual es verdad, ¡seríamos amigos que investigan juntos lo que realmente se quiere significar por Dios! No sabemos que no sabemos. No es importante decir: “Yo sé”, es más importante darnos cuenta que no lo sabemos, y vivir con una mente indagadora que considera la verdad como lo desconocido. Por lo tanto, es importante reconocer el valor de la duda, dudar de nuestras propias opiniones, de nuestras propias conclusiones. De lo contrario, nunca tendremos una mente que aprende, nunca encontraremos la sabiduría.

La paz requiere una mente global que sea sensible a todo el planeta y a toda la humanidad. Esta es la realidad, y todas las divisiones se han presentado por razones históricas y por nuestra propia ignorancia. Eso me lleva a lo que Buddha señaló hace mucho tiempo. Él dijo que la ignorancia es la causa del dolor, ignorancia no en el sentido de falta de conocimiento sino como ilusión. Veo que estas ilusiones operan profundamente, que incluso mi sentimiento de ser muy diferente a los pakistaníes, a los americanos o a los chinos está arraigado en la ilusión. El nacionalismo se basa en la ilusión y allí se originan gran parte de nuestras divisiones y conflictos.

La raíz del conflicto yace en la ilusión, por lo tanto el conflicto puede terminar porque la ilusión puede terminar, y ese es el lema de la Sociedad Teosófica: La verdad es la religión más elevada. Cuando se descubre lo verdadero y lo falso, la ilusión acaba. Cuando la ilusión termina, la estrechez de mente concluye. No se es por más tiempo nacionalista, no se es más un hindú de mente estrecha, sabes que no eres diferente a ningún otro ser humano que viene de otra familia. Ves que la diferencia radica sólo en el color de la piel, en la altura, en el tipo de comida que comes, y eso no es importante. Cuando se le da tremenda importancia a esas diferencias, se crea división.

Cuando los británicos llegaron aquí, despreciaron a los indos porque comían con las manos y no con cuchillo y tenedor. Cuando el indo va allí, pregunta “¿por qué comen ellos con cuchillo y tenedor si tienen dedos?” Ambas son sólo opiniones que surgen del hecho de que a uno se le enseñó una cosa y al otro se le enseñó algo distinto. Eso es todo. No hay nada superior ni inferior en ello. Entonces ¿surge la división cuando atribuimos superioridad o inferioridad a una diferencia, que es una clase de juicio de valor? ¿De dónde la mente elabora ese juicio de valor? No todas las diferencias crean división. No hemos tenido una guerra entre altos y bajos, ¡al menos hasta ahora! ¡No somos tan estúpidos todavía!

A veces vemos una diferencia sólo como una diferencia. Pero cuando se ve a un hombre haciendo Namaz y a otro hombre orando en el templo, se ve más que sólo una diferencia y surge el “me gusta y no me gusta”. ¿Por qué la mente no lo percibe también sólo como una diferencia? ¿Cuándo se convierte la diferencia en una división, y por qué? Es un proceso psicológico. Las diferencias son naturales, no son psicológicas. Si no me doy cuenta que un hombre proveniente de África es negro y el de Europa es blanco, algo anda mal con mis sentidos. Pero el día que diga que los blancos son superiores a los negros, ¡me he vuelto un racista y he acabado con la fraternidad universal del hombre! Entonces, ¿por qué la mente dice eso?

Si lo examinan, verán que surge porque abordamos las cosas con cierta clase de deseo en nuestra mente. Si les preguntara si el árbol bodhi es mejor que un eucalipto, ¿qué contestarían? Diría que un árbol bodhi es un árbol bodhi y que un eucalipto es un eucalipto. ¿Qué quiere significar con mejor? Si se quiere sombra, el árbol bodhi es mejor. Si quiere el aceite de eucaliptos, entonces el eucalipto es mejor. Pero, si no se quiere nada, ¿cuál es el mejor? Por lo tanto observo que este sentimiento de superioridad está conectado con las cosas que deseo, que me son favorables, lo cual es la esencia del proceso del ego.

Cuando abordamos la vida de forma egoísta, entonces nuestra nacionalidad, nuestra  religión, se usa para construir nuestro ego, para encontrar una identidad. Por lo tanto, ¿podemos suprimir lo psicológico y quedarnos sólo con los hechos? Es necesario que seamos concientes del peligro de este proceso psicológico que significa ser concientes de los hechos y no quedar atrapados en la ilusión. ¿No es eso inteligencia? Porque si no tienen esa inteligencia quedan atrapados en la ilusión, son arrastrados hacia la división, comienzan a odiar y destruir el amor, la amistad. Aún hermanos que han crecido juntos, o mejores amigos, se separan al pelear el uno con el otro porque no se tiene esa sabiduría. Este proceso del ego surge a partir de nuestro propio enfoque de la vida porque le damos inmensa importancia a lo que recibimos de lo árboles, de este país, de nuestro amigo.

La raíz de todo conflicto, tanto en nuestra vida personal como en la vida social, yace en este proceso del ego en la conciencia humana. El ego es esencialmente un mendigo, siempre pidiendo algo para sí mismo en cada relación. De allí surge lo que nos gusta y lo que no nos gusta, la división y por lo tanto el conflicto. Debemos averiguar si es posible acercarnos a cualquier persona o cosa como un verdadero amigo, sin buscar nada de esa relación. Sólo entonces habrá una relación de verdadero amor en la que no hay división, y por consiguiente ningún conflicto.

 

 

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