Vol. 133 - Número 12 - Septiembre 2012 (en Castellano) |
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El libreto interno
INDRAJIT BANDYOPADHYAY Enseña en el Departamento de Inglés en una universidad de Bengala Occidental, India
Cuanto más avanza nuestra civilización, más nos damos cuenta que a pesar del progreso tecnológico, estamos repitiendo el pasado en un proceso cíclico sin fin. De lo contrario no podemos explicar la mentalidad primitiva que funciona en todas las esferas de la actividad humana. La evolución nos ha dado un nuevo cerebro, el cortex cerebral con un lóbulo frontal desarrollado, que nos diferencia de otros seres vivos y también de nuestros ancestros primitivos. Pero ¿hemos logrado realmente la habilidad de aprovechar todo el potencial de un nuevo cerebro? ¿Qué nos mantiene carentes de poder? Como Paul MacLean nos hace creer, (investigador del cerebro en el Instituto Nacional de Salud de EEUU, que le dio al ‘sistema límbico’ su nombre), la evolución nos dejó no con un cerebro en nuestro cráneo, sino con tres. Son el cortex, el sistema límbico (el cerebro del mamífero) y el cerebro reptil. La parte más antigua del cerebro humano se conoce como el ‘cerebro reptiliano’. Es el remanente más obvio de nuestra historia genética reptiliana. Si el cerebro reptiliano domina, con los otros cerebros mayormente desconectados, comenzamos a actuar como reptiles: rígidos, territoriales, jerárquicos, con muy poca voluntad o habilidad de adaptarnos a situaciones nuevas. Insistimos en apegarnos al modo en que siempre hemos hecho las cosas, ya sea que esos modos funcionen o no. Actuamos con ‘el automático’. Desde una perspectiva religiosa, estar totalmente con ‘el automático’ es esclavitud hacia la naturaleza y por lo tanto es limitación. Citando un artículo de Internet, por lo menos cinco formas humanas de comportamiento se originan en el cerebro reptiliano. Sin definirlas, simplemente diré que en las actividades humanas encuentran expresión en: 1) Comportamiento obsesivo-compulsivo 2) Rituales personales cotidianos y actitudes supersticiosas 3) Conformidad ciega a viejas formas de hacer las cosas. 4) Repetición ceremonial 5) Reverencia a lo precedente, como en asuntos legales, religiosos, culturales y otros. 6) Respuesta a representaciones parciales, ya sean vivas o inanimadas 7) y todo tipo de decepción El nuevo mito científico sobre el cerebro reptiliano repite la visión Purânica del Señor Siva como el Purusha esencial, cuya grandeza yace en su potencial para domar serpientes alrededor de su cuello y absorber su veneno. El mito cristiano de Satán como quien tienta a Adán y Eva, con forma de serpiente, es otro buen ejemplo donde la sabiduría antigua considera al ‘reptil’ como quien arruina la inocencia y es quien causa el mal. Es la mente reptiliana que opera por debajo la que nos mantiene esclavizados a acciones, rituales, juegos y pasatiempos repetitivos. Es la gran amenaza a la creatividad, a una nueva vida, a lograr nuestro propio y verdadero ser. Por lo tanto, el autor del libreto y el director del drama en el escenario de la mente, está adentro de nosotros. Es parte de nuestra naturaleza, y tiene una manifestación doble. Una, nuestra mente oscura e inconciente, ya sea individual o el ‘inconciente colectivo’, ya sean nuestros impulsos o instintos naturales respecto a los cuales no se puede saber mucho más de modo conciente. Y segundo, la inteligencia conciente, que sin embargo sirve al inconciente. La Naturaleza ha tejido una red como la araña. Esto está representado alegóricamente en los Upanishad-s. En el Mundaka Upanishad el vidente dice: “Como la araña lanza su hijo y atrae con él, como las plantas crecen sobre la tierra, como en todos los hombres crece el pelo en la cabeza y en el cuerpo, así todo surge aquí de lo Indestructible”. Luego vienen los agentes humanos como productos de la naturaleza con el propósito singular de perdurar. Lo interesante aquí también es que ambos, el ‘dirigente’ y el ‘dirigido’ quieren sobrevivir, pero en diferentes dimensiones de la existencia, de acuerdo a su percepción de la realidad. Los agentes humanos de la clase dirigente tradicional, ya sea en el campo de la política, la cultura o el comercio, crean una red. También ellos son arañas, pero irónicamente atrapadas en su propia red, aunque están lo suficientemente engañados como para considerarse libres mientras posean ‘oro y mujeres’, como dice Ramakrishna. Esto se puede traducir como ‘posesiones, placer y poder’. Los agentes humanos como ‘dirigidos’ son atrapados en la red, voluntaria e involuntariamente para que puedan vivir ‘felizmente’. Esencialmente no existe diferencia entre el ‘dirigente’ y el ‘dirigido’, el ‘padre’ y el ‘hijo’. Ambos quieren ‘posesiones, placer y poder’ para su propia supervivencia perceptiva. Existe una semejanza sorprendente entre un libreto psicológico y uno teatral. Ambos tienen un reparto prescripto de personajes, diálogos, actos y escenas, temas y argumentos, que se dirigen hacia un clímax y finalizan con una cortina. Un guión psicológico es un drama que un individuo desempeña compulsivamente, aunque su conciencia de ese libreto pueda ser vaga. Como los dramas, el guión de una persona puede parecerse a una novela, una aventura salvaje, una tragedia, una saga, una pantomima, un romance, una comedia alegre, o una obra aburrida. Sea lo que sea, a menudo es arquetípica. Como Shakespeare lo expresó: “todo el mundo es un escenario”, el drama de la vida comienza con el nacimiento. El guión original comienza en la conciencia del yo o en el nacimiento del ego, con una conciencia de ‘yo/otro’, una distinción polar. Esto se ha descripto alegóricamente en el Brhadâranyaka Upanishad en el episodio del nacimiento de Brahmâ. Luego viene el libreto social. Las instrucciones del guión están programadas en el estado infantil del ego por medio de transacciones entre los personajes de padres y de hijos. A medida que los niños crecen, aprenden a desempeñar roles arquetípicos: héroes, heroínas, villanos, víctimas, y salvadores, e inconcientemente buscan que otros desempeñen roles complementarios. Esta ‘posición emocional central’ es el director del guión. Entonces, ¿cuándo nace el director? L. S. Kubie en su ‘proceso neurótico como foco de la investigación fisiológica y psicoanalítica’ expresa: “temprano en el vida, a veces dentro de los primeros meses y en otras más adelante, frecuentemente se establece una posición emocional central … se convierte en la posición efectiva hacia la que ese individuo tenderá a regresar automáticamente por el resto de sus días. Esto a su vez puede ser o la mayor protección o la mayor vulnerabilidad de su vida”. Respecto a la fuente neurológica de guiones o narrativas, Kay Young (UCSB, inglés) y J. Jeffrey L. Saber, MD (UCLA, Neurología), dicen en su ‘La Neurología de la Narrativa’, que avances recientes en neurociencia cognitiva sugieren que la creación de la narrativa en el sistema nervioso central es conducida por una red neuronal distribuida de forma regional. Pero a pesar de toda ‘incredulidad’ cerebral, ¿podemos realmente liberarnos a nosotros mismos del control de guiones o meta-narrativas individuales? ¿Podemos cambiar el paradigma con nuestros propios esfuerzos? La respuesta de la mayoría es generalmente obvia, y también lo es la pregunta “por qué no podemos?” o “¿por qué sólo puede una minoría?” Irónicamente, nuestra frustración sólo fortalece el guión, que tiene su origen en la carencia de poder y en un mayor deseo de posesiones, placer y poder. Posesiones, placer y poder es el ‘Ciervo Dorado’ que nunca se puede capturar, pero es lo suficientemente fuerte como para hacer que incluso Ramachandra corra tras él. Esta ‘catástrofe’ final ya está escrita en el guión, aunque los ‘dirigentes’ o los ‘padres’ prefieran que sea de otro modo. El inculcar en el ‘dirigido’ una fidelidad al guión de por vida, o más precisamente al guión de que “Estoy bien”, es el secreto del éxito de los ‘dirigentes’, y vivir en la ilusión de que ellos pueden real y perpetuamente disfrutar de las posesiones, el placer y el poder, perpetuando su deseo de regir. El dirigente y el dirigido son por lo tanto, partes de un ‘paradigma’. Ambos son ‘niños’ por naturaleza, que viven en una ‘felicidad ignorante’. T. A. Harris, famoso por el análisis transaccional, pide trascender desde la posición emocional, central y común del “yo no estoy bien-tú estás bien” hacia el “yo estoy bien-tú estás bien”; él dice en su reconocido libro Yo estoy bien – Tú estás bien: “La cuarta posición de yo estoy bien – tú estás bien, puede incorporar posibilidades todavía no experimentadas que existen en las abstracciones de filosofía y religión … (esta) posición se basa en el pensamiento, la fe y la posibilidad de la acción”. La Neurociencia confirma que la importancia de cualquier guión, sea lo que sea, no continúa porque su base neuronal no está equilibrada. Stephen S. Hall, en su artículo en Internet “Viaje al centro de mi mente” dice que no hay un centro de actividad, sólo hay estaciones en un circuito, parpadeando entre sí en milisegundos, arremolinándose en alguna comunión neuronal misteriosa”. De modo que sea cual sea el guión que opera en la mente, ya sea del ‘dirigente’ o del ‘dirigido’, ciertamente se puede cambiar. Los ‘dirigentes’ definitivamente no lo cambiarán. ¿Puede entonces cambiarlo el ‘dirigido’? La esperanza dada por los pensadores occidentales es grata. Sus pensamientos pueden ser precursores de un cambio de paradigma, que suceden silenciosamente en la vida y en el vivir occidental. Pueden parecer nuevos para los occidentales pero ¿tienen sus pensamientos algo nuevo para nosotros? Sage Ashtâvakra, en respuesta a las preguntas del Rey Janaka, expresó: “Si uno piensa sobre sí mismo como siendo libre, uno es libre, y si uno piensa de sí como limitado, uno está limitado”. Aquí es verdad el refrán: “El pensamiento lo origina”. O podemos decir “como ‘escribes el libreto’, así lo interpretas”. Encontramos el eco de las mismas palabras en Sri Ramakrishna: ‘Alguien que dice, “no puedo ser libre”, realmente no puede ser libre. Alguien que tenga un ego de libertad se vuelve libre, alguien con un ego de esclavitud, permanece así. Quien ejercita la voluntad y dice “Soy libre”, ciertamente logra la libertad. Quien dice reiteradamente “Soy esclavo”, en eso se convierte’. Sri Ramakrishna nos advierte que ‘es un esfuerzo inútil tratar de cambiar nuestro guión esencial a la fuerza’. Él realmente advierte contra cualquier auto-decepción y desilusión posible. Que podemos ser capturados por otra narrativa o guión en un esfuerzo duro por escapar de un escenario, no escapa a su vigilancia. Él lo expresa simplemente: “miles de auto-análisis no matarán al ego!”. El clímax final de derrotar completamente la yoidad está más allá de cualquier guión o no-guión de voluntad conciente. Quien vive una vida social está destinado a ‘ensuciarse’ porque no podemos permanecer completamente libres de la atracción de la ‘posesión, el placer y el poder’. La libertad o la esclavitud están en la mente. A pesar del desafío de ‘posesiones, placer y poder’, él exige la libertad de la mente. Con mucha anterioridad Sri Krshna dijo: “No seas cobarde, Oh Arjuna, porque no te beneficia. Elimina esta debilidad banal de tu corazón y ponte de pie para la batalla” (II,3). Por lo tanto nuestra responsabilidad en la actualidad es doble. Debemos liberarnos a nosotros mismos de los dos grupos de control-paradigmas. Uno está hecho por el hombre, y el otro por la naturaleza. La primera batalla contra el control reptiliano es básicamente una batalla psico-intelectual, que ha de ser ganada cultivando la práctica del pensamiento positivo. Es un viaje a un desarrollo equilibrado hacia la evolución del lóbulo frontal, y por esto, la voluntad de cambiar es muy necesaria para ayudarle al guión evolutivo de la naturaleza, en vez de esperar pasivamente. La segunda batalla y la más importante, se desarrolla en el campo de batalla del ‘kurukshetra’ del yo, contra el deseo de ‘posesiones, placer y poder’.
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