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El Teósofo - Órgano Oficial de la Presidenta Internacional de la Sociedad Teosófica
Vol. 129 - Número 8 - Mayo 2008 (en Castellano)

 
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La paz mental,

la única solución permanente

 

Samdhong Rinpoche

 

El Ven Prof. Samdhong Rinpoche, Primer Ministro del Gobierno Tibetano en exilio, fue Director del Instituto Central de Altos Estudios Tibetanos, Sarnath, Varanasi, y es miembro vitalicio de la S.T.

Preguntas de la Sa. Trân-Thi-Kim-Diêu en el Congreso Europeo de la S.T. en Helsinki, 16 de julio 2007.

 

 

P: La paz en el mundo, entre las naciones y entre la gente, ¿tiene alguna relación con la paz mental?  Y ¿cómo alcanzamos la paz interna?

 

SR: Si observamos la historia más cuidadosamente, un noventa y cinco por ciento del tiempo, la humanidad ha permanecido en paz, y un cinco por ciento han sucedido guerras.  Los historiadores y los periodistas de la actualidad buscan algo diferente; a las cosas usuales no se les presta ninguna atención.  Cuando los periodistas están siendo entrenados, se les enseña que un perro que muerde a un hombre no es noticia, porque es común.  Un hombre mordiendo a un perro, ¡eso sí es una verdadera noticia! En la historia de las naciones, las guerras son ocasionales e inusuales, no son naturales para la humanidad.  Por lo tanto los historiadores han escrito más sobre ellas.

   Por supuesto, todos los conflictos son manifestaciones de conflictos internos.  Esto es aceptado ahora incluso por las Naciones Unidas, aunque asegura ser muy laica.  No aceptan ninguna forma de pensar espiritual o religiosa, pero también afirman que las guerras comienzan en la mente humana.  A menos que erradiquemos el odio, la ira, y otras emociones negativas, las guerras, la lucha y la violencia no se podrán detener.

   Todas las tradiciones religiosas hablan sobre el método, el sistema, o el modo de alcanzar la paz mental.  Desde el punto de vista budista, la causa raíz de todas las emociones negativas es la ignorancia de la Realidad o la Verdad.  A menos que se elimine la ignorancia, no podremos erradicar las emociones negativas. Se pueden suprimir o reducir durante algún tiempo, pero regresarán a menos que eliminemos su causa raíz o ignorancia, de nosotros mismos y de los demás.  En gran medida comprendemos mal al yo.  Consideramos que el yo es una entidad independiente, por su propia naturaleza, y no comprendemos el concepto de origen interdependiente. Todo se construye por medio de un proceso interdependiente, que nos da la apariencia de un yo, y al no saberlo, tomamos al yo como una entidad independiente, diferente de los demás, dando como resultado el egoísmo y la auto-promoción.

   ¿Cómo podemos conocer este yo? Esto requiere una práctica doble: disciplina y concentración, y por medio de ambas se puede despertar la sabiduría. Nuestra mente está diseminada entre los objetos externos, y no es capaz de concentrarse o de mirar hacia el interior. Por lo tanto, necesitamos una mente verdaderamente concentrada, y para lograrlo precisamos disciplina externa: cómo comportarnos, cómo comer, cómo dormir, y cómo relacionarnos con otros.  Esta disciplina también se llama sila, la que ayudará a la mente a serenarse.  La meditación concentrada o samâdhi y la meditación analítica, o vipassanâ, se pueden lograr por una práctica constante. Por la práctica, la mente meditativa se puede concentrar en un objeto por un periodo de tiempo de cualquier duración. Entonces las cosas se ven sin distorsión, como son: “Tú eres eso”, sea lo que sea.  En ese momento, ver el yo es disolver el yo.  Cuando vemos el yo, no hay una entidad independiente llamada ´yo´, y por lo tanto todas las emociones negativas se eliminan, se erradican, y se puede lograr la paz mental.

 

P: La comprensión parece ser la base de la armonía. ¿Puede decirnos cuál es la naturaleza de la comprensión?

 

SR: La naturaleza de la comprensión es ver las cosas como son.  El hecho de ver las cosas no debería estar distorsionado o sofocado por el proceso del pensamiento. Nuestra mente está profundamente condicionada por el proceso del pensamiento, lo que nos impide ver las cosas como son.  El pensamiento llega con una imagen, un nombre; no toca la cosa, la entidad que estamos mirando.  Allí hay flores bellas, mi consciencia visual puede tener contacto directo con la belleza de las flores y no hay distorsión, esto es percepción directa; puedo verla.  Pero el pensamiento interfiere con un nombre, una imagen:  esto es una flor roja, esto se llama flor, o en otro idiomas se denomina de este u otro modo, esto es rojo, esto es amarillo, esto es grande, esto es pequeño, todo tipo de otras cosas llegan con el pensamiento.  La consciencia conectada con las flores fluye, se mueve; las flores están cambiando de instante en instante; la consciencia está cambiando de instante en instante, pero el pensamiento se apega al pasado.

   Cuando percibimos una flor, inmediatamente surge una imagen en la mente;  luego, si nuestros ojos están cerrados o si la flor se elimina, la imagen permanece.  La imagen no es la flor, el nombre no es la flor, pero el pensamiento mezcla o confunde la imagen con la realidad;  y esa imagen nos impide tener una relación pura y real con lo demás.  Tenemos afecto, amor por un amigo, pero somos incapaces de ver ese amigo como él o ella es realmente.  Tenemos una imagen de un amigo en nuestra mente y amamos la imagen;  u odiamos a alguien que no conocemos, pero hacemos una imagen en nuestra mente de esa persona y lo odiamos.

   De modo que no somos capaces de comunicar. Alguien dice algo y escuchamos y comprendemos según nuestras limitaciones y condicionamientos.  No somos capaces de escuchar sin la interferencia del pensamiento, de nuestra imaginación, de las imágenes, palabras, nombres, etc.  Krishnamurti solía decir: “¿Pueden escuchar, pueden ver?” Es una pregunta importante.  No somos capaces de escuchar las palabras de otra persona.  Cuando escuchamos algo, inmediatamente lo interpretamos según nuestro propio condicionamiento.  Una vez que ese condicionamiento se deje de lado, podremos escuchar y comprender a los demás, pero esto no es fácil.  Todo el proceso espiritual consiste en eliminar el proceso del pensamiento y restablecer el contacto directo con el sujeto.  Cuando podamos eliminar nuestras propias limitaciones del pensamiento, cuando podamos escuchar a los demás, y ver su punto de vista, tendremos una comprensión real.

   De modo general, si no se dice nada sobre el condicionamiento o algo negativo, o sobre la ignorancia o algo similar, incluso si hablamos un lenguaje común, tenemos muchas presunciones y prejuicios. Incluso una afirmación se puede interpretar de muchos modos diferentes; una oración se puede interpretar o comprender de forma distinta por personas de diferentes países según sus propias necesidades particulares o fines egoístas.  Con tales prejuicios y errores, la comprensión es muy difícil. Cuando tengamos una mente libre sin ningún prejuicio, u error, sólo una mente objetiva y libre, podremos comprender.

 

P: ¿Puede el yo personal escuchar y comprender?

 

SR: Cada yo personal podrá escuchar y comprender, si la persona no está bajo la influencia de prejuicios o de una mente condicionada. Si la mente es abierta e incondicionada, entonces podrá escuchar.  Los prejuicios son muy sutiles.  Es difícil reconocer prejuicios y condicionamientos, pueden surgir de la sociedad, de la educación, de la información, de nuestra propia experiencia.  Cada día pasamos por muchas experiencias que causan profundas impresiones o condicionamientos en la mente.  Pero debemos comprender el condicionamiento, salir de él, escuchar con una mente libre, y entonces podremos escuchar realmente.  Ese es un pre-requisito, y también es posible con algo de práctica.  Podemos dejar todo de lado, todos los recuerdos, todo el conocimiento, todos los pensamientos, y con una mente absolutamente abierta y fresca podremos escuchar, ver, sentir y, es en ese momento en el que podemos tener comprensión real.

 


 

 

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